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Alcira Argumedo: “La Hidrovía Paraná-Paraguay es una vena que sangra”

Soledad Sgarella y Verónika Ferrucci

Foto: Paralelo 32

Al Paraná / Yo no sé nada de ti… / Yo no sé nada de los dioses o del dios de que naciste / ni de los anhelos que repitieras / antes, aún de los Añax y los Tupac hasta la misma / azucena
/de la armonía / nevándote, otoñalmente, la despedida / a la arenilla.

Juan L. Ortiz

Aún cuando esta nota surge porque, el próximo viernes 30 de abril, se vence la concesión del servicio de dragado, balizamiento, señalización y del cobro de peajes de la Hidrovía Paraguay-Paraná, otorgada al consorcio conformado por la empresa belga Jan de Nul que la administra desde el menemato y la empresa argentina Emepa, hablar de la Hidrovía es hablar de mucho más. Si bien, en principio, hubo un plazo de vencimiento a los 8 años, esto se fue prorrogando, pero, en este pandémico 2021, finalmente, vence la concesión y el debate social no está a la altura. El Consejo de Hidrovía tiene previsto reunirse el próximo 26 de abril, pero, al complejo panorama, se suma la repentina muerte del Ministro de Transporte de la Nación, Mario Meoni, el viernes pasado.

En la agenda pública general -y tal vez, no inocentemente-, hay poco interés o, más bien, mucha desinformación sobre el tema, aunque -vale recordar-, desde principios de mes, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI Somos Tierra) y la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE) vienen manifestándose sobre el conflicto con una consigna clara: “No a la reprivatización de la hidrovía. La soberanía alimentaria es con un río Paraná bajo control estatal”.

Desde La tinta, decidimos conversar con Alcira Argumedo quien, además de ser una de las actuales referentes del tema, es de las pensadoras que ha marcado nuestros trayectos universitarios y políticos. A su libro “Las voces y silencio de América Latina”, muches de nosotres lo tenemos marcado y subrayado, y hemos vuelto sobre él infinidad de veces, convertido en mojón sobre el camino de nuestras formaciones.  Argumedo es socióloga, docente universitaria e investigadora del CONICET, y directora de la Revista Laberinto. Estuvo exiliada en México desde 1978 hasta 1983 y en 2009, fue diputada nacional electa por la ciudad de Buenos Aires por el movimiento Proyecto Sur y reelecta para el mismo cargo en 2013 hasta el 2017. 

Alcira-Argumedo
(Imagen: Radio Nacional)

Fuiste una de las primeras en advertir el peligro que significa para nuestro país y la soberanía nacional que se renueve la concesión de la Hidrovía. Concretamente, ¿cuál es el peligro de que se vuelva a licitar y qué es lo que está en juego?

—No estamos discutiendo sólo sobre la Hidrovía, discutimos un modelo de país, después de 40 años de hegemonía neoliberal en la Argentina. La privatización de los puertos y la hidrovía fue la culminación del plan de Cavallo, el control de los grandes puertos privados por las cerealeras agroexportadoras o por las mineras en la hidrovía, que es la salida del 80% de las exportaciones de la Argentina, permitió el desarrollo de esta impunidad. Lo que estamos denunciando es la magnitud del contrabando que están generando estas corporaciones y que alcanzan los 30 mil millones de dólares anuales. Para que nos demos una idea: en un año y medio, es el préstamo del FMI. El ministro de economía dice que, para bajar la inflación, necesitamos divisas que respalden al país y, de pronto, tenemos 30 mil millones de dólares que se fugan por consecuencia del contrabando. Entonces, si controlaran ese contrabando, no tendríamos los problemas de inflación que tiene la Argentina. La Hidrovía es una vena abierta que sangra.

—Vos denunciás que existe contrabando en la circulación por la Hidrovía. ¿Nos podés explicar cómo es posible que esto suceda? ¿Y de qué tipo de contrabando estamos hablando? 

—Hay diferentes formas de contrabando, una que está comprobadísima es la de las mineras. Por ejemplo: la Minera La Alumbrera perjura en su declaración jurada -y jura por Dios- que exportan tres metales. Pero dos geólogos tucumanos, de la Universidad de Tucumán, Miguel Gianfranco y Guillermo Vergara, analizan lo que se llama “el barro de las exportaciones”, que es, en realidad, lo que se exporta porque los metales no se refinan en Argentina. Analizaron el barro de la minera de Catamarca y comprobaron que, en realidad, no hay solo tres metales, sino que hay 28 metales y que los 25 metales restantes son más valiosos que el oro. Son las llamadas “tierras raras”, que son metales que sirven para la producción de tecnologías imprescindibles en la fabricación de productos tecnológicos de avanzada, desde computadoras y robots hasta misiles. Tienen una gran demanda en Occidente como consecuencia de que casi el 90% de la producción de estas tierras raras las tiene China y Estados Unidos depende en un 80% de la provisión del país oriental. Por eso es que, si China le cerrara las exportaciones, la industria entraría en una era de crisis. En lo que respecta a la Argentina, los geólogos pudieron estimar que el valor anual de ese contrabando es de 8.200 millones de dólares al año.

De la Barrick Gold no hay por qué pensar que es más honesta. Por camiones por la cordillera, se hace contrabando de oro hacia Chile. Por aviones, desde el aeropuerto el Plumerillo, salen cargados de oro de la Barrick que no declaran. Además, vale aclarar las licitaciones bastantes peculiares que existen, por ejemplo, uno de los accionistas de Minera La Alumbrera es Black Rock, que es uno de nuestros principales acreedores, y es quien está robando plata a través del contrabando, y, luego, esa misma plata te la presta y te cobra el préstamo. ¿Se imaginan?

En el caso de las cerealeras y aceiteras, hay dos líneas principales: una es por camiones cargados por tierra, ya sea desde Salta con la producción del Noroeste, que van a Bolivia para, luego, salir como exportación de ese país, o camiones Chaco-Formosa o Corrientes-Misiones que van hacia Paraguay. Se da el hecho milagroso de que Paraguay exporta el doble de la soja que produce, “la multiplicación de los panes”. Otra forma es a través de lanchones que se cargan y van a Paraguay porque las exportaciones son más libres y no pagan impuestos. 

La segunda forma es a través de los barcos que transitan por la Hidrovía, los barcos tienen depósitos de lastre, si querés que el barco baje de la línea de flotación, cargan esos depósitos con agua y, si querés que suba la línea de flotación, descargan esos depósitos. Allí, en vez de agua, lo que llevan son granos, se calcula que entre 1.000 y 1.500 toneladas por barco. Al no haber ningún tipo de control estatal en la Hidrovía, te permite que eso salga perfecto. No es casual el diseño de la Hidrovía, que hace que, en determinado momento, gire 90 grados para entrar en los puertos uruguayos, en vez de seguir en línea recta a través del Canal Magdalena hacia el mar, y los barcos que salen de Argentina hacia el mar salen por el puerto de Montevideo porque ahí no hay control.

Alberto Samid -de quien una puede tener la opinión que sea, pero de carnes sabe- dijo que la subdeclaración en el caso de la exportación de la carne gira en torno al 50/60%… Si acá declaran que hay 3.000, cuando llegan a Chile, son 6.000. Hay que sumar la pesca ilegal de las 200 millas en el sur y, entonces, tenemos los 30 mil millones de dólares de fuga en contrabando por año, que es un desangramiento constante. 


De alguna manera, este tipo de saqueo que se ha venido produciendo en la Argentina es la causa de que, en estos 40 y pico de años desde la dictadura hasta acá, más la deuda y el desastre que hicieron con las empresas privadas, pasamos de ser la sociedad más igualitaria de América en 1974 -más que EE.UU., con un 6% de pobreza- a tener más del 50% de la población bajo la línea de pobreza. La magnitud de este saqueo impide cualquier posibilidad de estabilización económica. 


Y hay otro tema más de contrabando que no podemos ignorar: por ejemplo, en febrero, en el puerto de Hamburgo, en Alemania, se detectó un cargamento de 16 toneladas de cocaína que iban en tarros de pintura, cuyo origen eran puertos de Argentina. Alemania considera que Argentina es el principal emisor de cocaína a Europa de toda América Latina. 

—¿Cómo hace el Estado para controlar la Hidrovía y este nivel de contrabando? ¿Cuál es la salida? 

—Se necesita la voluntad política para la conformación de una empresa pública federal con participación de las provincias y participación de los trabajadores aceiteros, exportadores, etc., y un fuerte control social para evitar la corrupción. Parece que ahora han decidido prorrogar por un año la licitación para ver qué se va hacer con la concesión y esto ya es un paso, porque hubiera sido una barbaridad que se volviera a convocar la privatización como si nada pasara. Esto significa que, por lo menos, parecieran estar dispuestos a empezar a debatir. 

Lo que pasa es que, en nuestro país, está descalificado el trabajo de las empresas públicas y algunas fueron sometidas a discusión, pero te digo un ejemplo, un modelo de empresa pública absolutamente viable y de avanzada como es INVAP, la empresa pública que es provincial y nacional, productora de satélites, empresa que no pudieron destruir con el neoliberalismo. Los últimos satélites que ha lanzado al espacio los han colocado entre los ocho países más importantes en este tema: EE.UU., China, Rusia, Francia, Inglaterra, Alemania, Corea del sur y Argentina. 

Hidrovía-Paraguay-Paraná
(Imagen: Agencia Tierra Viva)

—Hay un argumento desde muchos sectores y repetido por algunos medios de comunicación que dice que las actividades de dragado solo la pueden hacer algunas empresas extranjeras porque tienen maquinaria que aquí no tenemos y que son muy caras. 

—Eso ya era un discurso desde la dictadura militar, con la propaganda de la silla nacional que se rompía y las importadas eran más baratas y de mejor calidad. Ese es el discurso neoliberal. El Astillero Río Santiago ha creado grúas e infraestructuras navales importantísimas, vos podés alquilar la maquinaria por unos años hasta que el astillero te fabrique otra. Tenés trabajadores especializados en balizamiento que estarían dispuestos a trabajar y barrenderos que pueden llevar mayor control. 

—¿Creés que podemos avanzar hacia otro modelo? ¿Ves esperanzador el panorama?

—Es clave tomar conciencia de que la pandemia hizo estallar, profundizar, una crisis del neoliberalismo que ya se estaba dando también en los países centrales. Inglaterra con el brexit, Francia con los chalecos amarillos, Italia y Alemania con la caída de nivel de vida y el incremento de los grupos neonazis y neofachos; España, una crisis económica; Estados Unidos tuvo que dejar la apertura irracional y volvió al proteccionismo. Antes de la pandemia, ya tenías crisis en América Latina en Colombia, Ecuador, Perú, Chile y en Argentina. El modelo chileno, que era el ejemplo, mirá cómo estalló por todos lados el año pasado. El neoliberalismo no da para más y esto lo están diciendo. Incluso, es significativo que haya un libro de Klaus Schwab, que es el organizador y motorizador del foro económico, que se llama “COVID-19: el gran re inicio” y que expresa una necesidad de tomar conciencia de las falencias que tiene el capitalismo y una necesidad de transformación. O sea, toman conciencia de la crisis, pero, por supuesto, después, las medidas y propuestas de solución, te imaginás que son a su medida, pero reconocen que hay una crisis y eso es notable.


El neoliberalismo acá nos ha llevado a una destrucción económica y social de gran magnitud, pero vos llegás a decir eso y se escandalizan, y no se está teniendo un debate serio acerca de cómo estamos parados en el panorama internacional, en las disputas de las potencias. ¿Qué pasó que, mientras occidente, en estos 40 años, entró en decadencia -como nos pasó a nosotros, que pasamos del 6 al 50% de pobreza-, China (sin desconocer el carácter despótico del sistema político), en términos económicos, pasó de ser un pobre país del tercer mundo a ser una potencia mundial? ¿Cuáles fueron las razones económicas de eso? ¿Por qué no empezamos a pensar que a ellos les fue bien?


El único modelo exitoso en todo occidente de países centrales o periféricos que, a lo largo de 14 años, logró un crecimiento sostenido del 4,5% anual, con una inflación de 1,3%, fue Bolivia con un modelo mixto de control público de recursos estratégicos, de comercio interior y de áreas claves. Sacó al 30% de la población de la pobreza. Ese es el debate que tenemos que tener.

—Es un recurso geopolíticamente estratégico en el futuro… 

—Pensando desde la crisis ambiental que afrontamos, hay proyecciones que señalan que, si las guerras del siglo pasado fueron por petróleo, las de este siglo serán por el agua y Argentina es uno de los países que tiene recursos estratégicos hídricos muy ambicionados por diferentes países: el Acuífero Guaraní, la Cuenca del Plata, los glaciares, los ríos que vienen desde la Cordillera, la Antártida misma.

La carencia que veo es que no estamos en un debate serio, hay desconocimiento y desinformación, y eso es intencional, porque la información es poder. Y acá, de lo que se trata es de parte de los grandes sectores económicos que han dominado en los medios de comunicación y no dan poder a la sociedad a través de la información. 

Publicado originalmente en La Tinta

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