En la tarde de ayer vecinos de Carrizalillo, un pueblo situado en el límite de los municipios Eduardo Neri e Iguala, del Estado de Guerrero, encontraron dos nuevas fosas clandestinas, “a un kilómetro del pueblo, cerca de la localidad de Mezcala”, según anuncia la agencia Quadratin. Según esta fuente, los pobladores aseguran que tienen detectados otros tres puntos en donde sospechan que hay más fosas clandestinas, así como tienen otros luagres en donde fueron depositados cuerpos sin enterrar. El hallazgo fue confirmado a Sergio Ocampo, corresponsal de La Jornada en Chilpancingo, por el comisario de Carrizalillo, Nelson Figueroa, que afirmó que fueron seis los cuerpos encontrados.
Cuatro días atrás, el 31 de octubre, según información de Quadratín, los pobladores de esa localidad encontraron la primera de las tres fosas, en un punto conocido como Los Cazahuates, en las que “descubrieron dos mandíbulas y huesos de diferentes partes del cuerpo humano, que entregaron al Ministerio Público”.
Al día siguiente, tras ese primer hallazgo, los vecinos de Carrizalillo sugirieron a los padres y familiares de Ayotzinapa que se trasladaran allí, a participar en las búsquedas. Según informa el reportero Sergio Ocampo, los vecinos del lugar “recordaron que el 26 y 27 de septiembre del año pasado hubo movimientos inusuales de maquinaria y camionetas en diversos puntos de Carrizalillo”. Esa presunción fue refrendada por un dato cosechado por los mismo vecinos, tras un confuso episodio ocurrido el 28 de octubre, que incluye a la Policía Federal, al representante de los ejidatarios de Carrizalillo y a un representante de la minera canadiense Gold Corp, que explota unas dos mil hectáreas entre los cerros de Guerrero, de donde extrae oro, plata, cobre y zinc en dos grandes minas llamadas Los Filos y El Bermejal.
Según reportea Laura Reyes para CNN, el miércoles 28 de octubre, el Comisionado Nacional de la Policía Federal, Enrique Galindo, informó que los pobladores de Carrizalillo habían retenido a nueve efectivos de la policía federal durante aproximadamente 15 horas, que los efectivos no estaban lastimados y que se mantenía un diálogo respetuoso con los pobladores que solicitaron la intermediación tanto de la Comisión Estatal de derechos humanos (CEDH), como de la Nacional (CNDH). Según esa misma fuente, elementos de la Secretaría de la Marina Armada de Mexico (Semar) y del Ejército Mexicano se habían trasladado ese día al poblado.
La pista de Ayotzinapa. Hay dos rutas que comunican Iguala con Carrizalillo. Una, directa, en la que se demora poco más de una hora yendo hacia el sur por la ruta 95. La otra, que se desvía por Cocula, demora dos horas siempre en la misma dirección. A la altura del río Balsas, hay que desviarse hacia el poblado, que no está sobre la ruta sino hacia adentro, pasando por delante de las explotaciones de la Gold Corp, siguiendo un camino que no está pavimentado.
El 15 de Octubre de 2014, a menos de 20 días de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa, ya corría el rumor de que en ese punto había habido movimientos inusuales en la zona. Según un testimonio reporteado entonces por Ricardo Mendoza para la Vanguardia: “Nos han dicho que poco después de que sucedió el secuestro en esa zona hubo un movimiento inusual, que de pronto llegaron muchas camionetas sospechosas, muchas negras y típicas de las que usa el crimen organizado, además de algunas pick up, expresó un informante anónimo”.
Seis días más tarde, el 21, la Policía Federal, la Gendarmería y la Marina realizaron un operativo en Carrizalillo: durante ocho horas allanaron decenas de casas de la comunidad. “Hubo testimonios de abuso policial. Los efectivos nunca les mostraron autorización para el cateo de sus casas, de las que se llevaron cuanto pudieron y detuvieron a diez personas”, según reporta La silla rota, que en la tarde de ayer, publicó un reportaje que resulta clave para comprender la dinámica de la localidad y cómo fue posible que los vecinos accedieran a la información sobre los enterramientos clandestinos*. Según el reportero Ocampo, de Chilpancingo, tras ese episodio “los casi cien pistoleros al mando de Guerreros Unidos que estaban en la localidad, huyeron de la demarcación desde ese día”.
La ruta de la información. Carrizalillo es un pueblito que básicamente vive de su relación con la Gold Corp, que practica con ellos una fórmula de explotación perfecta. Hay 176 ejidatarios que le rentan sus tierras para la explotación minera, la minera les paga según la extensión de sus tierras y les ofrece la posibilidad de trabajar para ellos.
Siempre según el reporte de la Silla Rota, el episodio del 28 de octubre referenciado por los pobladores, comenzó cuando el Comisario Ejidal de la localidad, Ricardo López García, fue secuestrado por policías federales mientras iba con una serie de documentos a las oficinas de Gold Corp, “que reflejan los acuerdos económicos de la empresa con la población”. Según testimonió Figueroa, el comisario de Carrizalillo, – que denunció el episodio en la pgr de Chilpancingo –, el ejidatario comprendió que al revisar las cifras estampadas en los documentos, los policías pensaron que estaba lavando dinero. Cuando la gente del pueblo comprendió la movida policial, se organizó y supero en número a los federales, reteniéndolos. “Eran nueve policías y un civil, un hombre joven que acompañó a los policías en una de las patrullas todo el tiempo, pero que vestía una camisa con las siglas de la corporación”, según el reporte de la silla rota. Es a partir de ese episodio que los pobladores de Carrizalillo logran confirmar la ubicación de las fosas clandestinas que han desenterrado durante los últimos cinco días.
La Búsqueda. El día 2 de noviembre, Mario Vergara, integrante del grupo “Los otros desaparecidos de Iguala”, una organización de familiares de personas desaparecidas en las inmediaciones de esa localidad en los últimos años, explicó en una entrevista hecha por Denise Maerken para Radio Fórmula que “son más de 400 familias que forman el grupo, pero ya nomás no solo las familias de Iguala, sino de todo el país, porque las víctimas no tienen fronteras. No sabemos quiénes pueden estar enterrados en los cerros de Guerrero”. Vergara sostuvo en la radio que un anónimo señaló esa zona hace meses, que reportaron el dato al Ministerio Público de Iguala, pero que la respuesta que recibieron fue que “no podían entrar en esa zona porque está muy caliente y corren mucho riesgo”. “Nosotros nos preguntamos, ¿quién nos podrá ayudar? Queremos ir a escarbar desde que nos llegó el anónimo, pero no nos dan la seguridad y corremos mucho riesgo de que nos vayan a matar. Nos dicen que no pueden entrar ni con elementos de seguridad. Digo yo, cuando hemos ido a las marchas en la ciudad de México, hay muchos elementos de seguridad ¿por qué no rodean el cerro y nos dan permiso de entrar?”. Según reportan diversos medios, integrantes de la división táctica y Científica de la policía federal, agentes del Ministerio Público de la Federación y de la Coordinación de Servicios Periciales de la PGR se trasladaron a la zona identificada y ubicada por los pobladores para comenzar con el levantamiento de los hallazgos.
“Quisiera decirle a todo México que el mismo gobierno desaparece a nuestros desaparecidos, porque nadie quiere tocar ese tema, tal parece. Quisiéramos encontrar a nuestros familiares, hemos hecho todo, nos hemos ido al campo a escarbar, le pido a todo México que nos ayude con este tema de los desaparecidos, porque si no hacen caso ahorita y no nos apoyan, el día de mañana puede ser un familiar de ustedes el que esté desaparecido. No nos dejen solos en esta lucha”, concluyó Vergara en la entrevista que le realizaron el Día de Muertos.
* El reportaje completo sobre este episodio puede leerse en: http://lasillarota.com/la-maldicion-de-un-pueblo-llamado-carrizalillo#.Vjm1ktIvfIV
