Ahed Tamimi, rebelde con causa

Darcy Borrero Batista

La adolescente palestina llegando a una conferencia de prensa junto a su madre Nariman (derecha) en su pueblo natal. Foto: El Clarín

Entró a la prisión israelí de Hasharon con 16 años, un cabello rizado abundante, al descubierto, y la rebeldía diseminada entre sus pertenencias. Ocho meses transcurrieron desde ese día hasta el último domingo de julio, cuando la palestina Ahed Tamimi, ahora de 17 años, recuperó su libertad de manos de los ocupantes israelíes.

Con ella Palestina encontró lo que hace mucho los medios de comunicación no dejan ver sobre aquellos lares: rebeldía, más allá de la resistencia.

La adolescente no se quedó de brazos cruzados ante el maltrato a los suyos. El video donde aparece en franco descontento con la violencia israelí hacia sus hermanos, fue exhibido como trofeo de guerra, como si responder a la violencia tuviera que ser, en este caso, un ejercicio pacífico y no un acto de rebeldía.

Por su manera de actuar no es posible hablar de lo simbólico como algo común. En una franja cada vez más delgada, Tamimi se levanta del modo en que lo hacen las banderas y mientras algunos quieren hacer ver que tocan el piso, los aires de lucha verdadera las hacen elevarse en busca de lo más alto del asta.

Su rostro adolescente emerge entonces como un desafío al status quo, aunque el régimen israelí busque asirse del asta sin otro límite que arriar definitivamente la bandera palestina y quedarse con el territorio al otro lado de la línea.

Trasladar la embajada de Estados Unidos a Jerusalén, la capital de Israel –un estado concebido para la reivindicación hebrea tras la guerra racista antisemita desplegada por el fascismo– pone a rebullir el conflicto en el que Tamimi surge como voz de una causa humanitaria urgente: el cese de la extorsión a los palestinos, quienes cada vez más se van quedando sin sus tierras, sin su libertad y ni siquiera el derecho a una vida digna.

Desde que fue encarcelada, los videos de Tamimi –el último de ellos abofeteando y propinando patadas a un soldado ocupante en su aldea, la ocupada Cisjordania, y en el primero amenazando con dar un puñetazo a un soldado después de que arrestaran a su hermano mayor– han sido manipulados de muchas formas. Hay quienes los llaman «Pallywood» en tono burlesco y dicen que la adolescente es explotada por su familia, a quien acusan de usarla para intentar provocar a los soldados israelíes.

Entre ambos videos, la diferencia es de varios años. El más reciente fue grabado el 15 de diciembre y el más antiguo cuando Tamimi tenía 11 años.

Tres de cada cuatro palestinos detenidos por Israel son jóvenes y adolescentes. Foto: palestinalibre.org

Pareciera aquel la premonición de este, el aviso de que la muchacha se volvería un ícono de la rebeldía palestina, de la causa de su pueblo y entonces, se nos hiergue humanamente lacerante toda la manipulación mediática que se ha pretendido hacer del caso.

Una pregunta parece imponerse ante el dolor de las imágenes y los hechos. ¿Por qué desvirtuar tanto la imagen de esta joven? Porque pretenden tapar la realidad: el ambiente de odio ha conducido las vidas de niños y adolescentes como esta y, salvo el fin de la ocupación, nada podrá devolverles la infancia, su derecho a ser, pensar y actuar como niños, tomarse un helado, estudiar, jugar, pasear sin la preocupación de que los golpeen y, si responden, los apresen. Porque, digan lo que digan los medios, la idea de posar feliz tomándose un helado, en el caso de Tamimi, la palestina, resulta paradójica.

Luego de su liberación, al llegar a su casa en Cisjordania, no podía más que llorar, mientras sus familiares la abrazaban y besaban. Pero no dudó en decir que «la resistencia continuará hasta que la ocupación termine». Fueron sus primeras palabras, convertidas casi en manifiesto.

Reseñan los cronistas que en ese momento llevaba puesta una pulsera con la bandera palestina y al cuello, una kufiya –el típico pañuelo palestino blanco y negro– con el cual se atavió apenas bajó del vehículo del Ejército encargado de su traslado al paso militar al noroeste de Ramalá (Cisjordania). Más tarde, en el patio de su vivienda, dijo frente a la prensa: «Estoy feliz, pero estaré más feliz cuando todas las mujeres palestinas sean liberadas de las cárceles de la ocupación israelí».

Reveló además que uno de sus mayores temores durante el cautiverio era no poder presentarse a los exámenes finales. Por eso, contó, ocupaba su tiempo estudiando en prisión. «No poder graduarme me causaba gran estrés y presión».

Parece que a Tamimi le sobra la esperanza a pesar de todo lo vivido a su corta edad. De cierta manera lo reflejó al decir: «el poder está en la gente y la gente es dueña de su destino y su futuro». A ello respondieron con aplausos sus seguidores.

La joven también mostró su solidaridad con el pueblo beduino de Khan al-Ahmar, pendiente de demolición por Israel, y se negó a contestar preguntas de los medios israelíes. En cambio, agradeció el apoyo mediático recibido durante los meses de prisión y expresó su deseo de que la campaña por su liberación se extienda al resto de los adolescentes palestinos que permanecen en las cárceles de Israel.

Recordemos que esta muchacha fue detenida en diciembre y condenada el pasado 21 de marzo, luego de aceptar un asfixiante acuerdo con la Fiscalía y asumir los cargos de incitación y agresión con agravante, entre otros. Así condenaron la rebeldía con causa de Tamimi. Habría que ver en qué tribunal se condena a los soldados israelíes, los «indefensos» que llevan a la cárcel a estos adolescentes, solo por darles unas bofetadas llenas de dignidad y amor a lo suyo.

En contexto:

– El Gobierno de Israel aplica la edad penal para los palestinos a los 12 años. Además, los niños pueden llegar a estar en prisión hasta cinco años por solo tirar piedras.

– Cada año, entre 500 y 700 niños palestinos de Cisjordania son arrestados e interrogados por las fuerzas israelíes, antes de ser juzgados en juicios militares. La mayor parte están acusados de tirar piedras.

– Desde el 2000, alrededor de 7 500 menores palestinos, a partir de los 12 años, han sido detenidos y juzgados por este sistema judicial.

– Según un informe elaborado por la organización Defence for Children Internacional, en la actualidad un total 210 niños y una niña están presos en Israel, 34 son menores de 16 años.

– Casi dos tercios de los menores y niños palestinos detenidos por el régimen israelí en el año 2017 sufrieron abusos por parte de sus captores, según informe de la organización no gubernamental palestina Military Court Watch.

– El derecho internacional prohíbe, para menores de 18 años, la aplicación de la pena de muerte por delitos cometidos.

Fuente: Darcy Borrero Batista, Granma.cu

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