Al inicio de este gobierno, con el salario mínimo se podían adquirir 9 kilogramos de tortillas y a abril de 2012 con esta misma remuneración los obreros adquieren menos de 5 kilos de este alimento, es decir, 4 kilogramos menos. Del mismo modo, en el año 2000, con el mínimo se podían comprar 61 bolillos, mientras este año sólo alcanza para comprar alrededor de 30, es decir, la mitad que antes.
Un informe del Centro de Análisis Multidisciplinario del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) detalla lo anterior y señala que el empobrecimiento de los trabajadores mexicanos se ha dado por varias vías: la primera por la contención salarial a que ha sido sometida la clase obrera, y la segunda por el crecimiento exponencial de los precios de los productos básicos.
Indica que hoy los trabajadores pueden comprar casi 30 por ciento menos de básicos que al inicio del régimen calderonista, y se ha tenido que incorporar a más miembros de la familia a actividades laborales, a fin de poder llevar alimentos a esos hogares.
El documento añade que en el sexenio de Felipe Calderón el consumo de leche para los obreros que ganan el mínimo se ha reducido a la mitad, por lo que a la par del empobrecimiento se está dando una falta de nutrientes básicos en las mesas de los trabajadores.
Apunta, por ejemplo, que el sector laboral mexicano ha visto caer el consumo de frijol en 417 por ciento; de leche, en 305 por ciento; de huevo, en 193, y piezas de pan en 663 por ciento.
El deterioro de las condiciones laborales y de vida en México se evidencia con la disminución del tiempo en que empresarios y gobiernos obtienen el salario de sus trabajadores. En el país los patrones pagan el salario mínimo con sólo nueve minutos de labor de los trabajadores, indica el informe elaborado por Luis Lozano Arredondo y los economistas Irma Otero, Javier A. Lozano, David A. Lozano, Jaime Vázquez, David Moctezuma y Nubia Conde.
La caída del poder adquisitivo en México ha enfrentado a muchas familias a la necesidad de incorporar a otro miembro de la familia al mercado laboral para poder completar la compra de alimentos y tratar de solventar los gastos de vestido, salud, educación, vivienda y transporte. Esto es porque los obreros requieren ya no de ocho horas de trabajo para adquirir la canasta básica, sino de 25 horas con 21 minutos para poder adquirir los alimentos de la canasta alimentaria recomendable.
También indica que la pérdida acumulada de poder adquisitivo de los salarios es de 72.40 por ciento. En otras palabras, por cada peso que aumentó el salario mínimo en la zona geográfica A, subió 7 pesos el precio total de lo que cuesta la canasta alimentaria.
Al proceso de explotación de los trabajadores del campo y la ciudad se adiciona la subcontratación, modalidad legitimada por los gobiernos y partidos políticos, por lo que no sólo el empresario capitalista no respeta las condiciones laborales, sino que los gobiernos hacen uso de ésta para no otorgar las prestaciones de ley. El Gobierno del Distrito Federal, por ejemplo, tiene una plantilla sindicalizada con 100 mil trabajadores, pero hay 150 mil por honorarios, que fueron contratados directa o indirectamente
, concluye el informe.