Adiós al pibe de Fiorito

Sudestada

De todos los Diego que componen el mito #Maradona (muchos de ellos contradictorios, algunos mágicos, otros cuestionables), nosotros nos quedamos con el de esta foto. Sí, incluso por encima del Diego que nos regaló la Copa en 1986. Nos quedamos con el Dieguito de Fiorito, el Dieguito de Los Cebollitas, el que fue a jugar en diciembre de 1973 a los Juegos Nacionales #Evita a Embalse, Córdoba.

En la foto, un pequeño Diego consuela a Alberto Pacheco, un jugador de Corrientes que ha quedado eliminado del torneo. El mismo Diego contó la historia de esa foto en su biografía: “De ese torneo también hay una foto mía que mucha gente conoce: estoy arrodillado, consolando a un muchacho más grande que lloraba. El muchacho era Alberto Pacheco, jugaba para Corrientes, que había perdido la final contra Entre Ríos. Nos habíamos hecho muy amigos porque papá, como buen correntino, los iba a ver en todos los partidos…”.

En ese gesto mínimo y perdido en el tiempo, en esa mirada que comprende la tristeza del otro y la acompaña en silencio, aunque sepa que ya no hay consuelo, el pibe de Fiorito entendió todo. Entendió de qué se trata este juego, de todo lo que genera y pueda despertar en los pibes y las pibas que lo juegan.

Por eso, a la hora de señalar uno de los Diegos que nosotros bancamos, elegimos al Diego de Fiorito, el que jugaba en el potrero, el que consuela a un amigo, el que pide la pelota y encara para divertirse, aunque tenga hambre, aunque no haya un futuro garantizado, aunque después todo se desdibuje. Ese Dieguito, el de la foto, entendió todo. A ese Dieguito nunca lo vamos a olvidar.

Publicado originalmente en Revista Sudestada

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