Unión Hidalgo, Oaxaca. En el marco de los 58 años de la Resolución Presidencial de 1964 sobre el Reconocimiento y Titulación de los Bienes Comunales del Núcleo Agrario de Juchitán y sus anexos, en uno de ellos, la comunidad agraria de Unión Hidalgo, defensores y comuneros zapotecas realizan la actualización del padrón de comuneros como una lucha por la defensa del territorio.

“No se trata de quitarle tierras a ninguna persona, y tampoco de regalar tierras a nadie, lo que se pretende es administrar las tierras de uso común y gravar las parcelas con hipoteca social”, explicó Edgar Martín Regalado, coordinador de la actualización del padrón de comuneros.

El activista explicó que el padrón de los comuneros de Unión Hidalgo de 1964 era de mil 141 personas, sin embargo, actualmente sólo 100 viven y radican en Unión Hidalgo, por lo que la intención es ingresar a 100 personas más, de las cuales entre 25 y 30 serán mujeres.

Dijo que esta vez, contrario a lo ocurrido en 1964, las mujeres tendrán más participación, porque antes eran menos del uno ciento (viudas de comuneros), y ahora no, serán como defensoras o bien como descendientes de los comuneros, es decir, hijas y nietas.

Recordó que, en el 2010, con la entrada del proyecto eólico “Demex” a tierras zapotecas de Unión Hidalgo se retomó la lucha agraria como defensa del territorio, ante la imposición de este tipo de megaproyectos.

Además, dijo, que a 12 años de esta lucha por la libre determinación, es necesario actualizar el padrón de los comuneros porque posibilita una correcta administración de las tierras agrarias de la comunidad.

Consciente de que la situación no es sencilla, Edgar aclaró que en ningún momento se trata de afectar a nadie, sino que la intención es únicamente la defensa del territorio, y para ello es comenzar con la actualización del padrón.

Como primeras acciones ha caminado ante el Registro Agrario Nacional (RAN), en donde obtuvo la lista de comuneros y en donde a través de una verificación detallada ha observado que el 90 por ciento ya fallecieron, por lo que es necesaria la renovación.

“Lo que se intenta es visibilizar que hay comunidad agraria en Unión Hidalgo, sabemos que dependemos de Juchitán y en ningún momento queremos sobrepasar esa idea, pero sí es importante mencionar que la lucha nuestra la hemos hecho contra los megaproyectos, especialmente contra Electricidad de Francia, que recientemente la Comisión Federal de Electricidad rescindió los contratos”, agregó.

Junto con los activistas Norberto Altamirano y Andrea Manzo aseguran que realizarán esta tarea, que no será nada sencilla, pero se trata de privilegiar las tierras sociales de su comunidad.

Los 58 años como anexo agrario son de lucha

Todos llegaron puntuales, ataviados con sus atuendos tradicionales, los hombres con sombrero y guayabera, las mujeres con sus trajes regionales. Para las mínimas comuneras y comuneros así como para los activistas y defensores de la tierra y el territorio, celebrar más de medio siglo de vida como comunidad agraria es recordar una lucha constante.

La celebración se realizó el pasado 13 de julio en un terreno recién adquirido por los comuneros, quienes a 12 años de lucha nada los detiene, porque aseguran que están haciendo lo correcto para defender su hogar.

Oscar Marín, quién ha dedicado una década como representante de los bienes comunales de Unión Hidalgo, recalcó en la necesidad de defender la tierra, ya no por los que actualmente viven, sino por las futuras generaciones.

“Hoy, a cincuenta años de la persecución y desintegración del último comisariado comunal, con cabecera en Juchitán de Zaragoza, levantamos la voz para decirles a esos intereses propios de un régimen que preferimos olvidar que cortaron las ramas y el tronco, pero no lograron arrancar nuestras raíces”, argumentó.

Recalcó que en el caso de la comunidad agraria de Unión Hidalgo han transitado por la defensa del territorio ante la invasión de pueblos hermanos y el despojo que representa la entrega de miles de hectáreas al sector privado y empresas extranjeras por el tema eólico.

“Nuestra lucha está orientada a garantizar que tengamos vida comunal para adelante, que podamos resarcir los espacios de vida para nuestros hijos y nietos, gracias a quienes a lo largo de esta última década han luchado codo a codo, resistiendo con nosotros desprecios, descalificativos y señalamientos”, dijo.

La celebración concluyó con una misa de acción de gracias y también con una reunión festiva, en la que las y los comuneros comieron y disfrutaron de platillos típicos como lazo de hermandad por la lucha territorial.