Aborto legal: los festejos y la emoción en las afueras del Congreso de Argentina

María Daniela Yaccar

Foto: Bernardino Avila

“Canté, salté, estuve bailando por todos lados, bailé tecno. Fue una fiesta. Me la banqué despierta y estoy muy manija. No me puedo dormir, estoy para todos lados, tipo chispita, necesito hablar de lo que está pasando.” Lara Bragan tiene 19 años, unos mechones lilas y blancos en el flequillo, una campera naranja bien cool y una “manija” que se replica en algunxs de los jóvenes que alrededor de las 6 esperan el resultado de la votación de Diputados en torno al proyecto de legalización del aborto. Algunos manifestantes están totalmente compenetrados en las pantallas que transmiten los discursos de los legisladores; otros tocan redoblantes; en la mayoría de los cuerpos es extremo el cansancio. Se apilan tanto en Rivadavia como en Callao; hay quienes duermen profundamente en calles y veredas.

Pero a las 7.23, con los pañuelos verdes y las banderas de partidos y agrupaciones en alto, no queda nadie distraído. Hay abrazos y llantos frente al Congreso. Su fachada se tiñe de pronto de humo verde. “Aborto legal en el hospital”, grita la multitud tan eufórica como agotada. El esfuerzo de copar la calle desde las 10 del jueves -desde el miércoles, en rigor- valió la pena, como lo resaltan las referentes de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito desde el escenario central del sector verde. “Como en 2018 tenemos la media sanción; la conquistamos en la calle. Queremos fecha ya de tratamiento en Senadores. Queremos terminar el 2020 con aborto legal, seguro y gratuito para todos”, reclaman.

“Ya se acerca Nochebuena, ya se acerca Navidad, para toda la Argentina que el aborto sea legal”, “aborto libre y legal y que los curas se vayan a laburar” y clásicos como “Abajo el patriarcado se va a caer, arriba el feminismo que va a vencer” son otros de los cánticos del festejo, que siguen al clima de ansiedad que hasta el momento se vivía, acentuado por las demoras protocolares de la votación o situaciones como el cruce entre Ritondo y Massa.

El mismo escenario porteño, temprano en la noche, ofrecía una postal distinta. El lado de la avenida Callao hasta Corrientes, ocupado por quienes estaban a favor del proyecto, era, como muchxs repetían, una fiesta. El baile era el protagonista. A cada paso era posible encontrar grupitos danzando. Murga, cumbia, reggaetón. Los cuerpos liberados, acalorados, con poca ropa; las caras maquilladas. Mujeres ante todo y algunos varones también en las rondas. Rivadavia, sobre todo, era un hormiguero con nulo distanciamiento social, aroma y humo de choripán y hamburguesa, muchxs vendedores de cerveza y una hilera interminable de carpas de partidos y agrupaciones. Del lado celeste -de la avenida Entre Ríos hasta Belgrano- el ambiente era más tranquilo y silencioso. Y notablemente menos numeroso: cerca de las 2 habría alrededor de 300 personas. Las cámaras rodeaban a Viviana Canosa, un hombre arengaba y se entonaban canciones dedicadas a los niños por nacer, circulaban monjas, los discursos se seguían desde reposeras y sillas de plástico. Había muy pocas carpas, como la de la agrupación Chinda Brandolino, cuyos referentes eran personas vestidas de militares.

Bernardino Avila.

Por la mañana, a la espera del resultado, con un cielo nublado que amenaza lluvia, lxs jóvenes recorren los kioscos en busca de agua, los vendedores de choripanes y hamburguesas siguen a la caza de clientes, también los de cerveza que la ofrecen ya sin tanto ahínco. La calle contiene todos los residuos de una noche larga, las carpas que quedan se van desarmando, las personas en situación de calle coinciden en la escena. Se hace más presente el mate. Se siguen vendiendo pañuelos y barbijos verdes y violetas. Muchxs duermen o descansan, la mayoría sigue con mucha concentración las intervenciones de les legisladores en las pantallas dispuestas cada dos cuadras y en ambos extremos del Congreso. Responden. Aplauden cuando coinciden con un discurso; silban, abuchean a los que les generan rechazo. Las banderas de la militancia ya están en alto.

Abuchean por ejemplo a Graciela Camaño, que dice que el proyecto apunta a «transformar al feto en lo que los romanos llamaron res», y que retrocede «207 años». Dos manifestantes que portan un cartel con la leyenda «las trans también abortamos» celebran en la esquina de Montevideo y Rivadavia que la diputada Gabriela Estévez mencione al colectivo, lo reconozca. Hay aplausos para Nicolás del Caño cuando hace alusión a su rechazo a la objeción de conciencia institucional, uno de los puntos más cuestionados del proyecto. También se aplaude a Pino Solanas, mencionado por Gabriela Cerruti.

«Llegué y me puse a llorar, por el encuentro, el amor que se siente al caminar por estas cuadras. Es ir sonriendo y que todas te devuelvan una sonrisa muy contenedora y de espejo; es decirnos lo que queremos decirnos sin haber encontrado las palabras», expresa Lara, que estudia Artes Dramáticas en la UNA y está junto a sus compañeras de carrera. «Esta vez fue divina comparada con 2018, que tuvimos lluvia y frío. Hubo menos movimiento porque la organización fue diferente, con algunos cuidados por el contexto, tratando de mantener distancia. Pero tiene esta cosa ritual y la convicción de que los derechos se ganan en la calle: había que estar», subraya Marcela Gacic.

Ella es trabajadora social dentro del sistema de salud público. «Trabajo en espacios donde se garantiza el acceso a la interrupción legal, pero aún estando en esos espacios amigablesponemos a las mujeres en una especie de banquillo, hacemos que expongan cuestiones íntimas de su vida, porque necesitan que su situación encuadre en los causales que reconoce la ley», explica.  Alejandra y Ayelén se definen como parte del grupo de «la gente de 30» que siguió todo el debate cómodamente desde su casa. «Vinimos a las 6 y tomamos un café con leche», cuentan entre risas, y sugieren no olvidar la pandemia. Las recorre una felicidad contenida -«en 2018 sufrimos mucho»- pero ya se preparan para la vigilia en el Senado.

Publicado originalmente en Página 12

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