México, DF. “Antes de 1968 caminé como estudiante en la Preparatoria número 7. Mi mirada estaba fijada en el activismo político. Varios de mis compañeros teníamos el mismo objetivo. Previo al 68 participamos con la idea de conformar la prepa popular. La que se instaló en Liverpool 66, en el Distrito Federal.
“Unos entramos a la UNAM. Otros, no. De allí la idea de estar con ellos, de apoyarlos. Ese fue el motivo, querer crear la prepa popular. No dejar de crear espacios para los estudiantes. Y adquirimos experiencia de una postura política.
“Pero no fue fácil.»
“A muchos de nosotros, dentro del salón de clase, recibíamos golpes morales cuando nos señalaban. Nos estigmatizaban. Varios maestros nos decían: «Ese rojillo, que pase y que nos de la clase… Parásitos». Si nuestro activismo político salía de la escuela e íbamos a las calles y centros de trabajo a volantear o a informar, nos gritaban: «¿Qué tiene que hacer ustedes en las pinches fábricas? ¿Qué tienen que hacer con los pinches obreros?».
El relato es de Luis Tuñón Arriaga. En 1968 era estudiante de la prepa 7; después del movimiento estudiantil, estudió para ser abogado en la Facultad de Derecho. Actualmente es integrante del Comité 68.
Él regaló, en entrevista con Desinformémonos, trazos de sus recuerdos de lucha política. Su aprendizaje fue constante. Complicado. Aprendió desde las aulas de la primaria. Él tenía como maestras a personas que mantenían relación directa con líderes históricos como Genaro Vázquez.
La escuela formó su trinchera de ideas políticas. Allí leyó la realidad del poder del gobierno. Transitó en el sentir de la colectividad. «Que nadie se quede atrás», decía. Esa era su credencial de ser camarada. Marginaba el individualismo.
De chavo/estudiante de prepa, él ya sabía los aires que traían las ideas de la revolución cubana. Él ya iba a manifestaciones en pro de las ideas socialistas. Por eso no fue difícil que se ganara gritos de «¡Pinche rojillo!».
A Luis Tuñón lo aventaba a participar en este tipo de actividades la irritación. Sabía de los problemas en 1956 con los maestros, por ejemplo. O más adelante con la lucha de los médicos.
–¿Qué es lo significativo del movimiento estudiantil de 1968?
–A 43 años del 68, que no se pierda la lucha estudiantil. Que se gane la calle. Antes del 68 era imposible hacer una manifestación y menos una manifestación política. Ni pensar que fuera en contra del gobierno. Abrir espacios para discutir de política en el país. En 68 lo logramos por muchos sacrificios, desaparecidos, tortura, encarcelamiento de compañeros. A pesar de todo eso, seguimos con la intención de que se castigue a los responsables.
-¿Qué decirle a los jóvenes estudiantes?
-Es responsabilidad de todos, no sólo de los estudiantes. No sólo llamar a una marcha, sino de informar de la situación. No hay que olvidar que en 1968 hubo irreverencia.
-¿Cuál era la forma de propagar sus ideas?
-La tarea que dábamos en las brigadas en el 68 era difundir todo lo que se vivía en el movimiento. La prensa era la difamación del movimiento y de los activistas dentro de las escuelas. Nosotros decíamos que la UNAM no eran las paredes; que éramos los estudiantes. ¿Actualmente qué hacemos? ¿Qué esperamos, que nos suceda algo para poder hacer algo? En aquél entonces yo prefería perder una clase para ir a un mitin.
María Esther Navarro Lara también fue participante del 68. En ese entonces, estudiante en Preparatoria 1, ubicada en San Idelfonso, en el corazón de la ciudad de México. Para ella, lo más chido era el sentido de resistencia de los movimientos estudiantiles. Recuerda que había menor participación de las mujeres. Y subraya los logros que se tienen: educación gratuita. Y cita a la UNAM, como una institución educativa pública.
El movimiento estudiantil, explica Navarro Lara en una mesa redonda en la UNAM, como todo movimiento social se convierte en procesos a largo plazo. Con el paso de los años, el 68, se puede decir que se ha constituido como el parte-aguas; y hay libertades políticas y civiles. El movimiento del 68 coincide con esas peticiones de libertad; significó ese impulso que el propio 68 dejo en la mente de muchos jóvenes.
Muchos protagonistas que salieron de la UNAM, después entraron a sindicatos o partidos políticos. O se da el caso del movimiento del 68 como influencia en la reflexión de la guerrilla. A largo plazo tienen repercusiones en cambios culturales. A nivel cultural da lugar al movimiento feminista, homosexual, en el sentido de exigencia de derechos reproductivos y sexuales que estaban censurados o reprimidos.
Arturo Robles, egresado de la Preparatoria Popular, después primer director de esta prepa, afirma que el primer logro del movimiento estudiantil fue dar vida a la prepa popular que se hizo con los rechazados, los que no pudieron entrar a la UNAM. Narra que la prepa “en 1968 se hizo con 16 grupos. Fue reconocida por el rector Barros Sierra, en ese mismo año. Fue una salida de la demanda de la educación media. Por eso creamos una asociación de la prepa popular”.
Y concluyó: En aquella época los que participamos en el movimiento pensábamos: “Vamos a transformar el mundo” nunca decíamos “Vamos ir a aprender del pueblo”.
Publicado el 01 de Octubre de 2011
No todos fuimos como Melchor, algunos que participamos en el Movimiento estudiantil popular de 1968, renunciamos a seguir en el IPN y nos integranmos a las fábricas como obreros y hasta la fecha nos mantenemos en la lucha de clases, hoy estamos luchando en otra trinchera como empleado del GDF y en contra de malos gobernantes como AMLO, Marcelo y los que vengan del PRD, o del PRI, o del PAN o de cualquier otro partrido electorero.
Rectifico, al que le contesto es a Luis Tuñón Arriaga y no a Melchor
ARTURO ROBLES FUE EL PRIMER DIRECTOR DE L APREPARATORIA. JORGE VILLAMIL LO SUSTITUYÓ Y FUE ÉSTE ÚLTIMO QUIEN LLEVÓ A CABO EL RECONOCIMIENTO POR PARTE DE LA UNAM UN 12 DE JULIO DE 1968.
Deberíamos crear conciencia y pues hacer cumplir a el gobierno con sus obligaciones a lo mejor otro movimiento pero sin repetir lo del 2 DE OCTUBRE.