Sobre el #8M, «Nuestro trabajo es democratizar la vida»: Silvia Federici

Lorena Mans / ANRed

Silvia Federici, profesora, activista feminista y autora de “Calibán y la Bruja”, estuvo en California, en Estados Unidos, reflexionando sobre el paro de mujeres del 8 de marzo que se convoca en más de 50 países. Habló sobre el trabajo de las mujeres, la reproducción, formas de organización, hizo una crítica al movimiento feminista, opinó sobre el rol de los hombres en esta coyuntura y propuso un rumbo anticapitalista para el feminismo. 

Federici, una mujer dedicada a la investigación y la lucha feminista vive en New York pero viaja alrededor del mundo para informarse, conocer y debatir sobre diferentes acontecimientos que involucran al feminismo y la lucha anticapitalista. La semana pasada, estuvo en el Área de la Bahía de California invitada por el Departamento de Antropología y Cambio Social del Instituto de Estudios Integrales en San Francisco a dar una jornada de tres clases como profesora invitada y se acercó a Santa Cruz, una ciudad vecina, para dialogar en un centro comunitario sobre “Huelga y reproducción sexual”, en el contexto donde más de 50 países del mundo están parando el 8 de marzo, Día de la Mujer Trabajadora.

Pensando algunas reivindicaciones del paro 8M

Comenzó el diálogo considerando algunos puntos reivindicativos del paro del 8 de marzo. Con respecto al trabajo de las mujeres en el ámbito privado, planteó en cuanto a la reproducción, que debemos planear diferentes maneras de maximizar nuestra capacidad de resistir y luchar: “No podemos pensar en el trabajo reproductivo como una tarea individual sino que debemos proyectarlo de modo más colectivo, y de esa manera, valorizar nuestro trabajo”. Silvia, consideró también que hay que aprender de experiencias más comunitarias de luchas y construir desde abajo reclamando poder político y empezar a apropiarse de la riqueza de lo que producimos a la vez de reclamar el control de la organización de nuestra vida.

En el debate se habló del concepto de justicia reproductiva y Silvia Federici hizo una crítica al movimiento feminista en cuanto a la limitación de la lucha con respecto a este concepto: “El feminismo estuvo envuelto en la disputa del control de nuestros cuerpos con la lucha del aborto, pero verlo así es limitado ya que una mirada completa tendría que contener y negociar en qué condiciones -teniendo en cuenta posibilidades económicas y de organización del trabajo- con quién y en qué momento tienen hijxs las mujeres que quieren ejercer la maternidad”. También, agregó que el movimiento de mujeres negras recordaba al resto del movimiento feminista cómo históricamente se han esterilizado a mujeres, particularmente negras, mujeres privadas de su libertad en cárceles o con enfermedades mentales, donde en todos esos casos “otros decidían y controlaban el cuerpo de ellas”.

Por otro lado, también invitaba a repensar la lucha por liberar nuestra sexualidad. Silvia expuso que la sexualidad no es algo privado, sino que tiene una relación política dentro del sistema capitalista: “La sexualidad para las mujeres ha sido trabajo, no sólo lo que se denomina trabajo sexual, sino dentro de las familias. El acto sexual es algo que esperan de las mujeres, es parte del trabajo del hogar como cocinar o limpiar, es decir, es parte de la reproducción”.

Con respecto a la huelga en sí, reflexionó que está muy bien, pero hay que contemplar que algunas mujeres, le es complicado parar y arengó: “Este es un buen momento para problematizar! -y continuó diciendo- Tenemos que ampliar la noción de huelga. Es muy difícil retirar nuestra labor de cuidados hacia las niñas y los niños, los enfermos, etc; es así que la huelga se puede manifestar haciendo diferentes actividades, organizándose entre las mujeres, creando espacios de discusión, asambleas, reuniones para problematizar porqué estamos en una situación constante de opresión. Necesitamos crear espacios”.

foto: Desinformémonos / 8M 17

El rumbo del feminismo debe ser anticapitalista

Con respecto al rumbo del movimiento feminista, Silvia Federici dijo que hay que pregonar cambios radicales y advierte el peligro que se corre tomando las luchas por separado sin tener en cuenta la totalidad de la problemática. Es así que reflexionó sobre las intervenciones de Naciones Unidas donde según ella, se ha utilizado el movimiento feminista y sus demandas sobre la autonomía económica para ser integradas para reactivar “la máquina capitalista”.

También dijo: “El feminismo tiene que buscar la estrategia de unir a muchas más mujeres para pelear por un cambio en nuestras vidas cotidianas. En los 80 y 90 con la globalización y con el neoliberalismo, se ha comercializado más nuestras vidas y la reproducción. Es por eso que tenemos que resistir a nuestros gobiernos que van en esa línea”.

Qué hacer con los hombres que se dicen feministas

Cuando se le preguntó sobre el fenómeno de los hombres que se consideran feministas, la profesora exclamó que es un gran punto a discutir: “Ahora, se conocen muchos hombres y organizaciones de hombres que se consideran antipatriarcales, y eso es un gran avance comparándolo con los años 70 donde era muy difícil ver a un compañero lavando los platos”.

Continuó manifestando que ellos tienen que considerar y repensar la violencia de los hombres hacia las mujeres. Silvia Federici se preguntaba: “Dónde está el movimiento masivo de hombres que pelean en contra de las violencias hacia las mujeres?. Los estamos esperando!” . Sobre este punto también dijo: “Los hombres tienen que pensar en todas las mujeres que viven con miedo por la violencia de los hombres al límite de perder la vida. Los hombres le controlan a las mujeres el tiempo, la vida, sus espacios y sus energías”. Comentó que millones de hombres están saboteando la lucha en contra del capitalismo atacando a una gran parte de la clase trabajadora, que son las mujeres. Es por eso que ella cree que los hombres, y más los de izquierda, tienen que darse cuenta que la violencia hacia las mujeres, el silencio y la complicidad sabotean la lucha anticapitalista. Los hombres deben defender y apoyar la lucha feminista porque también es su lucha; y se preguntó: “Cómo van a tolerar vivir en un sistema donde las mujeres, como sus madres, hermanas o amigas son embrutecidas por otros hombres?”

“Nuestro trabajo es democratizar la vida cotidiana”: guiño al movimiento piquetero.

Cuando se discutió las diferentes maneras de organizarse, se refirió como ejemplo la experiencia de los movimientos piqueteros en Argentina, donde gran parte de sus integrantes son mujeres: “Tenemos que pensar en diferentes formas de organización con maneras más comunitarias, poniendo recursos y trabajo en conjunto”. Manifestó que está muy inspirada en experiencias latinoamericanas de Argentina o Perú, donde históricamente hubo una expulsión masiva de personas del ámbito rural para ser parte de la población urbana.

Continuó contándole a los participantes de la charla que, en épocas de crisis, estas poblaciones tuvieron que organizarse y comenzaron a trabajar colectivamente, construir viviendas y crear espacios donde se intenta tener una cooperación en la reproducción. “Hacen asambleas, toman decisiones en conjunto… cuando ves esos espacios comunitarios, esos centros culturales, esos comedores populares, donde hay varias mujeres y jóvenes trabajando colectivamente, es una imagen muy poderosa”, expresó Federici.

Agregó también con este ejemplo que en la actualidad es erróneo pensar la lucha sin tener en cuenta que una de las herramientas del capitalismo es el Estado: “Este tipo de movimientos pelean contra el Estado, no lo ignoran, ya que a pesar de todo, es el Estado quien tiene la riqueza. Pelean contra el Estado y negocian. Les reclaman riquezas, recursos y no permiten que el Estado venga y organize sus vidas”. Concluyó diciendo que organizaciones como los movimientos piqueteros en Argentina son muy poderosas e intuye que en Estados Unidos hay que observar este tipo de experiencias, más en tiempos de crisis, donde se debe estar juntas porque no se puede pelear sola. Como reflexión dijo: “Nuestro trabajo es democratizar la vida”.

Texto publicado originalmente en Anred 

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