30 años del EZLN: construir un futuro para las niñas y los niños

Observatorio Memoria y Libertad

El pasado 31 y 1 de enero tuvimos la oportunidad de asistir al aniversario de los 30 años del levantamiento zapatista que se celebró en el Caracol Número 8 Dolores Hidalgo.

Nuestro objetivo escuchar la palabra de los y las compañeras zapatistas, ya que para nosotros/as, el zapatismo es una de las pocas luchas a nivel mundial que ha logrado construir un proyecto político, económico y de vida fuera del sistema capitalista y, sobre todo, sostenerlo por tres décadas.

El Observatorio Memoria y Libertad no tiene como único objetivo el documentar y acompañar procesos de lucha, además, buscamos construir día a día nuestra propia autonomía.

Creemos en la palabra de las y los compañeros zapatistas que deja en claro que no podremos sobrevivir la tormenta que ya vivimos si no aprendemos a vivir y existir en colectivo, juntos y juntas. Por eso la importancia de seguir aprendiendo entre nosotrxs y de seguir preguntando ¿cómo construir en común?

Las próximas semanas publicaremos una serie de reflexiones que la palabra y pensamiento zapatista nos ha dejado después de poder ver y escuchar obras, poesías, canciones y discursos que enmarcaron su treintavo aniversario.

Esperamos que estos escritos generen en otros colectivos/as otras preguntas y reflexiones que puedan compartir y que nos invite a seguir construyendo entre nosotrxs.

Primera reflexión: el objetivo de la lucha debe ser crear un futuro digno para las niñas y los niños.

Hace unos meses, Animal Político publicó el proyecto “México, destruyendo el futuro” una serie de reportajes que destrozaron la política de seguridad de López Obrador al demostrar las aterradoras cifras de asesinatos, desapariciones, encarcelamiento y violencia de los cuales son víctimas miles de niños y jóvenes mexicanos producto de un abandono en favor de la militarización y el gasto en armas.

“México está destruyendo el futuro. En los tres primeros años de gobierno de Andrés Manuel López Obrador y en los tres últimos de Enrique Peña Nieto, más de 480 mil niñas, niños, adolescentes y jóvenes de hasta 29 años han sido impactados por la violencia, bien como víctimas directas de asesinato, lesiones o desapariciones, o bien, como presuntos perpetradores de delitos debido a la falta de oportunidades o al reclutamiento forzado del narco.”

Como este reportaje demuestra, y muchos otros, el futuro para los niños y las niñas que habitan México es gris y triste. Así lo comunicaron también los jóvenes, niños, y niñas que participaron en las diversas obras de teatro presentadas en tierras liberadas zapatistas.

Las obras retrataron la crisis de fentanilo y adicciones a otras sustancias, así como el despojo de tierras para favorecer a industrias nacionales y transnacionales para proyectos como el Tren Maya o el Corredor Transístmico.

Previo al desfile de milicianos el 31 de enero, en la tarima que ocupó la comandancia del EZLN, se mostraron varias sillas de los ausentes: “niños asesinados”, “niñas asesinadas”, “jóvenes asesinados”, “jovenas asesinadas”. La crítica zapatista a la política capitalista que el gobierno obradorista ha seguido implementado en su sexenio fue tajante y clara: una política de muerte que asesina a niños, niñas, jóvenes, hombres y mujeres.

El panorama en tierras zapatistas luce muy distinto al del resto del país, durante todo el evento se vieron a cientos de niños y niñas portando paliacates rojos que corrían de un lado a otro; tranquilos y felices; algunos cargaban globos, otros recorrían el espacio en sus bicicletas, otros jugaban futbol.

Los niños y niñas también participaron en los diversos actos culturales que se realizaron durante los 4 días de actividades: actuación, canto, poesía, y música son habilidades que los niños y niñas zapatistas adquieren a muy temprana edad.

La apuesta del zapatismo por construir un proyecto político que pone en el centro y como objetivo final la preservación de la vida ha dado ya frutos: niños y niñas que cuentan la historia de su pueblo a través del arte y obras de teatro, niños y niñas que declaman poesía sobre la importancia de vivir en común.

La política de guerra y muerte que ha privilegiado el gobierno mexicano, incluyendo a la 4ta transfromación, ha dado ya también frutos: niños sicarios que son obligados a asesinar antes de los 18 años; niños y niñas adictos a sustancias como la heroína y el cristal antes de terminar la secundaria.

Nosotros y nosotras nos preguntamos, ¿cómo incluimos en nuestros procesos de lucha y organización a los niños y niñas de nuestro entorno? Cuando decimos que luchamos por la vida y por la autonomía, ¿pensamos ¿en qué necesitamos hacer para que esa vida exista para los niños y niñas en 30 o 40 años? ¿cómo estamos trabajando para construir procesos, espacios, colectividades en dónde los niños y las niñas puedan participar?, ¿cómo hacer frente a la cultura que el narcotráfico y la industria de las drogas plantean a los niños y niñas?

¿Qué clase de sociedad seremos en 30 o 40 años cuando los niños y niñas que hoy son sicarios sean los adultos de nuestra sociedad? ¿Qué clase de sociedad seremos en 30 o 40 años cuando los niños y niñas que hoy son huérfanos de la guerra contra las drogas sean los encargados de construir el futuro?

Uno de nuestros mayores aprendizajes en esta visita al Caracol Dolores Hidalgo es el poner el bienestar de los niños y niñas en el centro de las políticas y procesos que proponemos y construimos; sólo así nuestra visión podrá ampliarse a futuras generaciones y no caer en propuestas que, aunque parecen radicales, no crean soluciones de raíz a los problemas que enfrentamos y en la mayoría de las ocasiones, son procesos de corta duración.

Construir con los más pequeños y pequeñas, esa idea fuerte y radical nos llevamos del pensamiento zapatista en este 30 aniversario del levantamiento armado.

Publicado originalmente en en Memoria y Libertad

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