Sao Paulo, Brasil. Los trabajadores del metro de Sao Paulo decidieron el pasado 9 de junio suspender la huelga que iniciaron cinco días antes, con la promesa de volver al paro durante el Mundial. En asamblea realizada en el Sindicato de Trabajadores del Metro (Sindicato dos Metroviários), localizado en la zona este de la ciudad de Sao Paulo, el gremio se dividió en tres posiciones: final de la huelga, suspenderla o mantenerla.
En una votación tensa y dividida, marcada por gritos y ofensas entre los defensores de las diferentes posiciones, se optó por la realización de una nueva asamblea para definir las posiciones sobre una nueva paralización. La posición fue defendida por los sectores ligados a la Central Única de Trabajadores (CUT) y la Central de Trabajadores y Trabajadoras de Brasil (CTB), quienes evaluaron que es mejor buscar una nueva negociación con el gobierno del estado, conducido por Geraldo Alckmin -del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB)-, antes de volver a la huelga y evitar así más despidos. Los líderes de las centrales sindicales buscan una nueva negociación con el gobierno del estado de Sao Paulo, el cual se muestra irreductible desde el comienzo de las demandas de los trabajadores del metro.
Después del primer día útil del juicio en el Tribunal Regional del Trabajo -que decretó ilegal la huelga de los trabajadores-, la tensión fue en aumentó con la represión sufrida por la policía, los despidos por causa justa y las negociaciones sin acuerdos, marcadas por las amenazas del gobernador.
El argumento defendido por el presidente del Sindicato de los Trabajadores del Metro de São Paulo, Altino de Melo Prazeres Junior, es que después de los 42 despidos es necesario mantener la huelga para dar una respuesta al gobierno estatal y defender a los trabajadores despedidos por la compañía. No hay cobardía, gritaban los trabajadores del metro.
¿Cuántos aquí no aceptarán la decisión del tribunal? Si es verdad que el Secretario del Trasporte está despidiendo a las personas que no cumplieron la decisión del tribunal, estaría despidiéndonos a todos. ¿Por qué no lo hizo? Porque si hiciera un despido en masa, el metro no funcionaria, dijo Altino, durante la asamblea.
La huelga comenzó en una semana crucial para la ciudad, sede de la apertura del Mundial. El juego entre Brasil y Croacia, en la Arena Corintias (también llamado de Itaquerão), en la zona este, tiene como uno de sus principales medio de trasporte las líneas de metro y tren.
Pero la incertidumbre de si continuará o no la paralización se mantiene. Por un lado, el gobierno estatal apuesta en el discurso a que el movimiento se está debilitando después de los 42 despidos. Por el otro, los trabajadores del metro mantienen la idea de que los despidos hacen más difícil levantar la huelga.
Esta situación comenzó el lunes 9, marcado por la decisión del tribunal de declara ilegal la huelga de los trabajadores del metro -con aumento de 8.7 por ciento, propuesto por la compañía, y la multa al sindicato de 500 mil reales (225 mil dólares) en caso de no cumplir la sentencia. Los trabajadores del metro demandaban el 12.2 por ciento de ajuste junto a otras demandas, como igualdad en el reparto de utilidades y planes de carrera para los agentes de seguridad del metro.
El gobierno despedirá a los que no vuelvan al trabajo. En la medida en que la huelga fue declarada ilegal, en la medida en que las personas no vuelvan a trabajar, el metro no puede funcionar y las personas serán ser despedidas por justa causa. Entonces, aquellos que vuelvan al trabajo no serán despedidos, afirmó el gobernador, durante un evento en palacio de gobierno, el Palacio de los Bandeirantes.
A mismo tiempo en que Alckmin dio esta declaración, en la Superintendencia Regional del Trabajo, en el centro de la capital, se realizó una reunión para intentar destrabar el dialogo y terminar la huelga. En el encuentro participaron el presidente de la CUT, Vagner Freitas, de la Union General de los Trabajadores, Ricardo Patah, y de Fuerza Sindical, Miguel Torres.
Para Freitas, el objetivo de Alckmin es usar a los trabajadores del metro como ejemplo para intimidad huelgas de otros servidores estatales. Lo que hubo aquí es innombrable. El gobierno aceptó la composición de la mesa de negociación y después refirmó la decisión de la Justicia del Trabajo. ¿Qué es lo que quiere el gobierno? ¿Criminalizar a los trabajadores?, preguntó.
Los representantes de los trabajadores del metro afirmaron que lo más importante a esta altura es revertir los despidos, lo que sería suficiente para finalizar la paralización. Es extraño que el gobierno estatal llegue aquí y sea inflexible, dice el superintendente regional del Trabajo, Luiz Antonio de Medeiros, durante la entrevista colectiva después de la ronda de negociaciones, que se prolongó durante toda la tarde.
Medeiros, quien convocó a la reunión, comentó que el presidente del Metro, Luiz Antonio Carvalho Pacheco, llegó a aceptar la reintegración de la mayoría de los trabajadores despedidos. La negociación se detuvo cuando fue interrumpida para que Pacheco y el secretario de Transportes Metropolitanos, Jurandir Fernandes, consultaran al secretario de Gobierno, Edson Aparecido. Se quedaron dialogando tres horas con Edson Aparecido y, para nuestra sorpresa, no hubo acuerdo, contó Medeiros.
Según Medeiros, los únicos avances en el proceso fueron la re discusión de los descuentos de los días del paro, que serán descontados a lo largo de los próximos meses, y de la elaboración de un plan de carrera para los trabajadores de seguridad.
A la salida de la reunión, Jurandir Fernandes dijo que era inadmisible el regreso de los 42 trabajadores despedidos. La diferencia en el número divulgado inicialmente de 60 despidos y el de 42 se debió a que un contingente de trabajadores no habría realizado actos considerados graves y, por eso, no fueron castigados. Según Fernandes, 70 por ciento de los trabajadores ya volvieron al trabajo.
Desde el comenzó de las negociaciones, ésta fue la postura del gobierno del estado. En la última audiencia de conciliación en el Tribunal del Trabajo, convocada a pedido de los trabajadores del metro, el Metro rechazó el llamado del juez Rafael Pugliese.
Los representantes del sindicato del sector aceptaron un reajuste de 9.5 por ciento, rechazado por la empresa estatal, después dijeron estar de acuerdo con un aumento de 9.2 por ciento, también rechazado, y finalmente, se comprometieron a llevar a asamblea la propuesta de 9 por ciento, nuevamente negada por el gobierno estatal
La actitud del gobierno se percibe claramente en las últimas manifestaciones que bloquearon la calle de Vergueiro, cerca de la estación Ana Rosa, en la zona sur de la ciudad de Sao Paulo, donde la Tropa de Choque disparó balas de goma y gas lacrimógeno. Los policías bloquearon la entrada de la estación de metro y detuvieron a 13 trabajadores, que fueron liberados posteriormente.
Anteriormente, la dirección de la Compañía del Metropolitano (Metro), llamó a la Policía Militar para reprimir a por lo menos cien trabajadores que organizaban un piquete, también en la estación Ana Rosa. A las 6:30 de la mañana, la Tropa de Choque ocupó el lugar, reprimiendo a los huelguistas, usando bombas, gas lacrimógeno y macanas. Tres policías del Grupo de Operaciones Trapeciales (GOE) detuvieron a uno de los trabajadores.
16 junio del 2014