El entrenamiento de policías militares y agentes de la Policía Federal brasileña por la empresa americana Academi -antigua Blackwater- para contener acciones terroristas durante la Copa del Mundo 2014, es apenas uno de los despliegues del acuerdo de cooperación militar Brasil-Estados Unidos, firmado en junio del 2010, durante el segundo mandato del gobierno de Luiz Ignacio Lula da Silva. La empresa es un ejército tercerizado de los EUA, que utiliza mercenarios en guerras como la de Afganistán e Irak.
En la época en que se firmó este convenio, el gobierno brasileño sostuvo que el acuerdo permitirá «fortalecer el diálogo y abrir nuevas perspectivas de cooperación, sobre bases equilibradas y mutuamente benéficas». El gobierno de Brasil señaló que se trataba de «perfeccionar la cooperación ya existente y la futura en áreas como visitas de delegaciones de alto nivel, contactos técnicos, encuentros de instituciones, intercambio de estudiantes y personal de entrenamiento, visitas de navíos y eventos deportivos y culturales».
El entonces ministro de Defensa de Brasil, Nelson Jobim, declaró que es un acuerdo «muy general» y una suerte de «gran paraguas» bajo el cual se podrán «abrir muchas posibilidades en términos de negociaciones futuras», pero no se detalló en que sentido serán estas negociaciones y que es lo que implican.
Si los términos del convenio son genéricos cuando se refiere a las actividades, el concepto de seguridad promocionado por Estados Unidos y los servicios brindados por la empresa Academi se muestran más concretos. «Es una lógica de comercialización, de privatización y tercerización de la seguridad», afirma la profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de Sao Paulo, Esther Solano Gallego.
La industria que creó el concepto de terrorismo potencializó la seguridad como una plataforma de mercado. En el marco de las iniciativas de seguridad del gobierno de los Estados Unidos, Academi ofrece en su página oficial desde asistencia a organizaciones militares extranjeras (para su formación en la lucha contra el terrorismo transnacional), hasta la supresión de armas de destrucción masiva, entre otros servicios.
El concepto de seguridad que rige a la doctrina militar estadounidense influye en la firma de convenios internacionales en el marco de la guerra contra el terrorismo, donde el enemigo se encuentra entre la población común y al que hay que atacar con todos los medios posibles. «Los conceptos de enemigo y terrorismo son base de una seguridad pensada con un alto componente ideológico», afirma la profesora.
En un país sin historia de actos terroristas, el potencial de una amenaza de este tipo en la Copa es pequeño, valora la académica. Los riesgos de inestabilidad durante el evento son de otro tipo. Existirán «manifestaciones de algunos colectivos que pueden ser violentas; se están organizando para protestas y enfrentamientos con la policía», explica Solano Gallego.
Enemigo interno
El enemigo interno elegido por los medios de comunicación, gobiernos y la policía son los movimientos sociales – incluso el proyecto de Ley Antiterrorista que está en trámite en el Congreso Nacional define a estas organizaciones como «enemigas», y lo justifica por acciones como las del Black Bloc, catalogadas muchas veces como radicales.
«No podemos entender al Black Bloc como un fenómeno terrorista. Es una categoría que no aplica. El problema es que se creó toda una neurosis social y política a partir de su actuación en las calles. No hubo un debate serio sobre lo que sucedió y aparecieron estos proyectos de ley (como el PL Antiterrorista) sin coherencia interna, motivados por una jugada electoral y política, que no hacen mas que crear problemas más serios y aumentar el clima de tensión social», enfatiza la profesora.
¿Y la soberanía?
Las acciones de Academi muchas veces se realizan sin dar ninguna información. «El propio entrenamiento a los policías brasileños nos tomó a todos por sorpresa, porque nada se comunicó al respecto de la intervención de esta empresa mercenaria. Éste es uno de los principales problemas, el sigilo informativo con el cual Academi actúa y hace muy difícil el control, la exigencia de respeto a la legislación y la rendición de cuentas social».
La profesora Gallego cuestiona: ¿Hasta qué punto es legítimo delegar las tareas de monopolio de la violencia y control de la seguridad a una empresa mercenaria sobre la que los ciudadanos no tienen control? Se refiere a que no se consultó a los brasileños sobre esta iniciativa. «El caso de la Academi es todavía más controvertido y polémico, porque acumula denuncias y además es una empresa extranjera que exporta a Brasil un modelo de seguridad que los brasileños no escogieron. De alguna forma es una interferencia en la soberanía de los ciudadanos».
La Secretaría de Seguridad para Grandes Eventos del gobierno brasileño, de acuerdo con el periódico Folha de S.Paulo, afirma que no hubo indicación previa de que habría tercerización de los instructores, es decir, la contratación de servicios de Academi.
Tránsito libre
Jobim, el ministro de Defensa de Brasil al momento de la firma del convenio, aclaró que tal acuerdo no implicaba autorización de uso de bases o la cesión de derechos de circulación del personal estadounidense. No obstante, en las vísperas del Mundial, está en trámite en el Congreso Nacional el Proyecto de Ley Complementaria 276/02, que permite al presidente de la República delegar al ministro de la Defensa y a los jefes de las Fuerzas Armadas la concesión de permiso o tránsito y la permanencia temporal de las fuerzas extranjeras en Brasil sin autorización del Congreso Nacional. El proyecto fue aprobado, el día 23 de abril, en la plenaria de la Cámara de Diputados por 270 votos a 1.
De acuerdo con el proyecto, el ingreso de las fuerzas extranjeras se permitirá para la participación en programas de perfeccionamiento; visita oficial o no oficial, inclusive las de finalidad científica y tecnológica; atención de situaciones de abastecimiento, reparo o manutención; y misión de búsqueda y de rescate. Ahora, el proyecto está en espera de ser aprobado por el Senado.
Seguridad para el mundo
Academi ofrece un concepto de seguridad mundial en su web: Su socio de confianza en la seguridad mundial. Seguridad de eficacia probada para cambiar el mundo.
Esta empresa es considerada el ejército privado más grande del mundo. Desde su fundación -con el nombre de Blackwater y justo después del 9/11 en Nueva York-, obtuvo contratos de seguridad privada con el gobierno de George W. Bush hijo, por un monto total superior a los mil millones de dólares, afirma en su libro Jeremy Scahill. Dos años después de su creación, esta empresa, responsable del asesinato de 17 civiles en Irak, cambió su nombre a Xe Services para tratar de limpiar su mala reputación. En 2010, cuando fue vendida a un grupo de inversores privados, una vez más cambio de nombre, ésta vez a Academi.
En el año 2010, Academi firmó contratos con el gobierno de Barack Obama con un valor de 10 mil millones de dólares para operaciones en Afganistán, y un contrato con un valor de 100 millones para trabajar en operaciones con la Agencia Central de Inteligencia (CIA), por mencionar algunos, sin considerar los cientos de contratos establecidos con bancos y diplomáticos, principalmente estadounidenses, a quienes les brindan seguridad.
Pasaron ya 13 años ya desde el ataque 9/11 y parece ser que la guerra contra el terrorismo no tiene fin, pero sí genera grandes ganancias para empresas privadas como Academy, que venden seguridad privada, o para la industria bélica estadounidense. En tan sólo en una década de guerra contra el terrorismo en Irak y Afganistán, el presupuesto anual de defensa de este paísse duplicó para alcanzar los 700 mil millones de dólares en 2010, mientras las ganancias se cuadruplicaron a 25 mil millones de dólares.
26 mayo del 2014