«Ya basta. Han cavado nuestra tumba, nos han metido en ella y estamos esperando a que venga el cura a darnos la extremaunción», declaró Konstantinos Balomenos, un trabajador de 58 años de una empresa hidráulica cuyo sueldo ha sido reducido a la mitad, hasta los 900 euros, y cuyos dos hijos están en el paro.
«Esta austeridad está empujando a la rebeldía a todo el sur de Europa, el euro va a ser destruido. Nos piden que seamos nosotros quienes paguemos las malversaciones de nuestros políticos», manifestó.
Grecia sufre su peor recesión económica desde la Segunda Guerra Mundial y ha iniciado una política de recortes de hasta 11 mil 500 millones de euros de gasto público a fin de satisfacer las condiciones impuestas por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) para la concesión del siguiente tramo del rescate, de un total de 130 mil millones de euros.
«Aceptar estas medidas catastróficas implica conducir a la sociedad a la desesperación, y las consecuencias, y por tanto las protestas, van a ser indefinidas», declaró Yannis Panagopoulos, líder del sindicato del sector privado, GSEE, que representa a alrededor de dos millones de trabajadores (la mitad de la mano de obra del país).
La huelga de este jueves ha paralizado a buena parte del país. Los barcos han quedado anclados en los puertos, los transportes públicos de Atenas no funcionan y los hospitales sólo atienden a las urgencias, mientras que oficinas públicas, ministerios, panaderías y otros comercios permanecen cerrados.
Los propietarios de kioscos, los abogados, los taxistas y los controladores aéreos también se han unido a las protestas contra los recortes, que incluyen una dramática reducción de fondos en los sectores relacionados con la salud y el bienestar.
Publicado el 22 de Octubre de 2012