Discriminación y expulsiones contra los gitanos, “chivos expiatorios” de Francia

Arthur Lorot

Francia. Tres mil gitanos han sido expulsados de sus precarios campamentos desde la llegada del gobierno socialista de François Hollande, en mayo de 2012. Bajo la vigilancia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que emitió una alerta, y a pesar de sus promesas electorales, las autoridades siguen discriminando a una minoría étnica que tiene entre 15 y 20 mil miembros en Francia.

Malik Salemkour, vicepresidente de la Liga de los Derechos Humanos francesa y animador del Colectivo Nacional Derechos Humanos Romeurope habla en entrevista con Desinformémonos sobre esta situación.

 

Es difícil entender las diferencias entre roms, rumanos, gitanos, ¿cuáles son?

Los roms son una minoría étnica presente en Europa desde, al menos, el siglo X. Siempre han sido considerados como “extranjeros” por su nomadismo, aún después de siglos de presencia y una adaptación que abarca la religión, el idioma y el modo de vida de las poblaciones mayoritarias. La denominación “rom” es el resultado de la constitución de la Unión Romani Internacional en 1971, con diferentes grupos cuyos nombres varían según su país de residencia: gitanos, cíngaros, tziganes, khalé, sinti, etcétera.

La mayoría de ellos son ahora sedentarios, por voluntad propia o por fuerza, desde los años cincuenta, en particular en los países europeos del este. Esto fue más notorio en Rumania, donde representan más del diez por ciento de la población total. Las poblaciones gitanas son y han sido estigmatizadas y discriminadas, sobre todo en los siglos XIX y XX. En Rumania, fueron sometidos a la esclavitud hasta 1856 y más de 500 mil de ellos fueron enviados a campos de deportación y de muerte durante la Segunda Guerra Mundial.

 Hoy son, en su gran mayoría, ciudadanos de países de la Unión Europea, y están reconocidos en general como minorías nacionales, pero el racismo y la discriminación, los empujan a vivir en gran precariedad.

 

¿Cuántos gitanos hay en Francia?

Son entre 15 y 20 mil roms, que vinieron principalmente de Rumania y Bulgaria, países que forman parte de la Unión Europea desde 2007. Debido a que viven en condiciones de pobreza, los países de inmigración, como Francia, no quieren encargarse de ellos, los estigmatizan y los expulsan por grupos hacia su país de origen, violando la libertad de circulación que debería estar garantizada a todos los europeos.

Históricamente, ¿cómo llegaron a Francia?

 Desde la caída de los regímenes totalitarios de Europa del este, y en particular desde 1989 en Rumania, decenas de miles de gitanos han decidido buscar mejores condiciones de vida en los países ricos del oeste de Europa. Sin embargo, la gran mayoría se quedó en su país: hay dos millones en Rumania y 800 mil en Bulgaria.

 

¿Cuáles son sus derechos en el territorio francés?

Como europeos, tienen derecho a venir libremente a Francia desde 2007. Cuando Rumania y Bulgaria entraron a la Unión Europea, los países del oeste europeo decidieron prohibir hasta 2014 el acceso libre al trabajo de los ciudadanos de estos dos países por miedo a una inmigración demasiado importante. Entonces, los gitanos vienen a Francia, pero no pueden trabajar legalmente, viven en campamentos insalubres y piden limosna. No tienen acceso a ninguna ayuda social, sólo a la ayuda de las organizaciones caritativas.

Sin embargo, 150 oficios muy difíciles o muy técnicos han sido “abiertos” para que los gitanos puedan emplearse en caso de que las ofertas de empleo sean superiores a las demandas. Pero, el patrón que quiera contratarlos deberá pagar un impuesto igual a la mitad del salario mínimo y la administración debe permitir la contratación después de una investigación de varios meses. Así que, nadie quiere ni pagar tanto dinero, ni esperar tanto tiempo.

¿Qué denuncian las organizaciones solidarias?

Denunciamos la estigmatización de una población muy pequeña, designada como chivo expiatorio de los problemas de delincuencia, de inmigración clandestina, de alojamiento. El antiguo presidente de la república, Nicolás Sarkozy, y su gobierno organizaron una caza étnicamente dirigida en su contra, con frecuentes expulsiones de campamentos y del territorio. Todo esto acompañado con un discurso de odio que amplifica los de por sí ya muy fuertes prejuicios de incapacidad de integración y de delincuencia “natural”.

¿Qué pensar de un gobierno socialista que perpetua el mismo tipo de respuestas?

Como candidato, François Hollande declaró querer abandonar las evacuaciones de viviendas sin solución de realojamiento. Sin embargo, durante el verano, el ministro del Interior, Manuel Valls, reafirmó la voluntad del Estado de desmantelar los campamentos, y las autoridades locales empezaron a expulsar como antes. Así, más de 3 mil personas fueron echadas a la calle.

Ante el no respeto de los compromisos del gobierno, organizaciones de apoyo fueron recibidas por el Primer Ministro. Este último aceptó difundir una circular que detalla las modalidades de acompañamiento de los expulsados. Falta comprobar en el terreno estas orientaciones e inscribirlas más ampliamente en la lucha contra la exclusión de los pobres extranjeros, europeos y franceses.

Publicado el 22 de Octubre de 2012

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