Potosí, Bolivia. El deterioro del Cerro de Potosí, en Bolivia, es tan grave que podría colapsar. Durante los últimos años, el cerro ha sido una de las grandes preocupaciones para los potosinos, en especial para los mineros, que corren un peligro constante ante los hundimientos de la tierra.
Diarios locales señalan que el cerro no puede estar intacto después de una explotación de más de 450 años, que se nota el hundimiento y que nadie podrá negar que hay algunos sectores donde se nota más la deformación.
Las recientes lluvias en Potosí agravaron el hundimiento en la cima del cerro. Se produjo en cráter que alertó a las autoridades del lugar, quienes exigieron la inmediata presencia de las autoridades federales y la adopción de medidas para evitar el avance de los hundimientos.
Actualmente, unos 15 mil mineros operan bajo el sistema de cooperativas y entran a diario al subsuelo para abrir socavones con dinamita y extraer alrededor de 2 mil 500 toneladas de tierra con minerales. El presidente de la Federación de Cooperativas Mineras de Potosí, Julio Quiñones, deslindó de responsabilidad a ese sector en el nuevo derrumbe.
Cuando se formó, uno de los hoyos medía ocho metros de diámetro y 18 de profundidad. Ahora tiene 17 metros de diámetro y 22 de profundidad, es decir, avanzó cuatro metros hacia abajo y se ensanchó en nueve.
Mucho se ha dicho al respecto: teorías, propuestas, quejas; pero hasta la fecha no existe una voluntad marcada entre los responsables, y son pocos los que sostienen que debe darse solución a ambos aspectos: el hundimiento del cerro y la integridad de los trabajadores. Una comisión estatal evaluará las consecuencias del desplome de la cima del legendario Cerro Rico de Potosí, ocurrido a principios de julio, confirmaron fuentes gubernamentales bolivianas.
Como medida inmediata, aparentemente realizarán trabajos de ingeniería para impermeabilizar el terreno en la parte alta del Cerro Rico. Podrán impermeabilizar el terreno, pero la explotación interna es un hecho. Según el viceministro, hay cráteres en otras seis zonas.
Erosión por la explotación
El hundimiento derivó del desplome de miles de toneladas de tierra a causa de la erosión provocada por la larga explotación del Cerro Rico de Potosí por cooperativas de mineros privados. La extracción minera que lo provocó continúa con iguales técnicas desde los tiempos de la dominación colonial española en la región hasta hoy.
La significativa reserva mineral del cerro fue descubierta de manera accidental. Desde entonces y hasta el siglo XIX, los conquistadores españoles extrajeron de sus entrañas alrededor de 60 mil millones de toneladas de oro, suficiente para tender un puente entre la andina Potosí y Madrid, capital metropolitana, de acuerdo con el escritor Eduardo Galeano.
Galeano asegura en su libro Las venas abiertas de América Latina que a finales de la decimosexta centuria, Potosí era la tercera ciudad más poblada del mundo, detrás de París y Londres, debido a su próspera economía de la plata. Con este metal, pavimentaron las calles de la ciudad minera, abastecieron a la Europa renacentista y financiaron la expedición de la Armada Invencible española contra la Inglaterra de Isabel I, en 1588. Es decir, financiaron sus guerras privadas a costa de la vida de los pueblos originarios y de la sobreexplotación de la tierra.
Ya no se trata de la vida de miseria que los mineros llevaron durante años, masticando entre la coca sus penas y la explotación. Hoy en día, se trata de la destrucción entera de un cerro en beneficio de la ostentación, el poderío y la violencia de los explotadores.
En el 2012 la población boliviana observa, después de 500 años, el principio del desplome final de un cerro maldito que desató una de las furias de ambición más grandes de la historia de las conquistas y derramó una cantidad de sangre incalculable alrededor de todos estos largos años de luchas.
Publicado el 22 de Octubre de 2012