México, DF. El 20 de octubre de 2011, la organización armada vasca Euskadi Ta Askatasuna (ETA, Patria Vasca y Libertad) anunció el cese de su actividad armada, tras más de 50 años de violencia política en la lucha por la independencia y el socialismo. Pese a las reacciones de ese momento, el proceso de paz para Euskal Herria (País Vasco) no comenzó ni termina con ese anuncio, que es un paso dentro de un proceso de paz iniciado de manera unilateral por la izquierda nacionalista vasca.
Asier Altuna, delegado de la izquierda abertzale en Latinoamérica, habla con Desinformémonos para hacer un recuento del camino que puede permitir a las sociedades vasca y española una oportunidad para acabar con el conflicto político.
La ilegalización de los movimientos de la izquierda abertzale
En el 2000, el famoso juez (Baltazar) Garzón llega a la conclusión de que no puede ilegalizar a la izquierda abertzale porque no es una organización concreta, (sino que) es un concepto que abarca en su seno a todo aquel que se sienta de izquierdas y abertzale1 y también a organizaciones sociales, movimientos sindicales, etcétera, que son partícipes de la estrategia de conseguir la independencia y el socialismo. Dentro está por ejemplo la organización sindical LAB, el movimiento juvenil, el movimiento feminista y el organismo político, que anteriormente era Batasuna y, desde la semana pasada que ha sido legalizado, ahora es Sortu.
A raíz de (los atentados) del 11-S y la guerra contra el terrorismo de los Estados Unidos, el Estado Español aprovecha ese contexto para acelerar todavía más lo que ya tenían previsto, porque desde 1997 ya había cerrado el periódico Egin, el Egunkaria, la revista de investigación Ardi Beltza, y ya se estaban dando agresiones contra todo lo que era un trabajo independentista. El 2001 acelera todo y en el 2002 toda la izquierda abertzale es ilegalizada, a excepción del sindicato LAB y Askapena, que era la organización internacionalista. Ésta ya fue golpeada en el 2012 y quedó en una situación de ilegalidad; sus militantes están en la calle pero, como otros compañeros tanto del movimiento juvenil como del partido político Batasuna, están en muerte civil porque no pueden hacer actividad política, estar en ruedas de prensa o hacer reuniones. Cientos de compañeros no pueden hacer actividad política porque están en sumarios o pendientes de juicios, y ésa es la condición que les ponen para recuperar la libertad.
El estado de la sociedad vasca y el movimiento
La sociedad vasca estaba ya harta de tantas ilegalizaciones y del conflicto porque, en el 2006 (durante el proceso de paz iniciado entre ETA y el gobierno), tanto la izquierda abertzale como la mayoría de la sociedad vasca entendían que el proceso político se iba a fraguar e iba a llegar a buen puerto, pero se dio la rupturay eso desgastó mucho. En 2006 y 2007 nos resituamos en un post conflicto: cómo teníamos que ubicar toda nuestra estrategia para seguir trabajando y luchando en aras de conseguir los derechos democráticos del pueblo vasco.
A la vez, la resistencia que ha mantenido la izquierda abertzale en los últimos diez años ha sido heroica. Tenemos una lista de más de 40 mil personas que no nos podemos presentar a las elecciones porque estamos en las listas negras, que son la lista que tiene el Ministerio del Interior de todos los que en los últimos 30 años hemos sido concejales, diputados, parlamentarios o gente fichada por la policía. Entonces, cada que había elecciones había que encontrar gente nueva, limpia, que no estuviera fichada en ese sentido, y todas esas personas, en las siguientes elecciones, pasaban a estar en la lista negra, y así hasta llegar a 40 mil personas.
A la vez, eso ha hecho que el proyecto de la izquierda abertzale en las instituciones haya aportado nuevas ideas. Esa gente que entraba, con toda la buena voluntad del mundo y haciendo frente a la ilegalización, no era militante sino simpatizante o gente que estaba alrededor; entonces, toda esa gente ha aportado frescura e ideas nuevas que nos han servido para reforzar nuestro proyecto. Nos hemos dado cuenta de que un proyecto político tiene que estar constantemente renovándose porque si no, tanto la jerga como las medidas o las reformas que puedan plantear quedan obsoletas, y ese dinamismo que mantiene la sociedad se escapa del propio proyecto, que queda en un acuerdo programático pero alejado de la realidad.
Eso nos está sirviendo ahora que se ha dado la legalización de Sortu; aunque no se hubiera dado, se iba a abrir el debate interno, dentro del cual está la actualización de nuestro proyecto político. Dentro de ello hay tres ideas clave: la lucha institucional, en la que estamos obteniendo muy buenos resultados y nos vamos a presentar desde las instituciones nacionales hasta alcaldías y los ayuntamientos, que son muy importantes, porque son las instituciones donde más cerca se está del pueblo. Luego está el movimiento de masas, que ha sido mermado al estar diez años ilegalizados, porque la represión ha sido brutal en ese sentido.
En los últimos dos años más de 150 jóvenes de (la organización juvenil) Segi han sido detenidos, y una organización juvenil que tiene a 150 cuadros en las cárceles está mermada, mantiene su actividad, pero no tan intensa como si tuviera a esos cuadros en la calle. Finalmente, está la batalla ideológica, la lucha de ideas que es vital, mantener contacto y debate en las calles con la militancia, los simpatizantes, gente del entorno y toda esa gente que plantea frescura al movimiento.
Sortu tiene que responder a las preguntas del siglo XXI, a cómo articulamos el movimiento político y el movimiento popular, cómo hacer que un partido que va a estar en las instituciones y va a tener más poder institucional engarce con ese movimiento popular que en los últimos 30 años tan buenos resultados ha dado en la unidad popular. Ese es el gran debate que tenemos ahora, que es un debate muy rico en ese sentido. Una vez que se concluya el debate, lo que sale y la ponencia es lo que vamos a cumplir todos, porque eso es lo que nos ha dado fuerza y lo que nos ha traído hasta este momento político.
Las razones del proceso unilateral de paz
Llegamos a la necesidad de un proceso unilateral porque en los últimos 30 años ha habido tres procesos de negociación y los tres han fracasado en el sentido de que no se han conseguido los objetivos que se planteaban en esa mesa de negociación. Uno de los objetivos era el derecho a la autodeterminación, y el Estado Español no lo ha reconocido. Por otro lado, nosotros veíamos que hemos tenido capacidad, sobre todo gracias a la lucha, de hacer sentar en la mesa de negociación a un Estado nada menos que como el Español, pero luego no teníamos la suficiente fuerza para hacer obligar a cumplir esos acuerdos que se firmaban.
Entendimos y observamos con pesar que no hay interlocutor en el otro lado del conflicto; el Estado no tiene un interlocutor válido que en la mesa de negociación firme y cumpla. Ése es el gran obstáculo que tiene el proceso político vasco, porque el Estado no está dispuesto y tiene todavía ese déficit democrático que le viene de la dictadura de Franco y de que las estructuras franquistas se mantienen como tales.
Ante ello, la pregunta que se hacía la militancia de la izquierda abertzale era: ¿Y ahora por qué vía seguimos, teniendo en cuenta que los tres procesos tenían la negociación bilateral como eje principal, para hacer posible que otra vez se negocie pero que consigamos los objetivos? Esa vía ha sido poner en marcha un proceso democrático de manera unilateral. Se ha hecho un debate interno donde vimos que podemos generar condiciones mayores para en un momento dado obligar otra vez –y obligar en un sentido bueno de la palabra- al gobierno español, desde una perspectiva de que la mayoría del pueblo vasco desea un nuevo estatus para su país y con el derecho de autodeterminación como eje para definir el futuro.
Entonces se ha puesto en marcha un proceso unilateral dentro del que la organización armada también ha constatado que su aportación puede ser dejar la actividad armada para abrir una vía al movimiento popular y a la lucha democrática, para así aglutinar a todo esos sectores que nosotros constatábamos que nos faltaban en la mesa de negociación en los últimostres procesos que ha habido. La idea es ir acumulando a la gente que puede estar a favor del derecho de autodeterminación y de conseguir unos objetivos democráticos mínimos, esa revolución democrática nacional que está pendiente en el País Vasco.
Ello tiene que servir para el movimiento político, para avanzar en la transformación social y en la revolución social que hay que hacer, siempre teniendo claro que estamos en Europa y que estamos en medio de dos estados imperialistas, como el español y el francés, y dentro del marco europeo, con las dificultades que supone, pero también demostrando a la sociedad que en un estado independiente y socialista vasco se vivirá mucho mejor que en un Estado Español -en plena crisis- que nos lleva al precipicio.
La sociedad vasca en el conflicto
La sociedad vasca percibe que es una oportunidad histórica la que se ha abierto con este proceso nuevo, que responde a tres ejes: un proceso democrático, la acumulación de fuerzas y la participación de la comunidad internacional.
En todo ello, la sociedad vasca es consciente de que en los últimos 50 años todos en generaciones diferentes hemos conocido la violencia política, y de que hay posibilidades reales de que esa violencia política termine y se abra una nueva fase, pero siendo conscientes también de que por ahora lo único que va a parar es una parte de la violencia política, porque la otra se mantiene vigente. La violencia política del Estado se mantiene: las detenciones se mantienen, el endurecimiento de las condiciones en las cárceles es mayor y la dispersión todavía está en vigor.
La movilización popular que hubo en enero, donde más de 110 mil personas salieron a la calle exigiendo que se respetaran los derechos de los presos políticos vascos, responde a ello también. Ante la cerrazón del gobierno y el mantener esa violencia, la gente salió a la calle diciendo ¡Basta! Se le ha exigido a ETA, y ETA ya ha cumplido, ahora que los Estados cumplan también.
Ante más agresión, más actividad política y más reforzamiento de manera unilateral, pero siempre en aras de que esos pasos se conviertan en bilaterales o multilaterales.
La sociedad española y la oportunidad para la paz
Por una parte está una estrategia del Estado, toda esa manipulación que ha habido (para generarlerechazo contra la izquierda abertzale); por otra parte, el sufrimiento generado por los dos bandos está ahí, pero los españoles ven sobre todo el sufrimiento generado por la lucha armada.
Sí hay un distanciamiento entre la sociedad vasca y la sociedad española, pero es también señal del conflicto político y la diferencia que hay entre la nación española –si es que existe- y la nación vasca; la idiosincrasia del País Vasco choca con la del Estado Español. De eso la sociedad española es consciente, yo creo que después de 50 años lo hemos vivido todos. Es una oportunidad histórica para el Estado Español y para la propia Europa de superar el último conflicto armado que queda en el continente. En ese sentido, la izquierda abertzale y los agentes implicados en el proceso político estamos redoblando esfuerzos para llevar el conocimiento del nuevo escenario político a la sociedad española y de intentarles (hacer) entender la oportunidad histórica que estamos viviendo todos.
La solidaridad internacionalista está aplicando con movimientos más concienciados, de izquierdas, que son conscientes del porqué de la lucha y el porqué de la solidaridad internacionalista ahora mismo,para obligar por dentro al Estado Español para que vaya dando pasos.
Euskal Herria dentro de cinco años
Me gustaría con una mesa de partidos en marcha, dialogando, discutiendo de cuál es el marco de convivencia que nos queremos dar, dando pasos en ese sentido, con una sociedad menos tensionada con todo este enfrentamiento y que vayan generando otras condiciones, con los presos en la calle y dando pasos en la superación del dolor que se mantienede las víctimas en los dos bandos –porque el Estado Español siempre echa en cara que hay 800 muertos, pero si se cuentan los dos bandos hay más de mil 400 y ahí están los miles de torturados, los más de 750 presos políticos y 2 mil exiliados. El sufrimiento y la violencia están en los dos lados, entonces en cinco años habrá que dar pasos importantes para ir superando ese dolor.
Seguramente cada proceso tiene sus propias condiciones y características, y no hay una fórmula que valga para todos los conflictos. Hemos aprendido mucho de Sudáfrica y de Irlanda, pero seguramente en la cuestión de las víctimas habrá que abordar una agenda vasca en la que veamos cómo se puede reparar ese dolor entre todos.
Todos hemos sufrido, habrá ese reconocimiento pero cada uno defenderá lo suyo y cada uno contará la historia a su manera. No se trata de que ahora seamos todos hermanos, pero sí por lo menos de tener una historia que nos lleve a un punto común y que lleguemos a ese escenario democrático que no hemos conocido desde que en 1936 se perdió la guerra contra los franquistas. Todavía perdura ese régimen y esas instituciones, que no han sido retocadas, y la depuración democrática que tiene que hacer el Estado Español es otro asunto. Ya si conseguimos en cinco años lo que he dicho, será muy bueno.
Me gustaría que en cinco años el movimiento popular que hemos tenido y es tan rico esté otra vez en todo su florecimiento, que el proyecto político tenga ese apoyo popular y que la construcción del proyecto socialista que queremos tenga todavía más apoyo y seamos una alternativa real de cambio en esa Europa, que está girando a la derecha y que preocupa.
ETA SIEMPRE HA HABLADO DE UNA EUSKADI SOCIALISTA E INDEPENDIENTE
Eta y socialismo…