Estados Unidos. El anuncio presidencial que dio a los fiscales federales derecho a ejercer la “discreción” para cesar los procedimientos de deportaciones contra jóvenes indocumentados que no tienen antecedentes penales o contra veteranos que hayan cumplido sus responsabilidades honorablemente, no es una señal de “ilustración” presidencial, ni una victoria significativa para los derechos humanos o para los movimientos de derechos de los migrantes y los latinos.
Este anuncio, en primer lugar, ni siquiera se refiere a una orden ejecutiva, es decir, no es algo que las agencias federales estén por ley obligadas a respetar. Fue simplemente un anuncio presidencial, acompañado por un “memorándum” de bajo nivel. Otros dos “memorándums” bastante parecidos ya han sido publicados durante esta administración, se les ha hecho una publicidad igual de exagerada desde la Casa Blanca, y han sido celebrados –de manera idéntica– por activistas de derechos de los migrantes.
Cabría señalar también que estos dos “memorándums” previos no han tenido efecto alguno en el ICE (Agencia de Orden Público sobre Migración y Aduana), la cual sigue deportando a todos los migrantes que logra encontrar.
Para ampararse con este “memorándum” y conseguir que el procedimiento de deportación sea diferido, los migrantes están obligados a salir del anonimato: tienen que registrarse como indocumentados y esperar a ver si el fiscal asignado a su caso les aplica la “discreción.” Puede que esto sí suceda, pero también puede que no, y en dichos casos no existe posibilidad alguna de apelación. Una vez que te registras en el ICE, la agencia ya sabe quién eres y exactamente dónde estás.
El “memorándum” dice que para que la deportación pueda ser “diferida,” no se debe tener ningún delito grave ni “de menor significancia” como antecedente. Esto no es simplemente un estándar alto, es algo sin precedentes y todavía no ha sido ni definido por los abogados y jueces. Muchos migrantes latinos viven en comunidades donde la manera en que opera la policía es totalmente discriminatoria hacia ellos. En algunas de sus comunidades la acción policiaca se aplica con el principio de “saturación”, es decir, todoslos jóvenes de ciertas “razas” son vulnerables a control y detención policiaca. Por ello, un gran número de jóvenes masculinos en estas comunidades tienen antecedentes penales.
La gran mayoría de los más de un millón de deportados bajo la administración de Obama no estaban graduados de las universidades, ni eran estudiantes universitarios, jóvenes en camino a la universidad, o veteranos. Al contrario, la inmensa mayoría de estos deportados es gente común: trabajadores y sus familias.
El “memorándum” que ahora celebran los activistas migratorios no hace nada para detener ni aplazar las deportaciones. Poder graduarse de la universidad en los Estados Unidos se ha convertido en una fuerte distinción de clase, y el movimiento de reforma migratoria y sus líderes latinos en el Partido Demócrata parecen estar actuando por los intereses de una clase de migrantes, mientras abandonan a todos los demás.
Los activistas que están a favor de la reforma migratoria rara vez mencionan que la “DREAM ACT” (ley migratoria propuesta por Obama que no fue aceptada por el Congreso estadounidense, y que ahora el presidente quiere hacer cumplir mediante el “memorándum”) tal como está escrita en estos momentos hace que inscribirse al ejército sea un camino mucho más fácil que ir a la universidad para que los migrantes jóvenes reciban sus papeles.
La pagina 12 de Plan Estratégico 2012 del Pentágono dice que para lograr sus metas en materia de fuerza numérica se necesita acceso a las poblaciones migrantes. Así es que tendríamos que tomar en cuenta que esto podría ser el propósito verdadero del llamado “DREAM ACT”.
Así como la administración de Obama inició la ola más grande de deportaciones en la historia de los Estados Unidos, también habría podido pararla desde hace seis meses, desde hace un año o desde hace dos.
En este contexto, convocar a una conferencia de prensa, como hizo el representante del Congreso de Chicago, Luis Gutiérrez, para agradecer a la administración de Obama por detener las deportaciones de veteranos y jóvenes universitarios es como expresar el mas sincero agradecimiento a un asaltante que por los últimos tres años te ha golpeado todo el cuerpo y ahora dice que en adelante promete no pegarte en tus áreas mas sensibles.
Esto no es una victoria para la dignidad humana de los migrantes. Es un juego cínico y sin costo para la administración de Obama, quien, unos meses antes de las elecciones, busca fomentar el apoyo (actualmente muy mermado) de la comunidad latina.
En 2008, Obama recibió mas de dos terceras partes del voto latino, una proporción anormalmente grande, y eso fue suficiente para que Obama ganará en varios estados. Ahora la Casa Blanca sabe lo que necesita y va por ello. Las comunidades latinas y la comunidad de los derechos de los migrantes deberían hacer lo mismo.
Bruce A. Dixon es director editorial para Black Agenda Report. Vive y trabaja en Marietta, Georgia. Puede ser contactado en la página de Black Agenda Report.
Publicado el 9 de julio 2012