Santa María Xadani, Oaxaca. Reunidos en el parque central de Santa María Xadani, en la región del Istmo de Tehuantepec, las mujeres y los hombres, en su mayoría adultos mayores, hablan en su lengua materna diidxazá (zapoteco) de la resistencia que encabezan desde el 2008, cuando comenzaron a dispararse los altos cobros de sus recibos de energía eléctrica.
Cada uno de ellos narra cómo la Comisión Federal de Electricidad (CFE) emitió cobros altos, abusando de ser una empresa autosuficiente económicamente, y comenzó a perseguirlos y criminalizarlos, pero a ellos les fue imposible cubrir cantidades excesivas que se les obligaba a pagar, por lo que se organizaron y crearon la Coordinadora de Pueblos del Istmo en Resistencia (COPIR).
“Nos organizamos en el 2008 porque comenzaron los abusos y altos cobros, primero llegaba de 300 pesos, de ahí de 900 pesos y así cada bimestre aumentaba. Íbamos a las oficinas de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) y nos decían: ‘páguenlo de a poquito’ y eso no era solución, y así vimos que varios compañeros vivían una situación similar. Nos organizamos y en el 2009 estalló la huelga contra las altas tarifas y pagos”, narró Filiberto Vicente Aquino, dirigente y afectado.
Santa María Xadani es una localidad donde viven 9 mil 234 habitantes. Los hombres se dedican a la pesca y las mujeres a la elaboración de totopos. Este municipio oaxaqueño es catalogado como un municipio emigrante, casi la mitad de su población acude a cortes de caña y trabajos de construcción a Nayarit, Monterrey y la península de Yucatán.
Porfirio Díaz, de 70 años de edad, es uno de los usuarios que lleva 15 años luchando por las altas tarifas. Su recibo de energía eléctrica emitido por la CFE dice que adeuda 5 mil 422 pesos, cantidad que dice es alta y excesiva, por lo que no paga el servicio desde hace una década.
“Nos llegan a molestar y hostigar, vienen a decirnos que si no pagas el recibo, nos van a encarcelar, y así se la pasan, ¿pero cómo vamos a pagar, si nos cobran muy alto los recibo? Eso es injusto”, refirió.
Emilia López Sarabia, de 49 años de edad, es otra afectada. A ella sus recibos de luz comenzaron a llegarle de mil 500 a 2 mil pesos, cuando sólo tiene en su hogar tres lámparas, un refrigerador y una televisión.
“Tuvimos que organizarnos, unirnos para luchar contra las altas tarifas, es una resistencia que llevamos como pueblo, acá no pagamos la energía eléctrica, no sucede con todos, pero sí la mayoría. En mi caso yo elaboro totopos y mi esposo es campesino, no tenemos dinero suficiente para pagar un recibo de luz alto”, agregó.
La lucha es de todas y todos
Alejandro López y Filiberto Vicente Aquino encabezan la defensa contra las altas tarifas y han vivido una serie de criminalizaciones y hasta detenciones arbitrarias.
“En el 2013 me detuvieron, estuve durante dos días en la cárcel, supuestamente por encabezar esta lucha, pero la gente exigió mi libertad, lucharon por mí y quedé libre, y sigo en la defensa”, dijo Filiberto.
Por su parte, Alejandro López López dijo que la postura como un frente en resistencia es la fijación de una tarifa eléctrica social y justa, de acuerdo con la condición de pobreza y socioeconómica de las comunidades indígenas.
