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Velas de mayo en Juchitán, Oaxaca: las fiestas que rinden tributo al campo, el mar y la vida

Diana Manzo / Istmo Press

JUCHITAN,OAX. Las velas titulares de mayo conocidas como “Saa Guidxi” son festividades donde se rinde tributo a la vida, el campo y el mar.

Dedicadas al ciruelo -biadxi – y el jazmín -Guie’ xhuba- fruta y flor tradicional de este municipio zapoteca, pero también a la Santa Cruz, San Vicente Ferrer, San Isidro Labrador y a los sitios sagrados del pueblo zapoteca.

En este municipio Biinizá -zapoteca- ubicado en la región del Istmo de Oaxaca, se come, se bebe y se baila, el que viene a una vela y no la disfruta es como haber ido a cualquier otra celebración, aquí los bailes son únicos , son de gala, y se hacen de buena fe.

Año con año desde hace más de un siglo, en esta peculiar ciudad se realizan las fiestas nocturnas, llamadas velas, que en el mes de mayo alcanzan su máximo esplendor, en este 2024, se realizaron 16 festejos nocturnos, además de su paseo con carros alegóricos de flores y frutas y la tradicional lavada de ollas, la cual es una fiesta vespertina. Las mujeres visten con su indumentaria tradicional, el traje regional, como lo es la enagua y huipil y los hombres portan guayabera blanca y pantalón oscuro.

Y aunque hay muchas criticas por el consumo del alcohol, los organizadores y sociedades muchos han criticado que la cervecera fomenta el alcoholismo, sin embargo las sociedades manifiestan que a nadie se le exige beber alcohol, cada uno lo hace por su propio gusto.

En este mes de mayo, los zapotecas y zapotecos, así como invitados, habrán gastado un aproximado de 10 a 12 millones de pesos, para la realización de las velas, además de compra de vestimenta típica, accesorios y antojitos gastronómicos sin tomar en cuenta el pago de las agrupaciones musicales, vigilancia, cohetes.

Los hombres cargan en sus hombros los cartones de cerveza, mientras que la mujer lleva envuelto con un pañuelo blanco su cooperación, la cual llaman limosna, siendo la cuota mínima de 100 pesos, que consiste en un apoyo económico, que se le entrega a la anfitriona de la noche, que en este caso es la mujer, la jefa de familia.

Las socias de estas velas como es tradición estrenan trajes regionales que oscilan entre 15 y 30 mil pesos.

Las Velas en Juchitán según datos del investigador juchiteco Tomás Chiñas Santiago, son rituales y adoraciones a los elementos de la pródiga naturaleza, pues se adoraba a los peces y al mar, al maíz, al lagarto, entre otros.

*Gasto o inversión para preservar una tradición

Hefziba Robles, de 17 años de edad es hija de Margarita Robles (Maggy). Ella fungió como capitana en honor a San Vicenta Ferrer chico.

En entrevista con la Maggy, la mamá de Hefziba comparte que fue por una promesa, que Dios y San Vicente Ferrer le diera mucho trabajo y que la guiara en todo momento para seguir embelleciendo a las mujeres.

Dijo que gastó alrededor de 150 mil pesos, y también fue una colaboración de participar por

amor a su tía Monse sales y su tío Luis Alberto Martínez, los mayordomos de la vela.

“Estoy feliz y orgullosa de ser la que la impulse y la guíe en su trabajo en seguirla preparando para lograr verla hecha una gran persona y ser humano”, expresó.

Maggy también recalcó que para ella, las velas son las tradiciones son más hermosas: “Me late el corazón cada vez que escucho un son regional”.

*Velas aún racistas

En esta sociedad Juchiteca viven las muxes, y aunque la mayoría de las velas se les permite el acceso, en la principal o la grande, la San Vicente Ferrer, lado norte, aún se les niega.

Para el poeta y artesana, Elvis Guerra, impedir el ingreso a las muxes es una conducta homofónica y transfóbica de las y los socios.

Aclaró que a pesar de que en la

invitación dice que son “hombres vestidos de mujer”, lo cual recalcó que la realidad es que las muxes son una identidad de género, cultural, sexual, social.

“Vela que excluya a las y los muxes, no puede ser renombrada vela. Vela homofóbica es que son. Nuestra lucha será siempre en favor de la inclusión. Digan lo que digan, son retrógrados”, dijo.

Felina Santiago, reconocida por su lucha contra la homofobia y discriminación desde hace más de 30 años dijo que a pesar de que a Juchitán o al Istmo de Tehuantepec lo llaman el paraíso muxe, falta aún, ya se esta caminando con la realización de esta primera vela de la inclusión, pero hace falta más.

Y aunque desde el 2019, una de las tres fracciones de la Vela San Vicente Ferrer- la más grande de los juchitecos- permite el ingreso de los muxes, no así en dos velas.

“Estuvimos 15 años vetados por estas asociaciones -San Vicente Ferrrer Goola lado Sur y Norte- y por fortuna ya nos aceptan, la llaman Vela de la Inclusión y en este año, participamos, fue ayer y acudimos con nuestros trajes regionales, portando la enagua y el huipil”.

*Alto consumo de alcohol y generación de basura vs proyecto de Bladu’ Nabani

En este año, se tiene estimado que los juchitecos e invitados, consumieron alrededor de 30 mil cajas de cerveza de la presentación de un cuarto de litro, es decir, en cada vela que se realizó en la última semana mayor de las velas de mayo , incluyendo baile de gala y lavada de ollas, se consumen entre mil 500 a 2 mil cajas.

Según el foro ecológico de Juchitán, esta ciudad genera diariamente 180 toneladas de basura, sin embargo al día por cada vela son aproximadamente de 8 a 10 toneladas diarias, es decir por 20 velas aproximadamente fueron 160 toneladas de basura entre los que abundaron platos y vasos desechables.

Esta ciudad no cuenta con un relleno sanitario y tampoco con una planta tratadora de aguas residuales, en el 2015 el ex presidente de Juchitán, Saúl Vicente Vásquez obtuvo un recurso para la construcción de la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos que con inversión de 47 millones de pesos, y que lleva 8 años sin funcionar.

Respecto a la generación de basura, este año surgió Bladu’ Nabani – plato vivo – en castellano, un proyecto piloto impulsado por la Ing. Químico Aurora Guadalupe Catalán Reyes junto con actores de la sociedad juchiteca, con la finalidad de sustituir el uso del unicel.

La iniciativa comunitaria e independiente surgió hace un par de meses, aunque está pensada desde hace 3 años por el colectivo Gui’xhi Nayaa (monte limpio) con la intención de migrar a una cultura de cero desperdicios.

“Al no existir un proyecto o programa para reutilizar las toneladas de basura que se generan en las velas, nos dimos a la tarea de pensar en este proyecto, Bladu’ Nabani, porque creemos que somos muchos los que añoramos una ciudad limpia, y para ello, es necesario dejar de usar los desechables”, expresó.

Contenta con lo que ha logrado, Aurora, informó que ayer, en una de las tres velas,-San Vicente Goola Norte -se juntaron aproximadamente, 150 bolsas negras grandes de residuos (unicel, platos de plástico, mucha botana, botellas de plástico PET).

“La idea es soñar y concretar una ciudad limpia, Juchitán y nuestras hijas e hijos lo merecen, concluyó.

Publicado originalmente en Istmo Press

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