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Une la defensa del agua a pueblos originarios y organizaciones sociales en la Asamblea Nacional por el Agua y la Vida

Gloria Muñoz Ramírez

Fotos: Gerardo Magallón

Ciudad de México | Desinformémonos. La urgencia de la defensa del agua convocó, unió y articuló a comunidades y organizaciones en la Quinta Asamblea Nacional por el Agua y la Vida (ANAVI), que se llevó a cabo en la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas “Samir Flores Soberanes”. A 40 días de que finalice la actual administración federal, los participantes concluyen: “El sexenio termina y, contrario a lo que prometieron, no termina la guerra ni el despojo. Peor aún, el próximo gobierno promete continuidad: un segundo piso para los de arriba construido sobre los y las de abajo”.

En el espacio recuperado por la comunidad otomí residente en la Ciudad de México desde el 12 de octubre de 2020, en el que operó durante menos de un año el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), se dieron cita más de 800 participantes, entre ellos 200 indígenas de los pueblos ñhöñhö, purépecha, mixe, mayo, wixarika, yoreme, nahua, yaqui, mazateco, mixteco, totonaco, popoluca, nuu savi, maya, tepehuano, guarijío, rarámuri, rayeri, tzeltal, tololabal, zapoteco, tohono odam y binizaa, quienes dialogaron con organizaciones y colectivos que, como ellos, defienden el agua de sus territorios.

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“Aquí coincidimos las luchas de muy distintas geografías del territorio nacional, del campo, del mar y la ciudad. Luchas que estaban antes de este sexenio y luchas que florecieron durante este sexenio. Estamos aquí quienes coincidimos en seguir en la lucha por la vida, desde abajo, contra la explotación capitalista bajo los nuevos rostros que adquiere”, señalaron en el pronunciamiento final luego de dos días, el 17 y 18 de agosto, de dialogar en seis mesas de trabajo en las que, literalmente, mapearon sus indignaciones, resistencias y necesidad de articulación.

Consideraron que el reciente Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, presentado por el gobierno federal el pasado 9 de agosto, en el marco del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, es parte de “la ruta del saqueo y complemento de la cooptación y desmovilización” que encabeza el INPI. El “catálogo”, advirtieron, “es en realidad un plan de guerra: un plan para eliminar a nuestros pueblos y despojar nuestros territorios. Junto a los catálogos, los pueblos mágicos, la simulación de la justicia y las puestas en escena”.

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Y sobre las recientes reformas constitucionales en materia indígena, advirtieron que “el mismo INPI ha retomado reformas jurídicas que fueron discutidas hace más de 25 años y que hoy no corresponden a las exigencias y problemáticas de nuestras regiones”.

A esta quinta Asamblea por el Agua llegaron los participantes, indígenas, mestizos y representantes de luchas de otros países, con las mochilas cargadas de las problemáticas nacionales. La militarización y la ampliación del crimen organizado, con las complicidades de los gobiernos en turno, fueron la constante en todas las discusiones, además del divisionismo impulsado por las políticas “del bienestar”.

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Región por región y estado por estado, se fueron desmenuzando las diferentes maneras con las que el capital lleva a cabo el despojo. Se habló del Plan de Justicia para la tribu yaqui impulsado por el gobierno federal en Sonora (y en otros estados con otros pueblos), el cual “en los hechos favorece el despojo del agua para abastecer a las industrias mineras y la imposición del gasoducto, al tiempo que se continuó con el asesinato, la tortura y desaparición de varios miembros de la tribu”. Ahí estaban los representantes de Loma de Bácum, que de represión saben.

Del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, entre Oaxaca y Veracruz, se señaló que los pueblos, colectivos y organizaciones “siguen resistiendo no sólo al megaproyecto, también al crimen organizado y a la represión que viene con él”. Y del Tren mal llamado Maya, otro de los proyectos estratégicos del sexenio, se denunció la contaminación de ríos subterráneos y cenotes. El tren, dijeron, viene acompañado del crimen organizado, de violencia, del incremento de desaparición de niños, niñas y jóvenes, aumento de violencia y también de suicidios. Y “al mismo tiempo vemos crecer las riquezas de las cerveceras y granjas porcícolas, de inmobiliarias y de la agroindustria que extraen nuestra agua”. 

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Los representantes de la comunidad nahua de Santa María Ostula, Michoacán, arribaron a esta asamblea en medio de la lucha por la recuperación de sus tierras. Aquí denunciaron “el vínculo entre mineras, crimen organizado y mal gobierno” y explicaron que están a la espera de que les sea reconocido el territorio que les pertenece.

Una bandera gigante fue colocada en la parte de atrás del auditorio que cerró la Avenida México-Coyoacán. “Ato a la guerra contra el EZLN”, se escribió sobre la tela tricolor. La lucha zapatista permeó, sin duda, todo el encuentro. En Chiapas, denunciaron en la declaratoria final, “los pueblos zapatistas resisten a la brutalidad de la guerra que se ha instalado en todo el estado, una guerra que desplaza a pueblos enteros, que aumenta las desapariciones forzadas, que trafica con la gente, especialmente con mujeres y niños”. Y hoy, ahí, a pesar de todo “los zapatistas nos enseñan que otro mundo es posible y que, organizados con otros y otras en todo el mundo, podemos arrancar al Estado la libertad de nuestros compas”.

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No podía dejar de mencionarse la resistencia de la comunidad otomí que reside y resiste en la Casa Samir Flores Soberanes y que “nos enseña que luchar por vivienda digna es también luchar por la autonomía”. El espacio está amenazado de desalojo, en el contexto de su larga lucha por techo digno.

Desde Guerrero, llegó la voz de las familias de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, quienes, recalcaron, “nos dicen que su dignidad no está en venta, que burlas y desaires recibieron de este gobierno que decidió proteger a los militares y dejar que la verdad y la justicia siguieran esperando para otro momento”.

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Los participantes dieron a conocer diversas acciones en defensa de su territorio, al tiempo que anunciaron que su “lucha sigue en el sexenio que comienza”.

A continuación el pronunciamiento íntegro:

Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional

A la Comisión Sexta del EZLN

Al Congreso Nacional Indígena

Al Concejo Indígena de Gobierno

A Ma. de Jesús Patricio Martínez, Vocera del CNI-CIG

A los Pueblos del Mundo que resisten contra el Sistema Capitalista y Patriarcal

A los Pueblos, Tribus, Naciones, Comunidades y Barrios Originarios que nunca fueron conquistados

Herman@s Tod@s

Nuestra lucha es por un techo digno, y el mal gobierno destruye nuestra casa y nuestra historia.

La profecía: el monstruo de mil cabezas (el mal) vendrá y dividirá en dos a las comunidades, se infiltrarán en el corazón de ella, engañará, ofrecerá dinero, e intentará romper desde adentro.

Porque solo dividiendo puede imponer muerte y destrucción, la tarea es tejernos en comunidad como humanos, como hermanos, como hijos que pertenecemos a la gran madre, este planeta tierra, o sea organizarnos porque ante la muerte decidimos vivir.

En estos dos días de trabajo y organización nos encontramos 800 personas provenientes de los estados de Michoacán, Querétaro, Veracruz, Estado de México, San Luis Potosí, Colima, Chiapas, Hidalgo, Tlaxcala, Nuevo León, Puebla, Quintana Roo, Baja California, Sinaloa, Jalisco, Oaxaca, Sonora, Guerrero, Yucatán, Chihuahua, Nayarit, Cuidad de México, así como diferentes países: Alemania, Italia, Francia, España, Canadá, Colombia, Estados Unidos, Perú, Suiza y Guatemala.

En esta 5ª Asamblea Nacional por el Agua y la Vida asistieron también 200 delegados y delegadas del Congreso Nacional Indígena – Concejo Indígena de Gobierno, de los pueblos Ñhöñhö, Purépecha, Mixe, Mayo, Wixarika, Yoreme, Nahua, Yaqui, Mazateca, Mixteca, Totonaco, Popoluca, Nuu Savi, Maya, Tepehuano, Guarijío, Rarámuri, Nayeri, Tzeltal, Tololabal, Zapoteco, Tohono Odam y Bini Zaa.

Declaramos:

El 19 de febrero de 2019, apenas dos meses después del inicio del nuevo sexenio, el asesinato de nuestro compañero Samir Flores Soberanes sería la señal de que la guerra contra los pueblos continuaría. El asesinato de Samir y el intento por echar a andar el Proyecto Integral Morelos, fue una prueba más de que el nuevo gobierno retomaría la agenda neoliberal de reordenamiento territorial para acoplar a nuestro país a la economía norteamericana y para ponerlo así al servicio del capital trasnacional. Junto al Proyecto Integral Morelos, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y otros proyectos y megaproyectos de gran envergadura, la pesadilla neoliberal se extendió por todo el país de la mano de la militarización y del crimen organizado. Lo que en el pasado los malos gobiernos llamaron Plan Puebla Panamá y luego Proyecto Mesoamérica, el actual mal gobierno lo renombró colocando siempre el apellido de “Bienestar” para intentar ocultar el despojo, el desplazamiento, la destrucción y la muerte.

Para avanzar con la reorganización capitalista del territorio nacional, la nueva élite gobernante recuperó de sus antepasados estrategias de cooptación y simulación como lo es el indigenismo. Como sí se tratará de mero espectáculo, desde presidencia y sus asesores de comunicación, hicieron una gran puesta en escena para entregar un supuesto bastón de mando al actual capataz, faltando con ello a la verdad, y también faltando a la historia, memoria y al espíritu de nuestros pueblos. Esta simulación, hay que señalar, se ha retomado con quien a partir de octubre ocupará la silla presidencial.

Por su parte, el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI) echó a andar toda una operación mediática y política para hacer creer que el despojo y la muerte cuentan con el aval de los pueblos. En Sonora, por ejemplo, con el pueblo Yaqui, se puso en marcha un aparente Plan de Justicia que en los hechos favorece el despojo del agua para abastecer a las industrias mineras y la imposición del gasoducto, al tiempo que se continuó con el asesinato, la tortura y desaparición de varios miembros de la Tribu.

En Oaxaca y Veracruz, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, un proyecto impulsado por el imperialismo desde hace dos siglos avanza de la mano de quien se dice defensor de la soberanía del país. Pero los pueblos, colectivos y organizaciones siguen resistiendo no sólo al megaproyecto, también al crimen organizado y a la represión que viene con él.

En la península de Yucatán, en el territorio maya, los pueblos vemos contaminados nuestros ríos subterráneos y cenotes, vemos destruidos nuestros territorios por donde pasa el mal llamado tren maya, un tren que viene acompañado del crimen organizado, de violencia, con el incremento de desaparición de niños, niñas y jóvenes, con el aumento de violencia y también con el incremento de suicidios. Al mismo tiempo vemos crecer las riquezas de las cerveceras y granjas porcícolas, de inmobiliarias y de la agroindustria que extraen nuestra agua que estaba protegida por la madre tierra durante miles de años y que ahora la han expuesto a contaminantes. Pueblos y comunidades que antes aceptaron el tren por la promesa de desarrollo, hoy se arrepienten ante la devastación ecológica y la llegada del crimen.

En Santa María Ostula, en Michoacán, aquel pueblo que nos alertó del vínculo entre mineras, crimen organizado y mal gobierno, hoy vemos el recrudecimiento de la guerra, los drones que avientan bombas, los ejércitos de las corporaciones criminales que buscan exterminar al pueblo en resistencia. Y vemos también, como en otras tantas geografías, un Estado cómplice.

En Chiapas, los pueblos zapatistas resisten a la brutalidad de la guerra que se ha instalado en todo el estado, una guerra que desplaza a pueblos enteros, que aumenta las desapariciones forzadas, que trafica con la gente, especialmente con mujeres y niños. Y ahí, en lo que hoy es el epicentro de la guerra, en Chiapas, los zapatistas nos enseñan que otro mundo es posible y que, organizados con otros y otras en todo el mundo, podemos arrancar al Estado la libertad de nuestros compas. En medio de tantos dolores, un destello de alegría y sonrisas nos provocó la libertad del compa José Díaz Gómez. Esta asamblea se suma a la exigencia al alto a la guerra contra los pueblos zapatistas y alto a la guerra en todo Chiapas y México.

En la Ciudad de México, la comunidad Otomí resiste desde la Casa Samir Flores Soberanes y nos enseña que luchar por vivienda digna es también luchar por la autonomía. Como respuesta, la comunidad Otomí recibe amenazas de desalojo y represión. Desde esta asamblea dejamos claro: toda nuestra solidaridad con la comunidad otomí residente en la ciudad de México y alto a la criminalización de la comunidad y del compañero Diego García. Exigimos que se cumplan la totalidad de sus demandas. Nos declaramos en alerta ante cualquier agresión que puedan recibir.

Y en Guerrero, las familias de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa nos dicen que su dignidad no está en venta, que burlas y desaires recibieron de este gobierno que decidió proteger a los militares y dejar que la verdad y la justicia siguieran esperando para otro momento. Esta V Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio dice también: nos faltan 43 compañeros y miles más.

Retomando la ruta de Luis Echeverría en 1975 y la creación del Consejo Nacional de Pueblos Indígenas (CNPI), el INPI del traidor Adelfo Regino, el 29 de febrero del 2024 creó un aparato con exactamente el mismo nombre, un instrumento a modo para simular el diálogo y para intentar disminuir al movimiento indígena independiente, ese que no se rinde, no se vende y no traiciona. Como reivindicación del desprecio y de la simulación, el nuevo aparato de dominación de los pueblos retomó la misma consigna que ha sido nuestro grito de lucha: “Nunca más un México sin nosotros”. En su ruta del saqueo, y como complemento de la cooptación y desmovilización, el INPI elaboró y publicó en el diario oficial de la federación, en el marco del día internacional de los pueblos indígenas, el 9 agosto de 2024, un Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, un “Catálogo” que es en realidad un plan de guerra: un plan para para eliminar a nuestros pueblos y despojar nuestros territorios. Junto a los catálogos, los pueblos mágicos, la simulación de la justicia y las puestas en escena, el propio INPI, siempre al servició del capataz, ha impulsado o legitimado asambleas o consultas que no cumplen con las formas y tradiciones de los pueblos. Recientemente, el mismo INPI ha retomado reformas jurídicas que fueron discutidas hace más de 25 años y que hoy no corresponden a las exigencias y problemáticas de nuestras regiones.

Para los pueblos el agua es sagrada, porque nos da vida, nos da existencia, nos da comida, nos da medicina. Por eso pedimos permiso al territorio, por eso no lo traicionamos, no lo vendemos. Si la tierra y el agua enferman nosotros también, si el agua muere, nosotros y la vida toda se acaba. Si el agua ya no cae, nada florece, nada vive.

Para ellos, los de arriba, resulta fácil mirar nuestro territorio e identificar las fuentes de agua, minerales y tierras fértiles, trazar carreteras, vías de tren, gasoductos, para transportar mercancías y proveer a la industria, les es fácil mirar el mapa y decidir qué población desplazar y eliminar.

En esta guerra sangrienta que no es más que una continuidad de la que inició hace más de 500 años, los pueblos seguimos en resistencia, seguimos caminando en este territorio llamado México, en este hogar llamado mundo, y en este caminar nos encontramos con nuestra historia y con otros pueblos y comunidades.

En este espacio recuperado por nuestras hermanas y hermanos de la comunidad otomí residente en la Ciudad de México, el cual se ha convertido no sólo en su casa, sino que han abierto las puertas para todo aquél que lucha desde abajo y a la izquierda, que luche por la vida. Dicen que ya no existen pueblos en la ciudad, dicen que nos pueden contabilizar y caricaturizar en un catálogo, dicen que ya no hay resistencia, en el norte, sur, este, centro y oeste del país, dicen que los pueblos ya no existimos, y nosotros, nosotras; les decimos que los pueblos y naciones originarias existimos porque resistimos. Los de arriba quieren que olvidemos que somos parte de la naturaleza pero nosotros nos empeñamos en defender a nuestra madre tierra.

En esta 5a Asamblea escuchamos viejas y nuevas formas de despojo y destrucción, acaparamiento, perforación de pozos para la industria, construcción de tuberías que, simulando el cumplimiento del derecho al agua la desvían para la industria y la ciudad, otorgamiento de concesiones ilimitadas para las industrias, minería y empresas, mientras a la población es limitada a un día o incluso horas de acceso al agua, que casi siempre está contaminada.

El sexenio termina, y contrario a lo que prometieron, no termina la guerra ni el despojo. Peor aún, el próximo gobierno promete continuidad: un segundo piso para los de arriba construido sobre los y las de abajo. Los banqueros y megáricos no pueden estar más que contentos. Sus riquezas y su impunidad se ensanchan.

Las luchas que en nuestros pueblos florecieron desde hace siglos y que en las últimas décadas ha sobrevivido a la modernización neoliberal y a la supuesta cuarta transformación, hoy crece en la lucha contra la guerra y el despojo del agua. Las luchas del campo y la ciudad dialogan, comparten diagnósticos y encuentran que los explotadores tienen el mismo nombre en uno y otro lugar. Las luchas se hermanan. La lucha por el agua, la vida y los territorios debe seguir mientras quien gobierne lo haga para los de arriba, sirviéndose de la explotación y la dominación, del saqueo y del desprecio.

Aquí coincidimos las luchas de muy distintas geografías del territorio nacional, del campo, del mar y la ciudad. Luchas que estaban antes de este sexenio y luchas que florecieron durante este sexenio. Estamos aquí quienes coincidimos en seguir en la lucha por la vida, desde abajo, contra la explotación capitalista bajo los nuevos rostros que adquiere.

Esta es nuestra palabra sencilla, un balance del sexenio que termina y un anuncio de que nuestra lucha sigue en el sexenio que comienza. La lucha por el Agua, la Vida y el Territorio sigue, porque luchar por la Vida es luchar contra el capitalismo.

• Repudiamos el megaproyecto del corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el mal llamado Tren Maya, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y el Proyecto Integral Morelos, entro otros.

• Repudiamos los Planes de reordenamiento territorial, los planes de justicia que son el instrumento para despojar el territorio, desplazar a los pueblos para repoblar con nuevos habitantes que se dejen someter por este sistema.

• Exigimos el cese de la criminalización en contra de 9 personas compañeras y dos compañeros indígenas zapotecas y un mixe, con el motivo de desplazarles de manera forzada al imputándoles una fabricación de delitos.

• Exigimos el cese de la criminalización en contra del campamento tierra y libertad de Mogoñe viejo en el ITSMO de Tehuantepec.

• Repudiamos la manipulación del Registro Nacional de Personas Desaparecidas para ocultar las más de 116 mil personas desaparecidas, y repudiamos también el cinismo del mal gobierno que incluso convocó a personas desaparecidas para ser representantes de casilla.

• Condenamos las 40 ejecuciones de integrantes del Consejo Indígena y Popular de Guerrero – Emiliano Zapata.

• Exigimos la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa y los miles de desaparecidos, así mismo pedimos la investigación y el castigo a Omar García Harfuch por sus posibles vínculos con este crimen

• Exigimos la presentación con vida Sergio Rivera Hernández de la Sierra Negra de Puebla por luchar en contra de la construcción de una hidroeléctrica.

• Exigimos el alto a la violencia contra las comunidades de la sierra del Sur de Guerrero.

• Exigimos la libertad inmediata e incondicional de María Cruz Paz del Consejo Supremo Indígena de Michoacán y de los 5 presos de San Juan Cancúc.

• Exigimos el cierre de procesos, persecución y desplazamiento contra la comunidad mazateca de Eloxochitlán de Flores Magón, Oaxaca.

• Exigimos el cierre definitivo del basurero de San Pedro Cholula, Puebla y alto a la persecución de compañeros nahuas de la región.

• Repudiamos el actuar de CONAGUA en contra de nuestras comunidades al gestionar y garantizar el despojo y contaminación de nuestra agua.

• Exigimos Castigo a los culpables del asesinato de Samir Flores Soberanes, quien luchó en contra del Proyecto Integral Morelos. Su lucha, así como él, siguen vivos en nuestra resistencia.

• Exigimos el alto a la destrucción de las reservas de agua de ríos subterráneos y cenotes en la península de Yucatán destruidos por el mal llamado tren maya que lo acompaña el incremento de niños y jóvenes desaparecidos vinculados a cuarteles y carteles del narcotráfico.

• Exigimos el alto en la destrucción de la selva en Calakmul en el territorio maya de la península de Yucatán, con incendios en la selva legitimando el cambio de uso de suelo para construir hoteles, casinos, para el turismo la especulación inmobiliaria y monocultivos de la agroindustria.

• Exigimos justicia por los compañeros Yaquis desaparecidos y asesinados por el narco estado.

• Exigimos el retiro de la comisión estatal de los pozos de agua de Santiago Mexquititlán y alto al hostigamiento a la comunidad.

• Exigimos el cese de la persecución y fabricación de delitos en contra de investigación de nuestra compañera Hortensia Telésforo de San Gregorio Atlapulco, criminalizada por participar en la recuperación de la biblioteca comunitaria del pueblo.

• Exigimos la atracción de la carpeta de investigación por parte de la suprema corte de justicia de la nación por el delito de tortura en contra del estado mexicano en Querétaro

• Exigimos la libertad de José Alberto Cortez Sayes, Esmeralda de la región Purépecha en Michoacán.

Acciones

• Llamamos a acompañar la acción convocada en el Istmo del 10 al 12 de octubre en el marco de las jornadas del llamado nacional del congreso nacional indígena, en contra de megaproyectos y gasoductos.

• Llamamos al acompañamiento de los padres y madres de los 43 normalistas de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2024.

• Llamamos a difundir las consecuencias de la militarización en nuestros territorios y en todo el país.

• Llamamos al acompañamiento permanente a la Comunidad de Santa María Ostula Michoacán, en la exigencia de respeto a las tierras comunales que tiene en la localidad de Xayacalan, y las acciones próximas convocadas como es el caso del 4 de septiembre, en la suprema corte de justicia para el reconocimiento por parte del poder judicial mediante un juicio de amparo interpuesto.

• Llamamos a acompañar y dar seguimiento a la Segunda Asamblea Regional de pueblos Cholultecas y de los volcanes que se llevará a cabo el 1 de septiembre de 2024 en el pueblo de Coronango, Puebla

• Participar en los llamados del Congreso Nacional Indígena hacia el 12 de Octubre 2024

• Convocamos a sumarnos al 51 aniversario de la UPVA 28 de octubre el 28 de octubre 2024

• Movilización por justicia para Avelino Soberanes, 21 de agosto

• Marcha nacional convocada por la UPVA 28 de octubre, 13 de septiembre

• Reafirmamos que este edificio seguirá siendo la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas Samir Flores Soberanes, resguardad por la comunidad otomí residente de la CDMX y junto con ellos la ocupamos luchando desde abajo y a la izquierda, retomando los principios del mandar obedeciendo.

• Anunciamos que se realizará la Sexta Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio en el 2025. Próximamente informaremos lugar y fecha.

TENER TECHO ES UN DERECHO

AGUA, TIERRA Y LIBERTAD

NO ES SEQUÍA, ES SAQUEO

HASTA QUE LA DIGNIDAD SE HAGA COSTUMBRE

ZAPATA VIVE, LA LUCHA SIGUE

Casa Samir Flores Soberanes, Ciudad de México a 18 de agosto de 2024

#tenertechoesunderecho

#asambleanacionalporelaguaylavida

#CNI

#EZLN

#estatierraesdeostula

#NoEsSequíaEsSaqueo

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