Se llaman Gloria y Esperanza. Parece hecho a propósito pero no. Las hermanas perdieron contacto hace ocho años, cuando la segunda se perdió en la ruta que lleva los migrantes al norte. Gloria la buscó incansablemente y este año vino a la caravana a exigir respuestas al gobierno mexicano sobre su paradero. Pero no será el gobierno el que se las dé, sino la insistencia de las madres de la caravana y el acompañamiento de la gente del Movimiento Migrante Mesoamericano.

Las otras madres, las compañeras de la ruta fueron las encargadas en explicarles a quienes llegaban al auditorio Ricardo Flores Magón, de la Facultad de Ciencia Política de la UNAM, el motivo de la algarabía y las lágrimas en la cara de la compañera.

“Mijo, yo le quiero dar una noticia ahorita, ya se encontró a Esperanza, anoche me acosté bien noche pidiéndole a la virgen porque ella apareciera y porque los muchachos dieran con la pista de mi hermana. Avísele a todos mis hermanos”, decía Gloria por teléfono a su familia en Nicaragua.

“Cuando ella vaya a llegar yo le aviso para que me arregle bien bonita la casa, para que la reciba. Ya platiqué con ella ahorita por teléfono y me dijo que luego vamos a platicar personalmente de por qué no se había comunicado. Estamos largo de dónde ella está pero ya la localizaron y hablé con ella. La caravana sigue, yo llego hasta el final en la caravana, voy adelante, claro que sí”.

“Cuando pasamos por Coatzacoalcos, la coordinadora de Nicaragua dijo que las últimas pistas de su caso habían sido ahí. Entonces llamé a los periodistas del lugar y se convocaron entre ellos, aún después de haber cubierto las actividades de la Caravana. Cuando ya íbamos a partir la entrevistaron y tomaron fotos buscando difundir, porque sabían que era importante difundir ese caso ahí”, explica Ruben Figueroa, coordinador de la región centro sur del Movimiento Migrante Mesoamericano y encargado de las búsquedas.

Esperanza, la hermana perdida, se enteró de la búsqueda a partir del periódico Notisur. Vio la nota y se comunicó con el representante de la pastoral social de la movilidad humana de Coatzacoalcos, que había recibido a la Caravana al pasar por esa ciudad y él hizo el contacto con el Movimiento. “Está contenta, va a vender lo poco que tiene y se va a regresar con su hermana. Se va a Tapachula, ahí se van a reencontrar” cuenta Ruben.

Maritza Vanegas Pavón, es la responsable de comunicación del Servicio Jesuita para Migrantes de Nicaragua y tuvo parte importante en la aparición de Esperanza. “Este año me correspondió venir acompañando a una mamá, un papá y a una hermana (Gloria) en búsqueda de sus familiares, migrantes, que han desaparecido desde hace ya mucho tiempo”.

El Servicio Jesuita tiene registrados 132 casos de migrantes desaparecidos, 23 de ellos desaparecidos en la ruta hacia Estados Unidos. “Son pocos en comparación con el resto de los países centroamericanos. De Nicaragua se migra más porque no hay trabajo y los pocos que se encuentran no tienen un salario digno, mientras que en el resto, es la violencia mayormente lo que los expulsa a migrar”

Por qué insististe en buscar a Esperanza en Coatzacoalcos? “Este caso lleva 8 años. En el viaje venía mirando la agenda y también me aprendí un poco acerca de los casos que traía para saber en qué lugar podíamos llegar y buscar pistas. El día que llegamos a Coatza, fue en la noche y hubo un reencuentro, por eso no dije nada, pero al día siguiente, muy de mañana, con  Doña Gloria fui con Ruben Figueroa y le dije que la última pista que teníamos de su hermana era ahí, que por favor me dijera que podíamos hacer”

Figueroa contactó a los medios locales. En Coatzacoalcos se dividió el grupo de madres para la búsqueda: algunas recorrieron el albergue para migrantes local y los alrededores de la vía por donde pasa la bestia, llevando las fotos de seres queridos faltantes, propios y ajenos, y el resto fue al reclusorio. “Gloria se fue a una de las cárceles de mujeres porque presentía que su hermana podía estar presa. Yo fui al albergue y me puse una de las fotos de Esperanza, porque Gloria había traído dos. Ella se llevó la más reciente de su hermana al penal de mujeres, pero le tomé una foto con mi celular porque era la más reciente, y Gloria me decía que presentía que su hermana estaba de pelo largo como en esa foto. Me la puse y comencé a caminar, a preguntar a los vecinos y me dieron pistas. La habían visto en Setiembre, eso me reafirmó el sentimiento de que la íbamos a encontrar”

Maritza insistía ante todo periodista local con el que se cruzaba de que por favor fuese Gloria la entrevistada para presentar su caso en Coatzacoalcos. “Me encontré personas de los medios en una gasolinera donde nos íbamos a reunir todo el grupo (las que venían del albergue con las que venían del penal) y yo les decía así uniendo mis manitos: “por favor, entrevístenla a ella”, les rogué prácticamente, y gracias a dios pues sí.” Funcionó.

Ya cuando el diálogo entre las madres y los estudiantes de la UNAM previsto para la mañana del martes estaba llegando a su fin, una de las madres puso el dedo justo en la yaga: “La aparición de Esperanza es una señal para los gobiernos que nos dicen que nada pueden hacer para encontrar a nuestros familiares. Si no los encuentran, es porque no los están buscando”

Video: Gloria en el comienzo de la Caravana, presentando el caso de su hermana desde el Paso Fronterizo El Ceibo / Eliana Gilet

Foto principal: Gloria y Maritza al recibir la noticia de la aparición de Esperanza /Ehecatl Ríos

 Segunda foto: Búsqueda de las madres en Coatzacoalcos / Daniel Sandoval