Saqueo del agua en Coahuila despoja y arrebata identidad campesina

Claudia Caballero

En medio del colapso climático, México enfrenta graves problemas, uno fundamental, es la crisis hídrica. Este problema afecta en múltiples dimensiones: contaminación, desplazamiento de personas, sequías y el cultivo de alimentos. Si bien el problema es complejo, está marcado por la injusticia, desigualdad y mala gestión del agua.

El pasado 25 de mayo se llevó a cabo la 7ª Cabalgata “el agua, nuestra hermana”, en la Cuenca del Arroyo San Miguel, Jalpa, Coahuila; esta ocasión acompañada por el cuarto Encuentro en Defensa de la vida, tejiendo territorios del Norte, Centro y Sur convocado por Crianza Mutua México.

La Cabalgata comenzó la tarde del 24 de mayo. El desierto se fue llenando de campesinas y campesinos. Primero la visita al arroyo, encender el fuego, compartir la comida. Poco a poco se fueron formando círculos de palabra alrededor del fuego. Un escenario principal presentaba a las defensoras y defensores de este territorio, quienes hablaban de sus luchas, la criminalización a la que han estado sometidos y la necesidad de hermanar luchas. Particularmente, este encuentro fue especial, por la participación de compañerxs de diferentes lugares: Chiapas, Oaxaca, Zacatecas, Nuevo León, Jalisco, Chihuahua, Ciudad de México e incluso de Cuba y Colombia. Todxs compartimos las luchas que enfrentamos en geografías tan distintas.

Foto: Andrea González Fernández. Séptima cabalgata “el agua, nuestra hermana” en Coahuila.

A través de esta experiencia; observar la inmensidad del desierto en el atardecer o dormir en el desierto mirando las estrellas, es que se puede tener una idea del arraigo que los campesinxs tienen a este territorio y lo difícil que es ver como las futuras generaciones no podrán asegurar su existencia en este lugar si ya no hubiera agua.

La lucha de lxs campesinxs en estos ejidos ha sido histórica. Si bien la sobreexplotación de los mantos freáticos ha sido constante desde hace más de cuatro décadas, es hasta 1994 cuando comienzan a desviar el agua hacia la zona industrial de Saltillo. Y si bien los ejidatarios interpusieron amparos que ganaron, el saqueo no terminó. Por el contrario, con la Ley de concesiones surgida en 1997 grandes empresarios comenzaron a concesionar, sin información a los campesinos, ni de la ley, ni sobre las concesiones. Esto ha provocado que muchas empresas hagan pozos ilegales, abran huertas de nogales y granjas, en una zona donde ya se estaba sobreexplotando el agua y con una recarga mínima. Las empresas que más saquean el agua son de la agroindustria, la vitivinicultura, refresqueras y cerveceras.

Juan Gamboa, ejidatario de Jalpa, comenta: “hacen que la gente viva de una manera miserable en una región productora. A las personas las obligan a trabajar en la maquila y pierden sus conocimientos ancestrales. El despojo no solo es de su territorio, sino de su identidad. De nada sirve el cúmulo de saberes que ha aprendido de sus ancestros y ahora estar en la ciudad. Esto es matar al campesino.”

En medio de este escenario hay proyectos que desde las prácticas cotidianas van contagiando otra forma de vida. Es el caso del Chuzo, un Rancho Agroecológico en General Zepeda, donde nos recibió José Luis García y nos mostró la técnica de bioconstrucción, baños secos y cosecha de agua. A la par de contribuir a frenar la erosión en su terreno, echando líneas de ramas para atrapar la tierra y materia orgánica. Reforestando con maguey, nopal y otras plantas endémicas. Y continuamente ofrecen talleres de compartencia de saberes.

Como resultado del cuarto Encuentro en Defensa de la vida, tejiendo territorios del Norte, Centro y Sur, se realizó el Pronunciamiento en defensa de la Vida y el Territorio que se puede leer aquí.

Publicado originalmente en La Coperacha

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