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Raúl Zibechi: “Detrás de la oscuridad siempre hay un cielo estrellado”

Flor Goche / Desinformémonos

El mundo tiene nubes muy negras que nos sobrevuelan. Peor aún, un enorme colapso sistémico nos espera; una gran catástrofe humanitaria que ya es visible en pequeñas cuotas.

No obstante, entre toda esa negritud, un cielo estrellado se vislumbra. Experiencias de éxito que se contraponen al caos que se nos viene encima. Una constelación de luchas que ya modifican el firmamento: las luchas de los pueblos, de los oprimidos, de quienes trabajan por la emancipación.

En colectivo, hermanados –la lógica más importante y poderosa que tenemos–, probablemente podemos salir adelante. Al menos esa es nuestra única opción. Una apuesta comunitaria: entre todos, entre muchos.

No sabemos si la humanidad se va a salvar. No sabemos siquiera si se lo merece (somos la única especie que se destruye entre sí, incluida la madre tierra). Lo que sí sabemos es que tenemos que luchar sin cesar; que la confianza mística –no racional– debe prevalecer.

Contextos de creciente militarización y violencia social, con agresiones a manos del ejército, de los grupos del narcotráfico –que son realidad en toda América Latina y que ejercen un gran poder desorganizador de las comunidades– y de los estados mismos. A todo eso nos enfrentamos. También a las propias negruras del ser humano: la violencia interiorizada, el individualismo, el egocentrismo.

Por eso es que el combate es siempre hacia fuera y hacia adentro. El discurso hegemónico habla de los narcos, del poder, del Estado, de las multinacionales, del capital… pero también estamos nosotros que podríamos ser mejores.

En apenas unos minutos, Raúl Zibechi, quien se autodefine como acompañante de procesos organizativos y de lucha, esboza esta radiografía de blancos y negros que le deja la experiencia de sus recurrentes viajes por América Latina.

Nacido en Uruguay, Montevideo, el periodista del semanario Brecha hace escala en México, en el marco del Primer Congreso Internacional de Comunalidad, que se celebra esta semana en la capital poblana. Ahí, previo a su participación en la conferencia magistral “Crisis civilizatoria y horizontes políticos-comunitarios”, reflexiona, comparte, envía un mensaje a los de abajo.

Les dice que no se desaminen, que tengan confianza en que lo que hacen resuena en otros lados con fuerza y potencia. “Como ustedes hay muchas y muchos en todas partes del mundo, no sólo en América Latina, que están construyendo un mundo otro”.

Procesos autónomos que inspiran como el del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) y el de la Cooperativa Acapatzingo, del Frente Popular Francisco Villa, en México. En Chile destaca el de las comunidades mapuches; en Perú, el del movimiento de resistencia a la minería; en Argentina, el surgimiento del activismo de mujeres que irrumpe con gran fuerza.

En realidad, precisa el especialista en movimientos sociales en América Latina, los toques de esperanza son infinitos: unos más grandes, otros más pequeños; todos potentes, ricos y fuertes. Los hay en Colombia, Venezuela y Brasil; en el mundo indígena, campesino y negro.

—¿Cuáles son los principales retos que enfrentan estos esfuerzos colectivos? –se le pregunta.

—Deben profundizar en sus experiencias. Ser cada vez más autónomos, independientes y autogestivos. Ser capaces de tender puentes con otras experiencias. Que no establezcan jerarquías al interior de sus mundos y que no caigan en la tentación institucional.

El mayor desafío de estas luchas colectivas es, en suma, constituirse en naves autónomas –que aunque no grandes– estén lo suficientemente bien diseñadas para navegar en aguas tormentosas, incluso bajo el huracán Patricia, dice Raúl Zibechi.

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