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Radiografía de una revolución: todo lo que representa el aborto legal en Argentina

Lavaca

A las 4:12 de la madrugada del 30 de diciembre, con 38 votos a favor y 29 en contra, finalmente el Senado dio la media sanción que faltaba al proyecto de legalización del aborto, saldando así una deuda histórica de la democracia y para con el movimiento de mujeres. Se dio después de una larga jornada de debate parlamentario que se acompañó otra vez con una vigilia a puro ritmo y color. Crónica de esa fiesta callejera en la que queda claro que el desborde de sentidos, reivindicaciones y derechos que estalló con esta Ley, recién comienza.

Es ley.

Cincuenta y nueve exposiciones, más de doce horas, a dos años de la media sanción y toda una historia de clandestinidad después, en la madrugada de hoy miércoles 30 de diciembre la Cámara de Senadores terminó de aprobar una ley que se ganó en la calle: la interrupción voluntaria del embarazo.

Fueron 38 votos a favor, 29 en contra, una abstención y cuatro ausentes; una diferencia mayor a la esperada al inicio de la larga jornada que contó, una vez más, con otra vigilia verde e histórica.

“Aborto legal es justicia social”, grita una bandera y un pecho en plena Callao. Adriana, una señora de 67 años, está a metros de la joven con la pintada, y los ojos le brillan en la noche. Entre glitter y pañuelo verde recuerda que participaba de los Encuentros Nacionales desde sus comienzos.

A su lado está Valeria, de 35, su “sobrina postiza”, como le llama; ambas percibieron otra sensación respecto a la votación en Diputados: “Había más fiesta y locura. Hoy se nota otra tensión, incluso mirando a las pantallas de otra manera”.

Fue la tensión de la historia, cambiando para siempre.

Valeria cuenta lavaca que, a diferencia de Adriana, su primer acercamiento a lo político se produjo a partir de la discusión por la legalización en 2018. “Fue extraño que me enganchara, pero acá estoy”, dijo, como una dimensión personal de lo que también trajo esta revolución social: miles de pibas en la calle con voz propia.

Adriana: “Soy una mujer grande, he participado de todos los Encuentros, pero muchas, y entre ellas las jóvenes, había cosas que hasta en el vocabulario no se manejaban. De golpe, se apropiaron del concepto con una fuerza impresionante. No lo teníamos casi en el lenguaje, y hoy no solo hay conciencia respecto al derecho al aborto, sino también conciencia respecto al patriarcado. Este debate se traduce en conciencia. Hoy tenemos entre nosotras un código: el pañuelo como símbolo de solidaridad. No tiene vuelta atrás”.

Más acá de la votación positiva del aborto, lo que queda entonces es un futuro de derechos, conquistas y más calle.

“Este debate tiene que ver con la desigualdad –dice Karina Nicoletta, titular de la Secretaría de Género de Metrodelegados-. Por un lado, lo que fue en 2015 con la irrupción de Ni Una Menos, pero detrás de eso se supo que hay una trama con profundidades históricas estructurales y que atraviesan todos los ámbitos cotidianos, del trabajo formal e informal. Pero no es lo único y en nuestros casos en los sindicatos el debate vino a interpelar todo lo que tiene que ver con los lugares de representación. Abrió la puerta para adentrarnos en muchos debates necesarios. Definitivamente es el impulso del feminismo en las calles lo que ha marcado la agenda, y también que lo que no acompañaron hagan hoy lo que tenían que hacer”.

En los alrededores del Congreso, Daniela, Mariana y Soledad subrayan algo que les parece clave: ya no hay miedo. “No hay miedo de pronunciarse a favor del aborto, de reivindicarse feminista. El proyecto hizo que muchas organizaciones se vean en situación de empezar a tomar postura. Esto te convoca y se corre el lugar de vergüenza: hay algo de poder cuestionarrse y de sacar el tabú. Saca esa culpa”.

Sobre el asfalto cientos de miles improvisaron mochilas como almohadas mientras siguieron la sesión en las pantallas gigantes, aplaudiendo o silbando a oradores y oradoras, leyendo libros, y bailando.

Así y otra vez más, la historia se escribió en la calle con los pies, las gargantas y los cuerpos.

Y en la madrugada dos chicas levantaron hasta las estrellas dos carteles que atravesaron el cielo con luces de neón.

El primero era una percha.

El segundo, una palabra:

-“Adiós”.

Publicado originalmente en lavaca

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