México, DF. Nacieron hace 15 años bajo la influencia de la lucha zapatista. Empezaron tocando en bares, fiestas y pequeños espacios alternativos. Años después atiborraron el zócalo capitalino y empezaron a recorrer el país de punta a punta. Siguieron giras exitosas en Estados Unidos y Europa, donde han asistido a los principales festivales de rock. Son Panteón Rococó, banda mexicana que mezcla ritmos de ska, rock, punk, reggae, merengue y cumbia. Sus diez integrantes conforman, sin duda, uno de los grupos más emblemáticos del ska en el mundo y uno de los más representativos del rock de manufactura nacional.

Darío Espinosa (bajo), Leonel Rosales (guitarra) y Gorri (guitarra), hablan para Desinformémonos desde su cuartel general: su estudio de grabación “Cocodrilo”, un espacio independiente en el que practican la autogestión que “aprendieron de los zapatistas”.

“El movimiento zapatista sigue siendo un referente para cada uno de los integrantes de Panteón y para el grupo en su conjunto. Son un ejemplo de cómo organizarnos, de no esperar a que los gobernantes te den algo y mejor ponerte a hacer tus cosas”, dice Leonel, guitarrista de la banda, quien recuerda que “que el primer disco de Panteón se pudo grabar gracias a ese ejemplo y mensaje de autogestión que venía de los zapatistas”.

“En un principio –añade- teníamos la idea de que vendría una disquera, firmaríamos con ella y nos haría famosos. Pero te das cuenta de que eso es mentira. Teníamos dos alternativas: esperar sentados a que llegara la disquera a hacer realidad nuestro sueño guajiro; o empezar nosotros con autogestión a conseguir el dinero para grabar nuestro disco y empezar a hacer las cosas de manera independiente. Y eso fue lo que hicimos, con una clara influencia de los zapatistas”.