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Ocho meses de genocidio: Israel continúa golpeando Gaza y Cisjordania

El Salto

Ayer, tras un nuevo ataque contra una escuela de la UNRWA en el campo de refugiados de Nuseirat, que acabó con la vida de 40 personas —según las últimas cifras de las autoridades gazatíes— Israel enfrentaba las críticas ante una nueva agresión a una infraestructura de Naciones Unidas, afirmando que se trataba de argumentando haber ejecutado un “ataque preciso contra un complejo de Hamás”. Varios medios revelaban el uso de armamento estadounidense en el ataque.

Los ataques del ejército de ocupación no han cejado durante la noche, destruyendo un edificio residencial, en el campo de refugiados de Maghazi, donde habrían muerto al menos cuatro personas, según reportaba Al Jazeera. Otro edificio de viviendas, en Deir el-Balah fue atacado durante la jornada de ayer, acabando con la vida de al menos tres personas. Una ofensiva contra un edificio municipal en el centro de Gaza, resultaba en al menos cinco muertos, entre ellos el alcalde de Nuseirat, Iyad al-Maghari, y su familia. Al-Maghari no es el primer alcalde asesinado por el ejército de ocupación, Marwan Hamad, alcalde de Al-Zahra y Hatem Al-Ghamri, alcalde del campo de refugiados de Maghazi, han sido víctimas también del ejército de ocupación.

Los constantes ataques israelíes sobre el centro de Gaza han llevado al colapso al único hospital que permanece operativo en la zona, el hospital Al-Aqsa, desbordado por la constante afluencia de heridos. “Los pacientes que llegan a Al-Aqsa en estado crítico, se quedan en Al-Aqsa y mueren en Al-Aqsa. Y sin embargo, el personal médico dice ‘no vamos a renunciar a nuestros pacientes’, y, sin dudas, doy fe de ello. Sólo que no estoy segura de por cuánto tiempo será posible», explicaba Karin Huster, responsable médica de Médicos Sin Fronteras en Gaza, en un comunicado de la organización, presente en el hospital, en el que denuncian la insostenibilidad de la situación. 

Los hospitales en la franja han sido un recurrente objetivo para el ejército sionista, la OMS reportaba que ha documentado 464 ataques a infraestructuras sanitarias en la franja desde el inicio de la ofensiva contra Gaza. Ocho meses después de su inicio, las cifras del ministerio de salud gazatí cuantifican 36,654 personas asesinadas y más de 83.300 heridas, con miles de personas aún desaparecidas bajo las ruinas.

Sin acceso a la salud en Cisjordania

Pero las vulneraciones al derecho a la salud de las y los palestinos no se limita a la castigada Franja de Gaza. Según un estudio de Médicos del Mundo, las restricciones al movimiento de personas en Cisjordania, desde el pasado 7 de octubre, está dificultando gravemente la atención médica de la población.

En su informe Salud bloqueda: cómo las barreras militares israelíes estrangulan el acceso a la atención sanitaria en un pueblo de Palestina, la organización se centra en el caso de la aldea palestina de Al Walaja, como ejemplo del deterioro de los servicios de salud como consecuencia de la ocupación, viéndose obligados los palestinos a cruzar una barrera militar israelí para acceder a los servicios de salud en esta localidad, rodeada por el muro que separa Cisjordania. 

“La gente se siente como si estuviera viviendo en una prisión porque no pueden salir del pueblo sin pasar por numerosos puestos de control israelíes”, recoge el testimonio de un médico en el informes. Pacientes crónicos y psiquiátricos abandonados sin tratamiento, niños y niñas, o mujeres embarazadas privadas de atención médica, son los casos que la organización ha encontrado durante esta investigación realizada en los primeros meses de 2024.

Además de las dificultades de acceso a la salud, Israel continúa atacando a los equipos de paramédicos que acuden a socorrer a las víctimas de las continuas ofensivas contra la población en Cisjordania. La última denuncia de la Media Luna Roja palestina se remonta a ayer jueves, cuando las fuerzas israelíes abrieron fuego contra una ambulancia que intentaban recuperar los cadáveres de las víctimas de una incursión del ejército de ocupación en Jenín, en la que murieron tres personas.

Expulsiones y apropiación

Mientras los ataques del ejército se cobran continuas víctimas mortales en Gaza y Cisjordania, no cesa la violencia contra palestinos en el resto del territorio. Según reportaba The Guardian el ejército israelí estaría desmantelando constantemente los campamentos beduínos en el desierto del Negev, en una campaña que apunta a la expulsión de una población de unos 500 beduínos que llevan décadas viviendo en Wadi al-Khalil, una población a unos 20 kilómetros de Gaza.

A principios de mayo, Israel acabó con decenas de casas de estas familias, dejando sin techo a cientos de niños. Desde entonces, las familias afectadas han estado levantando tiendas para poder albergar a sus familias, carpas y chabolas que el ejército israelí destruye de nuevo cada pocos días, según denunciaba el grupo afectado a The Guardian. Desde hace tiempo, las autoridades israelíes proyectan expulsar a esta población para ampliar una autopista.

Itamar Ben-Gvir, el ultraderechista ministro de seguridad nacional, considera la demolición de estas viviendas, a las que tilda de “ilegales”, como “un paso importante”. Según recordaba la organización Adalah, antes de la creación del Estado de Israel unos 92.000 beduinos palestinos vivían en el desierto del Negev, quedando solo 11.000 tras la Nakba.

Ben-Guvir también protagonizaba recientemente un vídeo en el que afirmaba “Jerusalén es nuestro, la mezquita de Al Aqsa es nuestra”. Por su parte, el ministro de finanzas Bezalel Smotrich, compartía su intención de reconstruir Kfar Daro, uno de los asentamientos presentes en la Franja antes de la salida de los colonos en 2005.

Según reportaba la agencia Associated Press, una de las objeciones para firmar la última propuesta de alto al fuego de Estados Unidos, es precisamente que el borrador comprometería a Israel a no alterar demográfica o territorialmente la Franja, es decir, a no avanzar en su proyecto de reestablecer asentamientos en el territorio. Mientras tanto, Estados Unidos, junto a 16 estados, publicaban ayer un comunicado para presionar instando a Hamás e Israel a firmar la resolución patrocinada por Biden.

Este material se comparte con autorización de El Salto

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