No dejemos de hablar de Siria

Tarek Saliba Rodríguez

Debido en parte a la situación bélica regional, Siria está presenciando la escalada de hostilidades más significativa desde 2019. Esta violencia está dejando secuelas sin precedentes, exacerbadas por los desplazamientos prolongados de población, el declive económico, la alta inflación y las repercusiones de los terremotos de febrero de 2023. Como resultado, se espera que, para finales de este año, 16,7 millones de personas, la mitad de ellas mujeres, necesiten ayuda humanitaria, alcanzando la cifra más alta desde 2011. A pesar de esta creciente necesidad, los principales donantes internacionales están reduciendo enormemente el presupuesto destinado a este país.

Crecen las hostilidades

El conflicto en Siria ha sido exacerbado por diversos factores, incluyendo los enfrentamientos entre el régimen sirio y grupos opositores, la represión contra la sociedad civil organizada y la persistente presencia de organizaciones yihadistas afiliadas al ISIS. Sin embargo, en los últimos meses, hemos presenciado un incremento significativo en los enfrentamientos directos entre Israel (respaldado por Estados Unidos) e Irán (junto a su aliado Hezbollah) en territorio sirio. Eventos recientes, como el asesinato de miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC) y el ataque estadounidense a objetivos iraníes en Iraq y Siria, han contribuido a la escalada de tensiones. El ataque al consulado iraní en Damasco por parte de Israel fue la gota que colmó el vaso. En respuesta, Irán lanzó recientemente una serie de drones y misiles balísticos hacia territorio israelí, paralizando a medio mundo.

De esta manera, a pesar de los intentos del régimen sirio por mantenerse al margen del conflicto regional, la población siria sufre las consecuencias directas de la inestabilidad en Oriente Medio. Esto agrava aún más sus condiciones de vida, demostrando cómo los eventos regionales tienen un impacto devastador a nivel local.

La crisis ejerce una presión significativa sobre los 438.000 refugiados palestinos que permanecen en el país, con el 90% viviendo por debajo del umbral de la pobreza

Aumentan las necesidades humanitarias

La inflación y el desplazamiento siguen siendo factores críticos que impulsan las necesidades humanitarias en Siria. Hacia finales de 2023, el costo de la cesta básica se había duplicado desde enero del mismo año y cuadruplicado en comparación con apenas dos años atrás, perdiendo aproximadamente la mitad de su valor frente al dólar estadounidense. En la actualidad, el país alberga el segundo mayor número de personas desplazadas internas del mundo, con 7,2 millones de personas, de las cuales 5 millones residen fuera de los campamentos, especialmente en zonas urbanas. Esta concentración de población desplazada agrava la escasez y dificulta el acceso a servicios básicos. Además, la crisis ejerce una presión significativa sobre los 438.000 refugiados palestinos que permanecen en el país, con el 90% viviendo por debajo del umbral de la pobreza.

En el norte, los asentamientos informales continúan acogiendo a cerca de 2 millones de personas desplazadas internas, muchas de las cuales carecen de acceso a servicios esenciales. Las hostilidades recientes han agravado aún más la dificultad para acceder a servicios de salud adecuados, privando a un millón de personas del acceso al agua. Las infraestructuras civiles clave siguen sufriendo graves daños y en la mayoría de las gobernaciones no se han iniciado proyectos de reparación estratégica o reconstrucción. A esta realidad se añaden las perturbaciones climáticas, que este invierno han bloqueado carreteras y han destruido miles de unidades de alojamiento temporal. Además, más de 40.000 personas desplazadas por terremotos aún no han regresado a sus hogares, y se estima que medio millón de mujeres quedarán embarazadas y darán a luz en 2024.

Los donantes internacionales no cumplen

A pesar de que las necesidades humanitarias en Siria están en su punto más crítico, la respuesta de los donantes internacionales enfrenta una creciente infrafinanciación crónica. Según Médicos Sin Fronteras, a finales de 2023, los déficits de financiación han alcanzado niveles críticos en todos los sectores, dejando alrededor del 72% de los fondos necesarios sin cubrir. La situación se agrava con la previsión de que la infrafinanciación empeore, ya que los principales donantes han anunciado recortes de entre el 20% y el 40% para todo el año 2024, además de una reducción en el estatus prioritario de Siria.

Numerosos hospitales y centros de salud enfrentan la posibilidad de cierres o reducciones este año, exacerbando aún más la crisis sanitaria

Los datos proporcionados por el Syrian Humanitarian Response Plan de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés) son igualmente desalentadores: de los 5,41 billones de dólares necesarios en 2023 para abordar la crisis humanitaria, apenas se ha cubierto un 37,4%, siendo Estados Unidos y Alemania los principales donantes. Como consecuencia, el déficit de financiación está teniendo un impacto devastador en varios sectores: 2,3 millones de mujeres en edad reproductiva están perdiendo acceso a servicios sanitarios vitales, casi un millón de niños menores de cinco años no reciben las vacunas rutinarias, y 6 millones de personas, principalmente mujeres y niñas, carecen de asistencia nutricional esencial. Además, numerosos hospitales y centros de salud enfrentan la posibilidad de cierres o reducciones este año, exacerbando aún más la crisis sanitaria.

La situación de las personas refugiadas palestinas en Siria también se ve amenazada por un deterioro adicional. La suspensión de la financiación a UNRWA por parte de decenas de países podría resultar en la interrupción de servicios educativos para más de 50.000 estudiantes actualmente matriculados en 104 escuelas, del programa de formación profesional ofrecido por la Agencia, y de 12 centros comunitarios que actualmente brindan servicios sociales en todos los campamentos, así como el cierre de 27 instalaciones sanitarias de atención primaria. Además, se vería interrumpido el programa de asistencia en efectivo y el programa de asistencia alimentaria de emergencia, que actualmente ayuda a complementar las necesidades alimentarias.

Un futuro gris

Hasta hace unas semanas, muchos analistas expresaban su temor a que la ofensiva de Israel contra la población palestina y los roces en territorio sirio y libanés desencadenaran un conflicto regional más amplio. El reciente ataque de Irán a Israel ha confirmado los peores presagios, dejándonos a la espera de una nueva respuesta por parte israelí y de los posibles efectos que pueda desencadenar en países limítrofes como Siria. Como se ha explicado en este artículo, mientras tanto, la población siria observa con creciente preocupación cómo la situación en su país continúa deteriorándose. Esta realidad, sumada al creciente abandono por parte de la comunidad internacional, solo refuerza la sombría perspectiva que enfrenta la población siria, y no se vislumbra una mejora en el futuro cercano. En medio de estas incertidumbres, queda claro que se requieren esfuerzos renovados y coordinados para abordar las complejas realidades que afectan a la población siria y garantizarle un futuro mínimamente próspero, independientemente de la situación en la región.

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