“Debemos cambiar el paradigma civilizatorio pues de lo contrario seremos la primera especie que cave su propia tumba, ya que estamos generando condiciones para la autodestrucción”, afirmó el licenciado Jesús Ramírez Cuevas, coordinador general de Comunicación Social y vocero del Gobierno de la República.
 
Al participar en el panel Productores y consumidores de alimentos sanos. Red de Economía Social y Solidaria, organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que la economía de mercado no está al servicio de la sociedad, sino lo opuesto, como un fenómeno general del capitalismo salvaje necesario para que funcionen los poderes fácticos y las grandes empresas.
 
“El estímulo de generar ganancias ha concentrado la riqueza y puesto en riesgo los recursos, pero sobre todo ha generado una polarización basada en la desigualdad social”, agregó.
 
Por tanto, “la economía social y solidaria, más que una opción es una necesidad civilizatoria para que podamos tener un futuro como humanidad”. (Minuto 26:30)
 
Las formas de consumo en esa lógica individualista y de producción sin límite ponen en riesgo la vida del planeta y es en ese contexto que resultan plausibles  proyectos como el de la Casa abierta al tiempo y el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt) para rescatar el maíz nativo producido por pueblos originarios.
 
En su exposición La economía social y solidaria como un proyecto civilizatorio, el funcionario aseguró que “la herencia que tenemos es tan grande que permite pensar con seguridad que hay un camino alternativo y es el momento de pensar en un proceso de cambio en el país para solucionar los grandes problemas de la humanidad”.
 
En suma, la economía de mercado no ofrece respuestas porque sigue en la lógica cuyo objetivo es obtener ganancias a cualquier costo, “pero los pueblos originarios nos han enseñado el camino”.
 
Ramírez Cuevas advirtió que México tiene una gran responsabilidad “porque somos herederos de un cruce de caminos entre modernidad y tradición entre las culturas profundas arraigadas a la tierra y la comunidad, al tiempo de la modernidad y los avances civilizatorios de la democracia, la libertad y la justicia y una práctica de lucha que nunca ha dejado de lado”.
 
Los pueblos han sido protagonistas del cambio en el país, aunque muchas veces no se han visto beneficiados en lo inmediato, resaltó.
 
El doctor Héctor Manuel Robles Berlanga, director de Logística y Alimentación de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), comentó que el esfuerzo de muchos que lucharon durante largoo tiempo ahora se ve plasmado en acciones como la instalación de dos mil 427 Escuelas de Campo y Maíz en toda la República Mexicana.
 
“Nos salimos del ámbito de las universidades, de los institutos de investigación para hacer el intercambio y la aplicación de tecnologías, donde los productores realizan más de 30 prácticas agrícolas”.
 
Bajo este esquema el campesino se vuelve sujeto de derecho, “se lleva a cabo una serie de intercambios para conservar nuestro maíz y se han encontrado más de 15 variedades de grano nativo, y se han creado bancos comunitarios de semillas, entre algunas otras actividades”.
 
Esas acciones han arrojado resultados favorables como que se ha aumentado el rendimiento de maíz en un 25 por ciento y se han reducido los costos de producción en alrededor de un 30 por ciento en dos años.
 
Por eso “felicito esta iniciativa, que es la posibilidad que tiene el productor de acercarse a los mercados sin que en las zonas urbanas se encarezca demasiado, es decir que gane el productor, pero que la población tenga un precio accesible”. (Minuto 37:32)
 
El maestro Juan Manuel Martínez Louvier, director general del Instituto Nacional de Economía Social (INAES), destacó la iniciativa que ha impulsado la UAM para estar abierta a los grandes tiempos que corren y a la discusión de temas cruciales para discernir y proponer nuevas prácticas. (Minuto 44:41)
 
No existe un maíz para ser consumido en 2030, se trata de un cultivo de ciclos que puede guardarse dos o tres años; sin embargo, la humanidad ha generado tal cantidad de artefactos que hacen posible que subsista.
 
“Nuestra tarea es poner cimientos y que los siguientes gobiernos puedan edificar sistemas económicos radicalmente distintos con la potencia y volumen similar al que tienen los grandes sistemas que acaparan todo”.
 
El licenciado Juan Humberto Cerdio Vázquez, coordinador general de Fomento y Desarrollo Empresarial del INAES, aseguró que los maíces nativos, por su gran valor nutricional, tienen una gran oportunidad frente a la amenaza del transgénico.
 
El grano aporta cantidades significativas de fibra dietética, es rico en antocianinas y puede ser considerado como nutracéutico, además de combatir el estrés oxidativo, las enfermedades crónico-degenerativas y el cáncer, entre algunos beneficios.
 
La doctora Lissete Silva Lazcano, jefa del Departamento de Apoyo Técnico de la Tesorería de la Federación, subrayó que en la búsqueda de la soberanía alimentaria se ha estado trabajando para disminuir la compra de alimentos en el extranjero y reactivar el campo mexicano.
 
Un ejemplo significativo es el programa Sembrando Vida, que beneficia a 20 mil productores y ha sido replicado en Belice, El Salvador y Honduras; además de que se atendieron 453 mil sujetos agrarios y se establecieron un millón 132 mil 500 hectáreas de sistemas agroforestales, entre otras acciones.
 
En el encuentro realizado en el Auditorio Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez de la Rectoría General de la UAM –moderado por el doctor Gustavo Pacheco López, coordinador general para el Fortalecimiento Académico y Vinculación– la maestra Beatriz Castillo Escamilla, responsable del Proyecto de Servicio Social de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), llamó a impulsar las prácticas innovadoras de economía social y solidaria para el desarrollo de comunidades locales, en sectores de actividad primaria, secundaria y terciaria.
 
Lo anterior será posible “gracias al servicio social y las prácticas profesionales en el acompañamiento y fortalecimiento de la producción y de emprendimientos que incidan en la generación de autoempleo y en las necesidades colectivas desde estructuras económicas sostenibles y de mercado justo, privilegiando siempre a los sectores más vulnerables”, concluyó.