Mujeres organizadas: un grito por la vida

Equipo Colectivo Lectura de la Realidad

Foto: Consuelo Pagaza

Las mujeres están gestando un nuevo mundo

Equipo Colectivo Lectura de la Realidad:

Claudia Escobar, Noemí Mejía, Andrea de Buen,

Mayra Silva, Merary Vieyra y Miguel Escobar

La sumisión de las mujeres es compleja: se desarrolla a nivel individual, pero estando influida por la estructura social está frecuentemente bajo la sumisión de un hombre en particular, al mismo tiempo que está sometida a la sumisión de una serie de normas sociales; puede sentirse feliz, pero en callejones sin salida.1

Nada se puede conquistar que no sea arrancado al poder político, como nos lo ha dicho desde 1994 el zapatismo. La estructura patriarcal se ha consolidado desde el inicio de la humanidad; es el hombre, a través de mitos y cuentos como el de Adán y Eva, quien ha sido investido -y se ha investido- de fortaleza y poder, exagerando su capacidad de razonar mientras la mujer fue reducida a un objeto, enfatizando la supuesta debilidad de su cuerpo y de su razón, reprimiendo su derecho a la palabra y su deseo que no es sólo sexual. El hombre se erigió como el dueño de la mujer; se ha pensado que ella, como Eva, no sabe cómo controlar su erotismo y sólo lleva al hombre a su falta de razón y a su perdición. Por ello, él es el único dueño del mundo entero y con su racionalidad y agresividad produjo e impuso las leyes y normas que deben regir a las sociedades.

Las mujeres fueron destinadas a realizar actividades como los trabajos domésticos, el cuidado de la naturaleza y de los hijos e hijas, así como del resto de miembros de la comunidad; dichas actividades, al ser consideradas femeninas, han sido vistas como inferiores y no se encuentran retribuidas. Las mujeres fueron puestas en un lugar de servicio que las restringe de múltiples maneras y en el cual se encuentran a merced de otras y otros. Ellas han sido sistemáticamente limitadas en su capacidad para expresar su palabra, sus ideas, sus emociones, sus deseos, su cuerpo y disfrutar su erotismo; permitir la libre expresión de su pasión sexual implica, para muchas mujeres, culpa y la idea de ponerse en riesgo: las mujeres son rehenes del patriarcado.

Las sociedades, desde las leyes falocráticas -el pene del hombre como símbolo de poder y grandeza- impuestas por el macho, toman como referente los mandatos, dogmas, y las ideologías de las religiones que reducen a las mujeres, con falsos argumentos machistas, al silencio, la agresión y la sumisión.2

Al surgir el núcleo familiar que conocemos hoy, se comenzaron a definir ciertos roles y obligaciones que fueron asignados a la mujer: estar al cuidado de hijos e hijas y, en especial, de su hombre. No podía participar en discusiones políticas ya que se dice que por “naturaleza” era limitada en sus capacidades racionales. No podía pretender saber más que el hombre. Ella tenía que concentrarse y reducirse a realizar deberes domésticos; su deber era saber educar a hijos e hijas según, claro está, las leyes que el patriarcado iba imponiendo.

Fue hasta el siglo pasado, con la primera y segunda guerra mundial, cuando las mujeres que participaron empezaron a liberar su palabra. A partir del 68 francés, aparecieron los primeros movimientos feministas que, poco a poco, lucharon por su derecho a la libertad. Sus análisis buscaban dar a conocer el patriarcado para rechazarlo. Tres visiones teóricas nacieron: la primera, una concepción radical de las feministas que consideraban que el patriarcado era anterior al capitalismo y analizaban la pertinencia de este concepto para entender la opresión y sumisión de las mujeres. La otra concepción, siguiendo los estudios marxistas, sostenía que el análisis del capitalismo era suficiente para entender la sumisión y la opresión de las mujeres. Hubo otras teorías que, desde el psicoanálisis, plantearon la necesidad de un movimiento por la liberación de las mujeres.3

Desde finales del siglo pasado y comienzo del actual, la importancia de los estudios sobre la mujer se fue concentrando en cómo romper con el patriarcado y no en quedarse sólo en el análisis de su porqué. Apareció el movimiento “#me too” donde las mujeres denunciaron casos de acoso, violación y violencia.

A nivel mundial una lucha de resistencia y organización surgió con el ¡Ya basta! zapatista del primero de enero de 1994 donde las mujeres del sureste mexicano decidieron, con su palabra y acción transformadora, romper también con el machismo existente en los pueblos originarios y en sus comunidades, participando inicialmente al lado de los hombres que comenzaron la lucha de liberación contra el mal gobierno.4

A su vez, en otras partes del mundo, se fueron conformando y organizando distintos movimientos de resistencia y organización de mujeres como en Chile, Ecuador, Colombia, Turquía, España y Francia. Las mujeres declararon ya no estar dispuestas a aceptar la opresión y la sumisión impuesta por el macho.5

¿De dónde viene y cómo se fue construyendo e imponiendo el patriarcado?

Es fundamental tener presente que, como decíamos anteriormente, es el hombre quien ha impuesto su poder con fuerza y violencia, justificándola en la supuesta debilidad de la mujer para hacer con ella lo que siempre le ha convenido: un objeto de deseo; ella por “mandato de su naturaleza” (confundiendo cultura y naturaleza), como madre tiene la obligación de aceptar los preceptos que le son impuestos.

Esta forma de entender a la mujer se ha justificado en teorías, epistemologías e ideologías como la religión y la filosofía. Por ejemplo, en la filosofía Socrática con Platón y Aristóteles se justificaba una naturaleza humana de la mujer, vista como inferior, limitada y sumisa. En algunas religiones, como el cristianismo, la mujer es un ser que debe aprender a reprimir sus pasiones. Tengamos presente que fueron los discípulos de Cristo quienes escribieron las escrituras y quienes se encargaron de interpretarlas. Eva ofreció la manzana a Adán para pervertirlo, o sea, la mujer no sabe dominar sus pasiones e invita y alienta al pecado.

Religiones y filosofías de este corte fueron difundiendo y justificando la idea de que la mujer tiene que ser reprimida, sometida y controlada por los hombres. Otra de las ideas perversas del cristianismo, que se extendió hacia grupos de oprimidos y oprimidas: es importante entender que la pobreza es una condición que es resultado del sistema capitalista que es desigual; de ahí que, la recompensa para quienes viven en esta condición y practiquen la fe cristiana, sea el paraíso, pero no como algo alcanzable en la vida, sino como algo que vendrá después de la muerte. De igual manera, fue la Iglesia la que justificó la esclavitud argumentando que la gente de piel negra era descendiente de Caín, por lo tanto, del pecado. Tengamos presente que según la Biblia -el Génesis– después de que Caín asesinó a su hermano Abel, Dios le dio el encargo de crear la agricultura.

¿Existe alguna forma de romper el patriarcado?

Creemos que sí, y que hay muchas formas de lograrlo, como la organización, la soridad (que se refiere a la solidaridad entre mujeres), la resistencia y la educación. Actualmente, en el contexto mexicano, se está viviendo en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Nacional Autónoma de México (FFyL-UNAM) un Paro en el que, quienes decidieron denominarse las Mujeres Organizadas de la FFyL, se han pronunciado de manera contundente en contra de la realidad machista y patriarcal que se vive en nuestras aulas y en toda la universidad. Su lucha se ha concentrado en ese espacio desde hace cuatro meses y desde ahí entran en el análisis y la composición de la estructura patriarcal de toda la universidad condenando el poder político patriarcal.

Por su parte, la resistencia de las mujeres zapatistas es un referente esencial, pues a lo largo del movimiento zapatista, la voz y participación de las mujeres, se fue haciendo más cada vez, más presente. Recientemente, ellas organizaron dos encuentros en sus comunidades, con el nombre de Mujeres que luchan, invitando a quienes de México y del mundo quieren compartir sus luchas de resistencia y sus palabras, logrando una importante respuesta a su convocatoria. Su postura, coherente con la lucha zapatista y de sus comunidades, es la de conocer la vivencia, razón y sentimiento de todas las mujeres que están luchando para organizar su autonomía, defendiéndose del sistema capitalista patriarcal y preparándose para una lucha global de liberación.6

Es necesario conocer y entender la globalización capitalista. Quienes tuvieron la oportunidad en estos encuentros de convivir con las mujeres en sus comunidades han tenido el regalo de entrar en un espacio con otra forma de tiempo y de historia, de sentirse unidas a la naturaleza y a la belleza de la construcción de otro mundo posible. Es un llamado, además, para entender y comprender la urgente necesidad de destruir lo que denominan la Hidra capitalista que, con sus miles de cabezas se sigue reproduciendo para imponer el dominio, la opresión, el olvido y la sumisión no sólo de las mujeres sino de todos los seres humanos, además de la madre tierra.

No podemos ignorar que la organización de la resistencia de las mujeres zapatistas fue posible con la lucha de liberación de 1994, la ocupación y reapropiación de sus territorios. Arrancaron a los finqueros aquello de lo que habían tomado posesión, incluida la tierra y la mujer, a quienes habían convertido en su objeto de explotación y de deseo. Desde la guerra de conquista de España, que en realidad fue una invasión colonial, cultural, religiosa, política, etc. Que cual langosta fue destruyendo culturas y formas de organización de los pueblos originarios, lograron imponer su imperio, con la espada y la Biblia. Pero, desde esa invasión, los pueblos originarios lograron seguir resistiendo la brutal represión. En silencio y siempre luchando se llenó su vida de muerte, violencia, desprecio y olvido; sin embargo, algunos pueblos desde la resistencia y de la cultura del silencio han logrado conservar sus culturas en sus aspectos positivos y negativos e incorporando prestamos de otras culturas. En la actualidad las comunidades zapatistas, dieron nacimiento a otro mundo diferente, distinto al propuesto por la globalización capitalista. En sus territorios no existen feminicidios. Recordemos que entre las lenguas originarias que hablan algunos de quienes hacen parte del zapatismo, está la lengua maya – tojolabal, en cuyo diccionario no existe la palara enemigo, además de que uno de los principios del zapatismo es la no eliminación del hermano, la hermana, del igual. Mientras que en el capitalismo el ser humano es objeto de consumo, mercancía y muerte que se extiende a la mujer como objeto de deseo.

Por ello, la lucha de la Mujeres Organizadas de la FFyL tiene los límites que estamos describiendo, se enfrentan a toda la estructura machista y patriarcal de autoridades, compañeros y docentes que en la práctica buscan que la mujer siga siendo una mercancía más.

No podemos perder de vista que a lo largo del tiempo mujeres de distintas épocas y diferentes contextos, han luchado por ganar espacios en la educación. Lo que hizo que en México y el mundo, se fuera dando acceso a las mujeres a la educación, lo que más adelante permitió una formación distinta a la que les había sido consagrada como una educación para la mujer sumisa.

¿Qué entender por educación?

La educación a lo largo del tiempo se fue desarrollando en diferentes culturas y se ha ido transformando con el acontecer histórico de movimientos sociales, tales como las migraciones, las conquistas de territorios, las colonizaciones, los intercambios culturales y filosóficos, los avances en la técnica y la industria, las guerras, las nuevas ideas sobre el ser humano y la conformación de nuevos sistemas económicos y políticos.

En este proceso, la educación se ha ido conformando con la misma estructura dominante patriarcal, donde la educación es solo una transmisión de conocimientos, en la práctica neutra políticamente, sin desarrollar en general ningún pensamiento crítico transformador que cuestione la opresión/sumisión y no se quede en simple información. En nuestras sociedades oprimidas sería ingenuo creer que puede existir una educación que no sea una educación bancaria, como decía Paulo Freire. En la educación de la globalización capitalista las y los estudiantes son una mercancía más que debe prepararse para servir a los intereses del mercado. Actualmente con el dominio de la tecnología, los medios de comunicación, los algoritmos, la televisión, el internet, los teléfonos celulares, etc. es más difícil desarrollar un pensamiento crítico que nos lleve a toma de conciencia porque constantemente se está dominado/a y bombardeado/a por la información que el poder económico, político y de los medios imponen.

La educación es fundamental para comprender y salir de la opresión y sumisión de las mujeres, pero ¿qué tipo de educación, impartida por quiénes y para quiénes, en favor de qué y en contra de qué? como nos invitaba a cuestionar Freire. El ejemplo zapatista nos muestra que sí es posible otra educación y otra forma de tomar conciencia. Pero esto ha sido posible, como lo hemos señalado, con la lucha de liberación y conquista de sus territorios donde se hicieron dueños de los medios y relaciones de producción, creando autonomías y logrando una educación de acuerdo con el Mandar Obedeciendo en sus comunidades donde en colectivo y desde el consenso, se toman decisiones (mandando el pueblo y obedeciendo el gobierno).

En los espacios de la universidad, en la FFyL hemos venido construyendo una propuesta pedagógica y metodológica,7 una educación para la liberación donde hemos logrado identificar límites muy precisos a ir superando, pues tenemos claro que en la dinámica de la educación bancaria y la educación liberadora existe todo un espacio de contradicciones y que la mayoría de estudiantes no vienen a las aulas para formarse en un espacio de construcción de su pensamiento crítico transformador, a favor de y con los y las oprimidos/as; como resultado de la educación bancaria. No obstante, logramos conformar un equipo de trabajo, estudiantes y docentes que confiamos en que otra educación y otra Pedagogía son posibles; es un trabajo cotidiano de pensar nuestra práctica para transformarla, una propuesta que viene de más de 41 años de reinventar la práctica educativa del profesor Escobar y que hemos ido haciendo colectiva.

¿Cómo construir y asumir nuestra libertad?

En el contexto que venimos analizando no es posible una educación que no sea liberadora y que al asumirla nos lleve a luchar contra toda forma de opresión y sumisión de las mujeres. Hoy son ellas quienes están mostrando su compromiso y coherencia. Con la resistencia de las Mujeres Organizadas de la FFyL podemos ir entendiendo también su compromiso en la denuncia valiente de un sinnúmero de las agresiones machistas a las que han estado expuestas. Los espacios de esta Facultad, como toda la Universidad, siguen los lineamientos de la globalización capitalista. Docentes, estudiantes y autoridades no quieren escuchar hablar de una libertad y liberación que no sean más que conceptos, o una teoría de buenas intenciones, en ocasiones.

La toma de la FFyL nos ha permitido, de forma semejante a la huelga de estudiantes del 99-2000 identificar cual es la postura y coherencia de quienes hacemos parte de la Facultad.8 Como en la huelga pasada, sin caer en una radicalidad ingenua, podemos observar que varios docentes están de acuerdo siempre con las autoridades de la Facultad y de la Universidad, aunque no les asistiera la razón. Nosotras y nosotros estuvimos y estaremos de acuerdo con su lucha de denuncia y de exigencia de cambios estructurales de la UNAM. Siempre estaremos de acuerdo y acompañaremos el movimiento estudiantil, aunque puedan estar equivocadas y caer en contradicciones en las que pueda arrinconarlas a la perversión del poder autoritario. En este movimiento siempre les asistió la razón y no han aceptado conformarse con “las buenas intenciones” de las autoridades, sino romper el silencio exigiendo cambios estructurales.9

¿Cómo es nuestra vivencia de ser mujeres en la actualidad?

Las mujeres nos encontramos en una posición en la cual nuestra lucha está dirigida a mantenernos con vida. Se encuentra en jaque nuestro derecho más fundamental: vivir. En principio, tenemos que garantizar nuestra seguridad física. En México la violencia en contra de la mujer ha aumentado y los índices de mujeres asesinadas y desaparecidas son gravísimos.

Tener la vivencia de ser mujeres en esta realidad, nos pone todo el tiempo en un estado de alerta, de indefensión y de miedo, sintiéndonos inseguras y a la intemperie sin importar que estemos al resguardo de nuestras casas, escuelas, trabajos o en la calle.

Ser mujeres en este contexto, se vuelve un estar con una doble angustia cada vez que salimos algún sitio, por un lado, en esperar regresar a casa; y, por otro lado, esperar ansiosas el mensaje de la hermana, la amiga, la madre, la prima, la cuñada, la tía, la sobrina, la hija, la compañera, indicando que también han llegado, como un respiro que, aunque breve, se vuelve imprescindible. No obstante, son muchas las circunstancias que en nuestros traslados a realizar nuestras actividades, podemos experimentar tanto en las calles, como en los diferentes medios de transporte; desde miradas incómodas, piropos ofensivos, silbidos, tocamientos, agresiones verbales o físicas, persecuciones, acoso, violaciones. De machos que se creen con el poder de no respetarnos, de violentarnos o de transgredir nuestro espacio y nuestros cuerpos.

Vivimos en una época en la que las adolescentes han ido modificando sus aspiraciones y sueños, llevando hacia distintos referentes, una tendencia actual es la de convertirse en sugar babies, jovencitas que seducen a hombres mayores para que éstos las mantengan económicamente. Resultado de la descomposición social en la que vivimos, la dificultad de que jóvenes continúen o terminen sus estudios, la falta de ingresos u oportunidades laborales. Dejando a las jóvenes desprovistas de la oportunidad de terminar sus estudios, tener acceso a un ingreso propio y a tener una independencia económica, que las hace pensar en esta tendencia como única opción.

Las mujeres no sólo son reducidas y limitadas desde afuera, sino que dentro de nosotras se configura una imagen de la realidad que nos distorsiona. Llega un punto, muy temprano en nuestra crianza, en el que asumimos nuestra sumisión. Alienadas nos creemos que nuestra fortaleza está en constituirnos como objetos atractivos para que los hombres nos deseen. Por lo que la lucha en contra de la sombra introyectada del [macho] opresor, como la define Freire, se vuelve una constante.

Luchar por vivir, pero vivir de verdad, no sobrevivir apenas, implicaría comenzar por mirar acceder dentro de nosotras, de nuestros corazones, para escuchar y sentir nuestras emociones, las dolencias que llevamos dentro, nuestras carencias, las vejaciones que hemos sufrido, la impotencia y la soledad que conlleva el haber sido acalladas, y los signos de la opresión que, desde el patriarcado y el machismo, hemos interiorizado. Es necesario que nos tomemos el espacio para volver a reconocernos, admirarnos, comprendernos, escucharnos, recuperando nuestra voz, nuestras emociones, nuestra expresión y nuestros deseos, y comencemos desde nosotras mismas a rebelarnos contra el lugar en el que injustamente hemos sido puestas.

Ser mujer implica recuperar nuestro cuerpo de manera amorosa, respetuosa, hacernos dueñas de nuestro erotismo, sentir hasta lo más profundo de nuestro ser las ganas de vivir y permitir el libre flujo de nuestra pasión sexual, en nuestros términos, límites y sin imposiciones. Es descubrirnos, aceptarnos y dignificarnos, conectando con nuestras necesidades y deseos, los que hacen parte de la vitalidad que conlleva la expresión de nuestro erotismo.

Ante la crisis socio ambiental sin precedentes que enfrentamos en la actualidad, es fundamental que se escuchen nuestras voces. Esas labores “femeninas” que han sido consideradas inferiores y marginales, son ahora imprescindibles. Nos encontramos en un momento histórico en el que es urgente revalorizar y reivindicar nuestra capacidad como cuidadores y cuidadoras. Ser mujer en esta época implica demandar al otro el compartir las labores de cuidado y asumirlas como un honor y un privilegio.

La lucha que enfrentamos es contra el orden político y económico que coloca a los seres humanos como meros recursos y que los convierte en esclavas y esclavos. Se trata de una transformación que toca hasta lo más profundo e íntimo de nuestro ser y por ello se vuelve urgente.

Hoy día, nuestra vivencia como mujeres nos convoca a formar redes, de diálogo, de apoyo, de cuidado, de confianza, de acompañamiento y a romper la idea de que la otra, representa mi competencia, mi rival, mi contrincante, mi enemiga, ideas con las que se nos ha formado desde distintos referentes. Si bien cambiar estas ideas no es tarea sencilla, si lo es, entender que necesitamos caminar juntas en esta lucha contra el patriarcado y la violencia machista, necesitamos apoyarnos y acompañarnos, pues sólo juntas se trasforma el mundo. Pero no podremos lograr esto sin el respeto a la otra en sus diferencias o coincidencias conmigo; desde el entendimiento de que juntas somos más fuertes y que sólo mirándonos como compañeras podremos construir un mundo donde quepan todas la mujeres que somos, en el que, podamos vivir sin miedo, sin violencia de género, sin imposiciones, sin sumisión. Un mundo para soñar juntas, sentirnos libres, compartir y vibrar las alegrías de otras mujeres, porque, contrario a lo que se nos han hecho creer, es posible una realidad de sororidad, y donde se respeten nuestros cuerpos, nuestras vidas y nuestras diferentes vivencias de ser mujeres.

Soy mujer.

Y un entrañable calor me abriga cuando el mundo me golpea.

Es el calor de las otras mujeres, de aquellas que hicieron de la vida

este rincón sensible, luchador, de piel suave y corazón guerrero.”Alejandra Pizarnik

1 Manon Garcia. On ne nâit pas SOUMISE, ON LE DEVIENT, Climats, 2019, p. 239

2 Jean-Joseph Goux, Laurence Zordan, Roger Dadoun, Collectif Psychanalyse et Politique. L’impérialisme du phallus. Paris, Penser avec Antoinette Fouque, Edition des femmes. 2015.

3 Antoinette Fouque, Mouvement de Libération des Femmes. (https://fr.wikipedia.org/wiki/Mouvement_de_libération_des_femmes).

4 Cora Jiménez Narcia. El acuerdo es seguir vivas. Corazónde la pedagogía rebelde Zapatista, México, tesis de doctorado en Pedagogía, FFyL, UNAM, 2018: (http://www.lrealidad.filos.unam.mx/coraj.html)

5 Id. En esta tesis de doctorado se pueden encontrar diferentes y excelentes análisis y referentes sobre la visión de la lucha de mujeres feministas.

6 “NO NECESITAMOS PERMISO PARA LUCHAR POR LA VIDA. LAS MUJERES ZAPATISTAS SE UNEN AL PARO NACIONAL DEL 9 DE MARZO”. Actualmente la Mujeres Zapatistas decidieron participar en la lucha de Mujeres en México: (http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2020/03/01/no-necesitamos-permiso-para-luchar-por-la-vida-las-mujeres-zapatistas-se-unen-al-paro-nacional-del-9-de-marzo/).

7 Ver la página de nuestro proyecto donde se pueden encontrar varios de los artículos y textos que nuestro equipo-colectivo ha producido, además de nuestra propuesta pedagógica y metodológica: (http://www.lrealidad.filos.unam.mx/).

8 Miguel Escobar, Pedagogía Erótica. Paulo Freire y el EZLN, Anexo, “Poder y filicidio” Memoria del taller autogestivo Paulo Freire: (http://ru.ffyl.unam.mx/bitstream/handle/10391/2942/Miguel_Escobar_Pedagogia_Erotica_2012.pdf?sequence=1&isAllowed=y), pp. 195-214.

9 Andrea de Buen, Valeria Gil, Noemí Mejía, Claudia Escobar, Cora Jiménez, Merary Vieyra, Mayra Silva y Miguel Escobar del equipo-colectivo Lectura de la Realidad. “Ante la toma de la FFyL-UNAM y las violencias contra las mujeres, ¿qué nos toca?”: (https://desinformemonos.org/ante-la-toma-de-la-ffyl-unam-y-las-violencias-contra-las-mujeres-que-nos-toca/).

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