Ciudad de México | Desinformémonos. Frente a las injusticias sistémicas, diversos movimientos libertarios de la Ciudad de México se organizan desde la autogestión para realizar actividades que garantizan su supervivencia día con día al mismo tiempo que hacen frente al sistema carcelario y cuestionan las estructuras sociales.
En el contexto de la pandemia y de la precariedad laboral, jóvenes de diversos colectivos y movimientos por la libertad y la justicia se organizan en el Okupa Che, Ciudad Universitaria, para posicionarse en contra de los sistemas como la cárcel al recaudar fondos para el apoyo de procesos legales de compañeros y compañeras privadas de su libertad, al mismo tiempo que resuelven cuestiones concretas como su comida diaria.
Entre las actividades realizadas hay talleres de autodefensa jurídica, pues “en vista de que la persecución y brutalidad policial se recrudece, es vital saber los mecanismos legales básicos para evitar y enfrentar una detención”, explican las organizaciones. También se realizan conversatorios con familiares y amistades de personas presas o ex-presas para reflexionar conjuntamente en torno a la cárcel y otros horizontes de justicia.
Las actividades culturales incluyen presentaciones musicales, micrófonos abiertos, serigrafía anticarcelaria y trueque y venta de comida vegana y otros productos artesanales. Además, realizan rodadas, sprints y duelos en bicicletas altas. Sobre éstas, comentan los participantes que algunas colectividades han impulsado la bicicleta como herramienta de protesta, de organización y de lucha.
La autogestión, explican, «proviene de una tradición profundamente libertaria que se vincula con todo»: es una postura sistémica contra la cárcel, el capitalismo, el patriarcado, el racismo y más problemas estructurales, pero también es una postura concreta que resuelve problemas como qué van a comer el día de mañana, cómo se van a mover de manera que puedan evitar el pago del transporte público o cómo van a pagar por la defensa legal de sus amistades recluidas en cárceles.
«No tenemos varo, no tenemos chamba, muchas personas de esta generación estamos en la completa precariedad sin ningún tipo de certezas por el futuro,» afirma un joven que participa y ayuda a organizar las actividades, además de acompañar la defensa legal de personas encarceladas. La autogestión, concluye, «es una forma en la que se pueden resolver las necesidades sin tener que poner en riesgo nuestras integridades.»
