Desde finales de enero movilizaciones antirracistas han vuelto a tomar las calles de las principales ciudades de Brasil con los lemas “Justicia por Moïse” y “Vidas negras migrantes importan”. Denuncian la brutal muerte del refugiado congoleño de 24 años Moïse Mugenyi Kabagambe, asesinado a palos cuando fue a reclamar dos salarios no pagados en el chiringuito Tropicalia de Río de Janeiro.
Los movimientos negros, unidos a los movimientos sociales migrantes, estudiantiles, sindicales y LGTBIQ+, vuelven a denunciar el racismo estructural de la sociedad. Exigen justicia, el fin de la impunidad policial, el cumplimiento de los derechos laborales, así como de todos derechos constitucionales que tienen las personas negras inmigrantes que viven y trabajan en Brasil procedentes de países africanos, en especial Congo, Angola y Senegal, así como del Caribe, en especial Haití. “Migrar es un derecho”, insisten desde la Orden de Abogados de Brasil (OAB).
Las acciones de protesta más numerosas tuvieron lugar el pasado sábado 5 de febrero. Río de Janeiro y São Paulo acogieron sendas manifestaciones multitudinarias. La Coalición Negra por Derechos, que integra más de 250 organizaciones antirracistas en todo Brasil, organizó una movilización histórica que une la cuestión racial, la cuestión migratoria y la cuestión laboral en un mismo eje de reivindicación. “La lucha de los migrantes africanos también es nuestro dolor. Nuestra lucha es acabar con el genocidio del pueblo negro. El racismo nos mata”, dice el Manifiesto contra el racismo xenófobo (xenorracismo) que fue repartido en las manifestaciones y que remite al Manifiesto escrito en 2020 “En cuanto haya racismo, no habrá democracia”.
En São Paulo más de 3.000 personas tomaron la Avenida Paulista a la altura del Museo de Arte de São Paulo. Durante casi cinco horas personas migrantes congoleñas, angoleñas, haitianas, bolivianas, venezolanas y palestinas, así como las organizaciones del movimiento negro en Brasil, del movimiento estudiantil, sindical y también diputadas y concejalas del PSOL y del PT manifestaron su repudio ante este nuevo asesinato racista y xenófobo y exigieron justicia.
Un activista haitiano denunciaba este sábado con la voz quebrada: “Vengo de un país (Haití) donde la esclavitud funcionó hasta hace 200 años. La justicia sigue siendo blanca. No pedimos que los blancos sean esclavizados también. Venimos a pedir justicia. Soy periodista y la manipulación mediática es enorme. ¿Quién mandó matar a Moïse? Los tres compañeros de trabajo recibieron órdenes”.
Una activista congoleña agarró una bandera de la República Democrática del Congo y la señaló: “Aquel país que está en una guerra sin fin a causa del móvil y de los ordenadores que compráis. Yo escapé de tiros y de violencias para buscar vida en Brasil. Tengo conocimientos y diploma, soy abogada, médica, hablo varios idiomas, pero cuando busco trabajo solo encuentro trabajo de limpieza. Con todo el respeto a ese trabajo. Queremos hacer nuestra vida, pero no nos dejan. Hoy lloramos la muerte de Moïse y no vamos a olvidarlo ningún día”.
La muerte de Moïse se suma a otros asesinatos de inmigrantes motivados por cuestiones raciales: João Manuel, Kerby Tingue, Fetiere Sterlin, Inolus Pierrelys, Falow Ndack, Zulmira de Souza Borges, Toni Bernardo Da Silva y Brayan Yanarico Capcha
Paulo Gomes Kumbo, de la Asociación de Inmigrantes por la Integración Comunitaria en São Paulo, denunció la desaparición de Celeo, otro compañero congoleño que lleva cuatro meses desaparecido. También en São Paulo fue denunciada la desaparición de Marcelo Mapala Daniel hace casi un año.
La muerte de Moïse se suma a otros asesinatos de inmigrantes motivados por cuestiones raciales: João Manuel, Kerby Tingue, Fetiere Sterlin, Inolus Pierrelys, Falow Ndack, Zulmira de Souza Borges, Toni Bernardo Da Silva y Brayan Yanarico Capcha.
Para Paula Nunes, del Movimiento Afronte, de la Marcha de Las Mujeres negras de São Paulo y co-concejala en la Bancada feminista-PSOL en São Paulo: “Es fundamental estar construyendo esta manifestación porque estamos perdiendo hermanos migrantes cada día. La policía mata a gente negra todos los días. El Parlamento es racista. Estando en la Cámara Municipal de São Paulo es muy importante señalar no sólo la violencia, sino también la precariedad a la que nuestros hermanos migrantes negros, y también los latinoamericanos, están sometidos aquí con trabajos precarios análogos a lo esclavo. La gente va a continuar esta lucha en la calle y en el Parlamento”.
En palabras de Carol Iara, activista negra travesti intersex, también co-concejala de la Bancada Feminista-PSOL: “Esta Policía Militar es asesina y tiene que ver con el caso de Moïse, porque persigue inmigrantes. El dueño del Tropicalia era de esa institución y por eso todo tardó tanto. Hay que repensar este Estado policial que tenemos y también la forma en cómo tratamos a la población negra y pobre, a la población negra LGTBIQ+ y a la población migrante. Moïse presente hoy y siempre”.
Otra representante de la Marcha de las Mujeres Negras de São Paulo pidió disculpas a todas las personas migrantes por lo que está pasando en Brasil: “Nadie cuestiona a una persona cuando es alemana o italiana. No están en la cuerda del sufrimiento que viven las personas inmigrantes negras. Hoy las batidas policiales se han convertido en algo normal en Brasil. Es una vergüenza. Llevamos 522 años y la cosa no cambia. Es absurdo que tengamos que sufrir esto todos los días. Que la memoria de Moïse sirva para dejarnos más unidas que nunca”.
Una compañera del Movimiento Negro Unificado espetó: “Este país debe reparación a los negros de África y de la diáspora. Porque con ellos construimos este país durante más de 500 años. No podemos dejar pasar ninguna muerte más”.
El portavoz de la Unión Municipal de Estudiantes de Secundaria de São Paulo afirmó: “Hoy tenemos el mayor racista de Brasil sentado en la silla de la presidencia, creando muchísimos locos supremacistas blancos que tratan de matar a la gente negra. Nuestro pueblo sigue muriendo al ir a la panadería a comprar pan. ¡Basta ya! Con nuestras mentes vamos a hacer el cambio. El pueblo negro está en las calles y unido”.
Letícia Parks fundadora del Quilombo Vermelho cuya declaración está circulando por Abya Yala, y dirigente del Movimiento Revolucionario de Trabajadores (MRT) explicó cómo “este país, que fue construido por las poblaciones africanas secuestradas, por las manos del pueblo negro esclavizado y por las manos de los pueblos indígenas, desprecia y violenta a los hermanos africanos, que llegan aquí y conocen el racismo brasileño, que es cruel, cínico y extremadamente violento. ¡Con Bolsonaro estamos teniendo 20 muertes de personas negras cada día! Este gobierno no ha dicho una palabra del asesinato de Moïse. Ni una disculpa formal para la embajada de Congo en Brasil. Por el contrario, este Gobierno defiende a los milicianos que mataron a nuestro compañero”.
“Hoy tenemos el mayor racista de Brasil sentado en la silla de la presidencia, creando muchísimos locos supremacistas blancos que tratan de matar a la gente negra”
Orlando Silva, vicepresidente de la Comisión de Derechos humanos y Minorías de la Cámara de Diputados en Brasilia aseguró en la manifestación que los diputados de la comisión van a desplazarse esta semana a Río de Janeiro para pedir justicia al gobernador. “La policía no ha sido investigada, sino protegida de nuevo. Hace cinco años redacté la Ley de Inmigración, terminando con el Estatuto del Extranjero que blanqueó este país. El pueblo negro es pasado, es raíz, es presente y es futuro en Brasil”.
A través del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (ACNUR), la Coalición Negra por Derechos ya ha denunciado en la ONU el asesinato de Moïse Kabagambe.
Elaine Mineiro, del Mandato Colectivo Quilombo Periférico afirmó: “Este año empezamos la primera sesión plenaria de la Cámara Municipal de São Paulo con un caso de racismo, pero no hubo investigaciones. En ninguna cámara legislativa de este país se investigan los casos de racismo. Si nosotros, negros brasileños, no entendemos la importancia de la agenda del pueblo negro, nadie va hacerlo”.
Las activistas de la Asociación de mujeres inmigrantes Luz y Vida y de la Red MILBI de Mujeres Migrantes Lesbianas Bisexuales y Pansexuales se sumaron a las reivindicaciones: “Las personas inmigrantes en Brasil sufrimos muchas violencias y estamos en una situación de precarización laboral. Ahora es muy importante aprobar el proyecto de Ley 2699/2020 que solicita la regularización migratoria de todas las personas”.Erika Hilton, concejala del PSOL en São Paulo explicó: “El pueblo congoleño, el pueblo africano y brasileño, unido y fortalecido, toma las calles de nuevo. Pero no queríamos estar en las calles porque significa que otro cuerpo negro ha sido abatido en este país racista y xenófobo que no tiene una legislación decente sobre migración. Lo que pasó con Moïse no es una excepción, sino una regla de cómo se trata al pueblo negro. Estamos cansadas de ver caer los cuerpos de los nuestros. Queremos reafirmar la vida del pueblo negro que construyó este país, un Brasil que no respeta su historia. Moïse es otro doloroso ejemplo del odio, del racismo y de la esclavitud. No aguantamos más. Es necesaria una respuesta. Por eso estamos aquí. La vida de Moïse vale mucho. Toda vida negra aniquilada vale mucho. Basta de genocidio, basta de racismo. Clamamos justicia. Viva la lucha del pueblo negro, viva nuestra ancestralidad. Seguiremos de pie”.
Eduardo Suplicy, concejal del PT en São Paulo, intervino ya en la parte final: “Estamos presentes con Zumbi dos Palmares, Martin Luther King, Nelson Mandela y todas aquellas personas que lucharon y luchan por la igualdad de derechos para que todas las personas puedan vivir con dignidad y libertad real. Para eso tenemos que conseguir la Renta Básica Ciudadana”.
En la Avenida Paulista se oían los gritos de dolor y rabia. E innumerables “Fora Bolsonaro!”. Una activista del movimiento estudiantil comentó que “el contexto y las razones de estas muertes en Brasil tienen que ver con el racismo estructural y estructurante de un país sustentado durante tres siglos sobre la esclavitud de las personas negras, algo que la blanquitud nativa no quiere ver”.
Para Adriana Moreira, integrante de la Coalición Negra por Derechos, “a partir de 2003 Brasil cambió sus relaciones económicas y construyó una relación Sur-Sur, pero solo cambió económicamente. Esa tan soñada relación Sur-Sur cambió el patrón económico, pero no cambió el patrón con los pueblos africanos, con los pueblos indígenas ni con los pueblos árabes. Los aeropuertos brasileños son espacios tenebrosos para las poblaciones africanas y árabes. La Ley de Refugiados empeoró desde que Temer asumió el poder tras el golpe. Los pueblos refugiados en Brasil no podían tener movilización política. Desde el movimiento negro entendemos que el racismo es un problema endémico de Brasil y también internacional, fruto del colonialismo. Por tanto, la solución es supranacional. “Justicia por Moïse es pedir justicia para los pueblos africanos del mundo, para los pueblos colonizados y para el pueblo negro de Brasil”.
“El regreso de Lula al juego político-electoral con una amplia ventaja en las encuestas ha fortalecido a las fuerzas progresistas de Brasil al unificar a la izquierda y reposicionar la perspectiva de retomar el gobierno federal”
Según la panafricanista Anin Urasse, el portugués “brasileño” es un portugués fundamentalmente kimbundu-kikongo, lenguas de los antiguos reinos de Congo y Angola. “El 80% de los negros brasileños viene de las tierras de Moïse y no lo sabe. Brasil es una extensión del Congo, pero no lo sabe o no quiere saberlo”, ha escrito en Jornalistas Livres.
Con el horizonte de elecciones presidenciales previstas para octubre de 2022, los movimientos sociales negros y migrantes exigen justicia, el fin de la violencia policial y la implementación de políticas públicas que garanticen los derechos de las personas negras y de las personas migrantes.
Como ha explicado el periodista Igor Felippe Santos en un análisis de coyuntura, “el regreso de Lula al juego político-electoral con una amplia ventaja en las encuestas ha fortalecido a las fuerzas progresistas de Brasil al unificar a la izquierda y reposicionar la perspectiva de retomar el gobierno federal”.
¿Qué ocurrió con Moïse?
El 24 de enero en Barra de Tijica, Río de Janeiro, tres hombres asesinaron brutalmente al refugiado congoleño Moïse Kabagambe. Moïse tenía 24 años y había ido al quiosco Tropicalia para reclamar dos salarios no pagados. Allí recibió la paliza que le causó la muerte, mientras la policía no hacía nada para evitarlo. Durante estas semanas la familia de Moïse ha recibido amenazas e intimidaciones por parte de la policía al exigir investigar su asesinato. Una cámara lo grabó todo.
La familia de Moïse vive refugiada en Brasil desde 2011, año en el que huyeron de la guerra en la República Democrática del Congo. Ivana Lay, la madre de Moïse, declaró al periódico Globo: “A mi hijo le rompieron las costillas y el cuello. Hui del Congo para que no nos mataran. Y al final, mataron a mi hijo aquí, como matan en mi país, a golpes”.
El 2 de febrero, también en Río de Janeiro, Durval Teófilo Filho, de 38 años y padre de una niña de seis, fue asesinado por su vecino blanco, el sargento de la marina Aurélio Alves Bezerra, que creyó que “era un ladrón” al caminar rápido y meterse la mano en el bolsillo. Así que le dio tres tiros a las puertas del edificio donde ambos vivían. El militar permanece en prisión, pero ha sido acusado de “homicidio involuntario”. En Brasil, cada 23 minutos asesinan a una persona negra.
Algunas cifras
En los últimos tres años de gobierno bolsonarista, las licencias y posesión de armas en Brasil han aumentado un 325%, según el Instituto Sou de Paz. Para mayor gravedad, el Senado podría aprobar esta semana quitar el límite de compras de armas.
Según el Foro Brasileño de Seguridad Pública, el 79% de las víctimas que mueren en acciones policiales son personas negras.
Según el Instituto de Seguridad Pública de Rio de Janeiro (ISP-RJ), responsable de las estadísticas oficiales, los crímenes racistas solo en Río de Janeiro se han duplicado de 2019 (43 muertes) a 2021 (82 muertes).
Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), más del 56% de la población en Brasil es negra o parda. A pesar de ello, la población negra es tratada como una minoría, no está representada en el mercado de trabajo, ni en el ámbito educativo y sufre de forma diaria el racismo. Actualmente el 72,9% de las personas desempleadas en Brasil es negra.
“A mi hijo le rompieron las costillas y el cuello. Hui del Congo para que no nos mataran. Y al final, mataron a mi hijo aquí, como matan en mi país, a golpes”
En 2020, el Gobierno de Bolsonaro rebajó el presupuesto público para promover la igualdad racial de 37,7 millones de reales a 2,7 millones.
Según el Atlas de la Violencia de 2021, la posibilidad de una persona negra de ser asesinada en Brasil es 2,6 veces superior a la de una persona que no es negra.
En Brasil, en la última década el número de asesinatos de personas indígenas ha aumentado un 21%.
Transfeminicidio: La vida media de una persona trans en Brasil es de 35 años. En Brasil cada día matan a cuatro mujeres.
Según el Comité Nacional para los Refugiados (Conare), en 2021, Brasil registró 29.400 solicitudes de asilo, la mayoría de personas de Venezuela, Angola, Haití y Cuba.
Según el Observatorio de las Migraciones (Obmigra), con datos de finales de 2021, en Brasil reside más de un millón de personas inmigrantes.
Por menos que conte a história,
não te esqueço meu povo.
Se Palmares não vive mais,
faremos Palmares de novo
No importa lo poco que cuente la historia
porque no os olvido, mi gente
Si Palmares ya no vive,
haremos Palmares de nuevo.
Poeta bahiano José Carlos Limeira
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