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Las kellys abordan el reto de sumar hoteles justos tras recaudar más de 75.000 euros para su central de reservas

Patricia Reguero Ríos

Las camareras de piso organizadas en Catalunya reconocen que no existe “ni un solo hotel” que cumpla las condiciones de empleo digno que reclaman y trabajarán para poner el marcha el sello de calidad que el Govern aprobó y luego dejó caer en el olvido.

Las Kellys Catalunya podrán impulsar su central de reservas de hoteles libres de explotación laboral tras lograr el objetivo de su campaña de micromecenazgo en Goteo, una campaña que empezaron el 19 de julio y a través de la cual a finales de agosto alcanzaban el objetivo mínimo de 60.000 euros. El jueves, la campaña —que este sábado 28 de agosto llega al fin de su objetivo base y se amplía otros 40 días para tratar de conseguir el óptimo fijado en 90.000 euros— había conseguido más de 75.000 euros gracias a las más de 2.300 personas que han decidido cofinanciar el proyecto.

Sin embargo, las camareras de piso organizadas reconocían a través de su cuenta de Twitter esta semana que “actualmente no hay un solo hotel que respete los derechos laborales”, poniendo así el foco en dónde se va a tener que concentrar el esfuerzo de las trabajadoras una vez recaudado el dinero para su proyecto: en conseguir que los hoteles se acojan a los requisitos del Sello de Trabajo Justo y de Calidad, una iniciativa aprobada en noviembre de 2018 por el Govern a iniciativa de los comuns y que luego cayó entró en vía muerta, como denunciaron estas sindicalistas.

La campaña de las trabajadoras responde a la dejadez del Govern con el sello de calidad que se comprometió a desarrollar en una moción en 2018 y que luego ha entrado en vía muerta

Entre los requisitos de este sello están el respeto del convenio colectivo del sector, el cumplimiento de las leyes de prevención de riesgos laborales, la igual retribución entre hombres y mujeres, la contratación de personas que forman parte de colectivos vulnerables y la existencia de medidas relacionadas con el fomento del trabajo estable y de calidad, como las contrataciones indefinidas a la plantilla que desempeña labores estructurales en el negocio hotelero, como es la de las camareras de piso. 

Además de estos requisitos, las kellys incluyen uno que ha sido el centro de las últimas campañas de estas trabajadoras como es el de la no externalización ni subcontratación de los trabajos nucleares de la actividad hotelera entre los que se encuentra la limpieza de habitaciones, un objetivo que vienen trabajando —con los impedimentos que ha supuesto la situación sanitaria— desde que en diciembre de 2019 acudieran al Parlamento Europeo para plantar la semilla de una organización internacional de camareras de piso con la iniciativa We end outsourcing.

Vania Arana, representante de Las Kellys en Catalunya, explica que es precisamente este punto el que ha impulsado al colectivo a actuar por su cuenta, haciendo lo que consideran que debería ser el trabajo el gobierno catalán por el compromiso adquirido al apoyar la moción en 2018. Y es que, en la última reunión con responsables de la Direcció General de Treball, éstos se mostraron reticentes a acabar con la externalización, por lo que las kellys entienden que no van a encontrar apoyo mientras dure el gobierno actual para desarrollar el distintivo de calidad tal y como ellas lo plantean. “Si no lo hacen ellos, lo haremos nosotras: lo que queremos en tener trabajos dignos”, dice Arana.

Las kellys quieren empezar contactando a aquellos hoteles que han mostrado algún tipo de interés por sus demandas, y aseguran que ya hay algunos interesados

Miriam, integrante también de Las Kellys Catalunya, reconoce que el momento es difícil: “El sector está tocado”, dice para añadir que en Barcelona existen en este momento unos 100 hoteles en activos de los 500 que había antes de la crisis sanitaria. Pero confía en que, en ese contexto de alta competitividad, el ‘sello kelly’ sea un incentivo para los hoteles.

“Cuando los hoteles explotadores comprueben lo bien que les va a los que aparecen en nuestra central  va a querer sumarse; nuestros futuros reservistas son los que interesan a este país para lograr el turismo responsable del que tanto hablan”, vaticina. Para Miriam, el reto es cambiar el paradigma y “hacer ver que se puede cambiar la explotación y normalizar el consumo responsable”.

Una vez que finalice la campaña, las kellys quieren empezar contactando a aquellos hoteles que han mostrado algún tipo de interés por sus demandas —aseguran que hay algunos empresarios que han mostrado disposición— y aquellos que ya cumplen alguno de ellos requisitos. Los hoteles interesados tendrán que comenzar un proceso de adaptación para cumplir todos los requisitos si quieren estar en la central de reservas. 

Las kellys explican que el apoyo recibido ha sido “impresionante” y esperan que el trabajo de los informáticos para crear la central pueda dar sus frutos a comienzos del año 2022. “Nos gustaría que los viajeros puedan reservar sus vacaciones de 2022 con nosotras”, dice Miriam.

Publicado originalmente en El Salto

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