La rebelión chilena

Juan Trujillo Limones*

Santiago, Chile. En el dibujo se aprecia un pequeño conejo enjaulado, sin poder salir, solo y triste. Es la expresión pictórica de una de las hijas de 4 años de María Ovalle. Ellas son vecinas de la calle Seminario del barrio colindante a la emblemática Plaza Italia donde incesantemente, el diverso movimiento social intenta hacer suyas esas calles que son puntos neurálgicos de fuertes enfrentamientos en esta capital. Desde el 25 de octubre, cuando la revuelta popular nacional estalló y provocó la suspensión del toque de queda y el estado de excepción, las protestas, marchas y manifestaciones callejeras dibujan ya un ciclo insurreccional de rebelión. Y es que la sociedad civil de todas las clases sociales se han insubordinado a las reformas gubernamentales, al cambio de una parte del gabinete del presidente Sebastián Piñera y a las formas directas y encubiertas de represión oficial.

Vista aérea de una marcha contra el gobierno del presidente chileno Sebastián Piñera hacia el palacio presidencial de La Moneda en Santiago el 12 de noviembre de 2019. (Foto de RODRIGO ARANGUA / AFP)

Hasta el pasado miércoles, la cuenta es ya de 23 muertos según la Fiscalía de Chile y el Instituto de Derechos Humanos (INDH) confirmó además que hay 5012 personas detenidas y 1778 heridas en hospitales. Las cifras aumentan como pasan las horas pues la estrategia de represión oficial se articula en un amplio abanico de flancos y espacios de la vida social. Lo que se respira por las tardes en Plaza Italia es gas lacrimógeno, lo que ha orillado a que en las últimas dos semanas, las hijas de María no salgan de casa. “Somos vecinos y nos juntamos, estamos en esta causa común” expresa mientras sostiene la pancarta que reza: “por una Constitución legítima”. Los helicópteros se coordinan con las Fuerzas Especiales para dispersar acuanto joven se encuentre, baile, cante, escriba o haga bulla en colectivo. Y mientras se difundía que Piñera conversó con la BBC en su palacio donde se negó a renunciar, el martes la policía ingresó, a la escuelade niñas Teresa Prats 7 a solicitud de la directora para quebrar el paro de actividades acordado en asamblea por las jóvenes. A dos les dispararon balines en sus piernas, detuvieron a cinco y tres fueron desnudadas en la comisaría.

Manifestantes en contra la violencia policial después de que los manifestantes fueron heridos en sus ojos con perdigones, afuera del palacio presidencial de La Moneda en Santiago el 12 de noviembre de 2019. (Foto por RODRIGO ARANGUA / AFP)

Para María, la solución a esta situación de zozobra es sencilla: que el presidente “escuche lo que la gente está pidiendo. Que pare esto (represión)”. El lunes pasado, en elafán oficial de reprimir, se registraronfuertes enfrentamientos entre la policía carabinera, jóvenes radicalizados y otros encapuchados infiltrados que provocaron incluso que dos mujeres uniformadas recibieran quemaduras. Y es que esa estrategia parece también ablandar aún más la posición de Sergio Micco, director del INDH hasta el punto de que éste declaró: “no estamos hoy en condiciones de afirmar que existe esta sistematicidad” de la represión y violación a los derechos humanos.Mientras, aparecen testimonios videograbados sobre un centro de torturas de la policía en Antofagasta.

Se configura ya en el país, un premeditado plan de contrainsurgencia para contener la rebelión e impedir que otras organizaciones, causas y reivindicaciones nutran con fuerza la protesta callejera. En una intervención cibernética al servidor del departamento de inteligencia de la policía, el portal Interferencia denunció que hay seguimiento a dirigentes, activistas y luchadoressociales. Una de estas organizaciones es la mapuche Red de Apoyo de Resistencia del Pilmaiken la cual se han negado a la instalación de una hidroeléctrica en un río, por parte de la firma noruega Statkraft. Lo mismo la Agrupación Nacional de Empleados Públicos y los casos de los ambientalistas Rodrigo Mundaca, Claudia Arcos y Joel González, deéstos últimos, encontraron sus nombres en dichos documentos indicios de persecución.

Un hombre reacciona mientras se encuentra entre una barricada en llamas durante una protesta contra el gobierno de Chile en Valparaíso, Chile, 12 de noviembre de 2019. (REUTERS / Rodrigo Garrido)

El presidente anunció el incremento del salario mínimo mensual que de 301 pesos (406 dólares) pasaría a 350 mil pesos.Con esto intenta levantarse de la caída que lo tiene sólo con 13 % de aprobación de la población.

Pero la hija de María Ovalle poco o nada necesita las promesas sociales. Su familia y vecinoshicieron una asamblea para niños y adultos y se empecinan en que el pueblo sin miedo necesita un cambio radical. “Es mi hija que lleva dos semanas sin salir de la casa, me dice que hay que salir.Vive una realidad paralela”. Y mientras lo explica, aparece una botarga gigante de Piñera con las manos ensangrentadas. Esta semana el gobierno intentó al vapor, reformar el sistema de pensiones y de contribuciones pero a la luz de las demandas de esta rebelión, esos anuncios no sólo son políticamente cosméticos, sino absurdos. Como María, la gente es consciente de que la jaula del conejo también es la Carta Magna (1980): “(Jaime) Guzmán es el creador de la Constitución, está llena de candados, si no puede cambiar eso, no se puede cambiar (la situación). Si Piñera no lo quiere discutir, esto no va a parar”. Minutos después, desde la calle Bustamante una píldora lagrimógena penetra en el círculo de jóvenes que bailaban, se repliegan hasta recuperar el aliento.

Imagen

La avalancha rebelde de los jóvenes en las manifestaciones pacíficas es la fuerza de esta insubordinación nacional. Y es que incluso la escuestadora privada Cadem publicó (no.303;4/11/19) que el 57% de jóvenes menores de 35 años reconoció haber participado en protestas. De esa misma muestra, el 66% calificó como malos los anuncios sociales mientras que el 64% consideró el cambio de gabinete como negativo. Sobre una nueva Constitución, el 87% está de acuerdo y el 46% acepta que sea modificada por una Asamblea Constituyente. En cuanto a continuar con las protestas un 72% lo consideró positivo y el 69% señaló abusiva la actuación de la policía carabinera. Y cómo valoración durante el “estado de emergencia” el 67% consideró que se violaron sistemáticamente los derechos humanos. El enojo con los políticosrepresenta ya el 59%, y previsiblemente crecerá.

Los manifestantes bloquean la carretera principal 68 causando congestión de tráfico en Santiago el 12 de noviembre de 2019. (Foto de JAVIER TORRES / AFP)

Y mientras el jueves se registraban marchas en esta ciudad se confirmóla estrategia por aplastar las protestas, pues en cadena nacional, Piñera anunció un paquete para reprimirlas: proyectos de ley contra saqueos, encapuchados y barricadas; articulación de abogados y policía, aumento de la vigilancia aérea, apoyo a pobladores para la denuncia de “vándalos”, reforzamiento del sistema de inteligencia y la modernización de la policía.

Aunque el gobierno intente detener a la gente, el estallido social es ya una rebelión que no obedecerá la relación de mando con la que quieren acallar y someter la acciones insurreccionales en una decena de ciudades del país. Y es que no sólo se trata de estudiantes, profesores, sindicalistas, pensionados ó feministas, también se movilizan chóferes de camiones, la Mesa de Unidad Social, estudiantes de los años 80, recolectores de basura, empelados de gasolineras; las barras del Colo Colo y la U. de Chile y por su puesto, una incesante y nutrida movilización de indígenas mapuche en Temuco. Se trata ya de una verdadera rebelión popular que se liberó del miedo y el sometimiento a esos 30 años de injusticias y que con su arte y música intentan a toda cosa, romper las corroídas rejas de esa vieja jaula de conejos.

*Antropólogo y periodista independiente

Este material periodístico es de libre acceso y reproducción. No está financiado por Nestlé ni por Monsanto. Desinformémonos no depende de ellas ni de otras como ellas, pero si de ti. Apoya el periodismo independiente. Es tuyo.

Otras noticias de internacional  

Dejar una Respuesta