La matanza de Corpus Christi: 43 años de promesas incumplidas (Revolución3.0, 11/06/14)

Ireri Arriola Pacheco

Pareciera lejano 1971 y el 10 de junio, cuando alrededor de 120 jóvenes murieron en la Ciudad de México debido a un enfrentamiento con “Los Halcones” -un grupo de choque armado con varas de bambú y armas de fuego de alto calibre-. La Dirección Federal de Seguridad y presuntamente la CIA habían entrenado al cuerpo para provocar y desestabilizar los movimientos sociales desde entonces. Tanto el presidente en turno, Luis Echeverría, como Alonso Martínez –regente de la ciudad- como el procurador Julio Sánchez, negaron siempre la existencia de los grupos de choque pero la evidencia gráfica y el trabajo periodístico lograron evidenciar lo que se pretendía ocultar.

Distante podría sentirse aquella fecha. Algo ajena y opacada la matanza de Corpus Christi porque en la memoria siempre prevalece más el 2 de Octubre de 1968. Pero la muerte, la lucha de aquellos días insiste en mujeres y hombres que ahora tienen el pelo cano. Como lo hace también en los jóvenes que heredaron la consciencia, el ahínco de recordar que detrás de ellos hubo también otros tantos solidarios, combativos.

Frente a Televisa Chapultepec se han encontrado de nuevo hombres y mujeres, luchadores sociales todos. Se han reunido para hablar de lo ocurrido en 1971 pero también para reiterar todo lo que no se ha cumplido y que se concentra en una sola idea: el abuso del poder, la manipulación televisiva y la aún ausencia de democracia en el país. Todo ello exigido desde 1968, desde 1971, desde 1994 con el EZLN, desde Atenco y todas las luchas en los distintos lugares, en continuos tiempos. Exigido y siempre traicionado por los intereses de quienes emulan gobernar con el sustento del pueblo.

La diferencia respecto a otras conmemoraciones es tal vez que el fantasma de la represión que parecía haberse diluido en el Distrito Federal, regresó con la mano endurecida de Miguel Ángel Mancera el 1° de Diciembre, día de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto y luego con el “Halconazo de Mancera”, fecha en la que nuevamente se golpeo y detuvo a manifestantes de manera arbitraria por el hecho de salir a gritar el desacuerdo.

Hoy no hubo marcha, acaso el confinamiento a las faldas de Televisa Chapultepec y los cuerpos de granaderos en las inmediaciones. El pequeño contingente de Anarquistas brinca empapado ondeando su manta. Los rostros cubiertos insisten en que somos todos, somos todos los mismos.

Los días en que miles de jóvenes, adultos y niños salían libremente a las calles a recordar, a gritar el “no se olvida”, a levantar el puño recordando el “aquí estamos, no nos hemos ido nunca y aquí seguiremos”, aquellos días en los que se podía llegar al Zócalo para encontrarse con otro indignado y luego partir a casa con los pies cansados, empapados pero satisfechos; han sido regresados a la cautela asustada, casi necesaria del vacío de las calzadas en la Ciudad.

Por encima de un bajo templete, la torre de transmisión de Televisa Chapultepec tintilea sus luces rojas. Un enorme letrero de “La Gata”, novela en turno de la televisora, muestra la foto de Maité Perroni, sucia, desalineada, con el pelo enmarañado y montada sobre un carrito de pepenadores. En el fondo una ciudad perdida de cartón como las muchas de las orillas de la Ciudad de México y que poco han cambiado con el paso de los años. La imagen casi resulta una burla a quienes, debajo, en el templete sostienen la mirada de esperanza cuando escuchan a una combativa América Del Valle, defensora incansable de la tierra en San Salvador Atenco junto a su padre; a un Alejandro Martínez, del Comité 68; a un siempre entristecido pero comprometido Javier Sicilia llamando a la unidad:

“Que gusto y qué triste tener que estar defendiendo al país cuando los que deberían defender al país son los gobernantes (…) estamos unidos muchos para defender a la Patria de los abusos…”

Entonces comenzó a comprenderse todo, hoy no se dieron cita organizaciones, personalidades y esperanzados del pueblo para conmemorar una fecha dolorosa en la historia de México. De nuevo se trata de lo no cumplido, de lo abusado, del despojo continuo del poder que reside en el pueblo.

“¿Por qué le voy a llamar río si no tiene agua? ¿Por qué le voy a llamar democracia si no gobierna el pueblo?” Versa sobre una lona que cubre casi todo el camión del sonido. A un lado, bajo ese anuncio insolente de “La Gata”, un exhorto a defender lo que en los últimos años ha posibilitado la visibilidad del abuso que el poder pretende ocultar, la articulación y el fluir de la información no oficial: Las redes sociales y los medios alternativos a través del internet.

En medio de las Reformas a telecomunicaciones que pretenden controlar el uso de red, de la pasada Reforma Laboral, de una Reforma Energética que de nuevo privilegiará a unos despojando a otros; hay siempre la intención de callar el derecho a exigirle al gobierno que detente con cara al pueblo y con transparencia. Ese era el mensaje general de hoy, la traición al pueblo que se gobierna.

Las cosas no han cambiado del todo desde 1971 “Esta televisora ha callado la lucha de los hombres y mujeres que han defendido su tierra, sus derechos. Esta televisora fue la que legalizó y aprobó la represión a los campesinos de Atenco. Esta televisora fue la que dijo que se quedaran en sus casas mientras se preparaba la represión a la rebelión de los Zapatistas en Chiapas. Esta televisora es cómplice de lo que pasa en este país, es cómplice de la violencia, es cómplice de la pobreza” (Representante de Morena).

No, las cosas no han cambiado del todo desde entonces. Mañana dictan sentencia a Obed Palagot, uno de los detenidos el 1° de diciembre. Entonces estudiante de Biología, hoy ya egresado, ha debido ir durante un año y medio a firmar semana con semana al reclusorio Norte. Había salido a manifestarse junto a su novia. El acto solidario de regresar a ayudar a compañeros golpeados hizo que lo detuvieran a punta de escudo y tolete en las calles de Tacuba y Eje Central, durante la toma de posesión. Violando sus derechos, confinados a un cuarto subterráneo, sin habérsele leído sus derechos, sin haber sido presentados ante la autoridad competente, atendido médicamente hasta después de 10 horas, amedrentados con toma de fotografías con celulares y las violentas burlas de los granaderos; Obed junto a muchos jóvenes fueron privados de su libertad por el derecho a manifestarse. No, las cosas no han cambiado demasiado, mañana la Juez dirá si vuelve o no al penal del Norte y es ingresado con población.

Hace 43 años jóvenes que defendían y se solidarizaban con las luchas sociales fueron golpeados y asesinados. Muchos fueron llevados presos y varios más desaparecidos. Hoy se conmemoró ese 10 de Junio frente debajo de la irreverente imagen de una actriz disfrazada de pobreza –como si se comprendiera eso-. Pero no, las cosas no han cambiado del todo hoy se encontraron las promesas incumplidas, las luchas incesantes, la defensa de la tierra, de los derechos, de decir “No, no estoy de acuerdo”.

¿Y mañana? Mañana se dicta sentencia a un joven estudiante que decidió salir a manifestar su descontento por la llegada al poder de un hombre que años atrás había reprimido la lucha en Atenco con todo el uso del poder. “Lo hice y lo volvería a hacer” expresó alguna vez el ahora presidente de México, Enrique Peña Nieto.

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