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La candidatura de Marichuy funde reclamos de derechos de las mujeres con demandas de los pueblos originarios, afirman académicas

Rosa Rojas

En un país racista y machista, en donde la partidocracia tiene acaparados los espacios e imaginarios políticos, la búsqueda de la candidatura independiente para la presidencia de la República de María de Jesús Patricio, conocida como Marichuy, «viene a desestabilizar las prácticas y discursos del poder en torno a la nación y la ciudadanía» y su voz, que es una voz colectiva, como su candidatura, «confronta muchos de los principios fundamentales de la democracia liberal».

Así lo señaló la doctora en antropología Aída Hernández Castillo, durante una conferencia sobre la candidatura independiente de Marichuy en representación del Consejo Indígena de Gobierno (CIG) que dictó, junto con la doctora en sociología, Sylvia Marcos, quien por su parte afirmó que María de Jesús Patricio es una mujer emblemática de las luchas de las mujeres indígenas y de las mujeres todas.

Marichuy, agregó Marcos, es «una vocera que reconfigura las propuestas feministas» y expresa la «política de género revolucionaria zapatista» porque «entienden comparten las preocupaciones y perspectivas de quienes emprenden a su lado las luchas de los pueblos originarios y de ella como mujer»… «un mundo que se expresa a través de ella en donde los reclamos de derechos de las mujeres se ven siempre acompañados y fundidos con las demandas de los pueblos originarios», sin jerarquizar estas luchas, «no es una prioritaria y la otra secundaria. Son ambas propuestas de lucha fundidas y a la vez, y oscilantes por momentos». » Nunca se piensa en las mujeres solas «pero a veces y aceptando la existencia de mundos separados se conciben luchas sólo de mujeres».

Hernández señaló que esta democracia neoliberal habla en nombre de la igualdad impulsando políticas económicas que profundizan la desigualdad y reivindica el voto individual, libre y secreto, «a través de partidos cuyos integrantes tienen las manos manchadas de sangre. Ante la corrupción de los partidos políticos y la complicidad con la violencia y la impunidad que afectan nuestro país, las candidaturas independientes están siendo una opción para la sociedad civil que busca otras formas de entender y ejercer el poder».

La llamada «crisis de los partidos políticos no es un descubrimiento reciente para los pueblos indígenas, y va más allá de los escándalos de corrupción y complicidad de los partidos políticos con el crimen organizado que han marcado las administraciones de todos los partidos políticos que han logrado llegar a gobiernos municipales, estatales o federales en el presente sexenio», afirmó.

Agregó que el vínculo entre los pueblos indígenas y la política partidista ha sido muy débil y en el mejor de los casos ha servido para hacer alianzas en luchas coyunturales y en el peor de los casos para construir y legitimar cacicazgos indígenas que han consolidado sus estructuras de poder político y económico gracias al apoyo de los partidos políticos.

Fue esto lo que llevó en el 2005 al EZLN y al Congreso Nacional indígena (CNI) a encabezar la formación de lo que se conoció como la otra campaña que buscaba construir un frente amplio integrado por «indígenas, campesinos, estudiantes, maestros, empleados… o sea los trabajadores de la ciudad y el campo» para elaborar un programa nacional de lucha anticapitalista que reconstruya las formas de hacer política recuperando valores anti materialistas de honestidad y servicio a los demás.

Ahora, intentando jugar las reglas del juego electoral, el CNI encabeza esta iniciativa de una candidatura independiente como una forma de llamar a construir ciudadanía y hacer política desde otras perspectivas del poder y de la autoridad. Una candidatura que hable en nombre del CIG que se propone compartir con la ciudadanía mexicana principios básicos de las formas de ejercer el poder y la autoridad en las regiones indígenas zapatistas, aseveró.

Subrayó que el concepto de dignidad «ha sido central en la lucha zapatista como principio político para enfrentar el racismo y la descalificación de la ciudadanía indígena». Este concepto engloba la reivindicación del respeto a la vida en todas sus manifestaciones como asidero para enfrentar las múltiples violencias.

Habló del «relativismo político» que ha hecho que en el pragmatismo de los partidos políticos se diluyan sus agendas y programas, en donde la derecha y las seudo izquierdas están dispuestas a pasar por sobre sus diferencias para crear frentes unidos en la complicidad . En contraste, la voz de Marichuy, inspirada en la lucha de las mujeres zapatistas, «nos habla de una agenda anticapitalista, antirracista y antipatriarcal, sus reflexiones surgen de su propia experiencia como mujer pobre e indígena a quien le ha tocado vivir en carne propia esta intersección de exclusiones».

Hernández apuntó que, hace casi una década, desde el feminismo se ha venido hablando y escribiendo de la importancia de la perspectiva interseccional que complejiza la manera de entender la desigualdad de género al reconocer que otras formas de dominación fundamentadas en la explotación de clase, en el racismo, en la homofobia y las exclusiones de edad marcan las distintas maneras en que vivimos las mujeres.

Esta perspectiva se materializa en el discurso de Marichuy en una agenda que confronta las múltiples exclusiones que marcan la vida de las mujeres indígenas. Mencionó que en su discurso en tierras zapatistas la semana pasada Marichuy señalaba que las mujeres indígenas en su triple condición de mujeres, de indígenas y de pobres, viven la mayor de las explotaciones dentro del sistema capitalista «somos explotadas y violentadas en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en todos los espacios de la sociedad; el actual

sistema nos somete a la más cruda explotación y cotidianamente se nos trata como simples mercancías».

Pero también habla de una experiencia colectiva de despojo y desposesión violenta de tierras y recursos naturales cuando denuncia cómo «el robo, el despojo y la destrucción que se hace de nuestra madre la tierra» va acompañado «por la dominación y el control de nosotras las mujeres».

Sin embargo, añadió, no sólo se limita a denunciar las violencias que viven las mujeres sino también reivindican su fuerza política hablando del importante papel que están jugando las madres de los desaparecidos «en su lucha incansable por encontrar entre los escombros la verdad y la justicia» y recuerda el papel de las mujeres indígenas y campesinas en la defensa de la tierra y el territorio y hace un llamado a todas las mujeres a que «nos organicemos si, por el respeto de nuestros derechos pero también por todos y por todas porque en nosotras está la fuerza para empujar esta enorme lucha».

Racismo tecnológico del INE

La conferencia se llevó a cabo en el campus del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, en Cuernavaca, Morelos, donde las ponentes, integrantes de la asociación civil Por el florecimiento de los pueblos, que se creó para apoyar el registro de Marichuy como candidata independiente, reiteraron la denuncia del «racismo tecnológico» del que está siendo víctima esta campaña.

Esto, planteó Hernández Castillo porque ante la crisis de los partidos políticos cada vez más la ciudadanía vuelve sus ojos hacia las candidaturas independientes por lo que éstas «han empezado a ser una amenaza para la partidocracia que se beneficia de los presupuestos electorales», por lo mismo los requisitos para poder ser candidato independiente cada vez son más complicados, subrayó.

Reiteró la denuncia de que la recolección de firmas, más de 800,000 que tienen que obtenerse en por lo menos 17 estados que representen mínimamente el 1% del padrón electoral de cada Estado, antes del 1 de febrero, algo que antes podían recolectarse por escrito con una fotocopia del padrón electoral, ahora hay que hacerlo con un celular inteligente que tiene que tener una gama media -aparatos que tienen un costo de unos cinco mil pesos- algo que está fuera del alcance de muchas comunidades indígenas que viven en zonas de pobreza y atraso tecnológico, y de inmensas zonas empobrecidas de las áreas urbanas.

Mencionó que es una «burla de mal gusto», lo difundido por los funcionarios electorales de que 60 auxiliares serían suficientes para conseguir las más de 800 mil firmas que se necesitan, ya que el tiempo máximo que tardaría cada uno de ellos en recabar el apoyo de una persona sería de cuatro minutos sin embargo, indicó en algunas zonas de Papantla, Veracruz se han llegado a tardar hasta cinco horas para un registro así que está

«ultramoderna, segura y democrática» aplicación del Instituto nacional electoral no sólo no funciona como se dijo que lo haría sino que en muchos casos simplemente no funciona.

Además casi el 45% de los auxiliares registrados ante el INE para recolectar las firmas no han podido empezar a enviar los apoyos recabados porque siguen esperando que el INE les haga llegar su número de identificación. Paralelamente, algunos teléfonos dados de alta han colapsado sin razón aparente.

«Estamos pues en una carrera en contra de la tecnología, la burocracia, en un campo político marcado por el racismo y la desigualdad» pero apuntó el solo hecho de estar aquí hoy hablando y compartiendo las posibilidades «de reagruparnos en torno a una agenda antirracista, anticapitalista y antipatriarcal, que pone en el centro el respeto a la madre tierra, es ya un primer paso para imaginar otras formas de hacer política y entender el poder, en donde se manda obedeciendo y en donde el servicio comunitario es fundamental para tener autoridad».

Ambas ponentes llamaron a firmar y colaborar en la recolección de firmas – en Morelos se requieren 33 mil- para el registro de la candidatura de María de Jesús Patricio. Ahí se informó que en la oficina del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en Cuernavaca funciona los miércoles por la tarde la «Casa de Marichuy» para recabar las firmas necesarias.

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