Dos tormentas tropicales bastaron para exhibir las consecuencias de una política agrícola errónea: la extensiva. Campesinos y apicultores mayas afirman que las inundaciones que continúan devastando Yucatán, Tabasco y Campeche, son el resultado de haber construido humedales artificiales para la siembra de arroz y de la deforestación para el cambio de uso de suelo, principalmente.

“Las inundaciones más graves estás sucediendo donde están los campos más grandes de cultivo”, explica Álvaro Mena, de la Asociación Civil Ka’ Kuxtal Much’ Meyaj, quienes realizan trabajo comunitario en la región de los Chenes, Campeche, y han recorrido las principales comunidades afectadas.

“No es una práctica exclusiva de la población menonita, aunque son ellos quienes practican más este tipo de agricultura, -la extensiva -, pues hay también población campesina maya que se ha inclinado por este tipo de agricultura y en conjunto hacen este tipo de deforestación” explicó.

Para construir humedales artificiales compactan la tierra con maquinaria pesada, lo que impide la absorción del agua. Por ello, el paso de las tormentas Amanda y Cristóbal, han creado lagunas artificiales que llegan a medir 10 kilómetros de largo y 8 metros de profundidad.

“Lo curioso es que en esta ocasión no fue un huracán, sino una tormenta tropical. Ni siquiera tuvo que llegar un huracán para que sucediera, y ahora no podemos ni imaginar lo que sucederá en nuestra tierra si se presentara un huracán categoría 1 o 2”

Según la Comisión Nacional del Agua las tormentas afectaron a 543 municipios en la Península de Yucatán. Y aunque no existen reportes de víctimas, cientos de familias continúan viviendo bajo el agua y aún no existe un censo de los sembradíos arrastrados por los torrentes.

El peor momento de las inundaciones coincidió con el inicio de las obras del Tren Maya: “fue triste, fue lastimero no escuchar ni una palabra del presidente de la República refiriéndose a lo que estaba sucediendo”, señaló Álvaro Mena: “Fuimos las comunidades quienes nos organizamos. Si sólo con esta tormenta se desfondó una calle, una carretera por la que no estaba pasando nadie, ¿qué va a pasar cuando esté funcionando el tren?”