Agentes de seguridad iniciaron ayer el desmantelamiento de un campamento nombrado “La Jungla” en Calais, Francia, donde se alojan más de 3 mil 400 refugiados en condiciones infrahumanas.

La mayoría de los refugiados provienen de Sudán, Siria y Afganistán, y varios de ellos subieron a los tejados de sus viviendas improvisadas para evitar ser desalojados.

Durante el acto, se incendió una cabaña y se enfrentaron los elementos de seguridad contra los migrantes, quienes fueron atacados con gases lacrimógenos por los agentes, que además no permitieron la entrada de periodistas ni voluntarios.

Al menos 200 agentes, en su mayoría granaderos, vigilan a los obreros encargados del desmantelamiento del campamento, iniciado por la prefectura del departamento francés de Nord Pas de Calais. Según expertos, la operación tardará varias semanas en concluir.

El campamento se montó desde hace menos de un año por los mismos migrantes, quienes intentan cruzar hasta Reino Unido para escapar de la persecución y la violencia tanto en sus países de origen como en algunos europeos.

Con información de agencias