Las técnicas empleadas por la agroindustria de El Congo, además de poner en riesgo la biodiversidad del país, incrementan los índices de pobreza de sus pobladores en toda la región de la selva.

El costo de las maderas y las ganancias obtenidas por la tala indiscriminada cometida por las empresas trasnacionales, cuyo respaldo son las concesiones otorgadas por el gobierno central, son el principal motor para continuar con la destrucción del medio en el que los congoleños viven, y que constantemente buscan defender mediante la lucha por sus garantías sociales.

En Mai Ndombe, una de las provincias afectadas por la deforestación, los niños desde muy pequeños deben aprender algún oficio de la madera sobrante que dejan las empresas para poder sobrevivir.

Nioki, considerado como el “pulmón económico de Mai Ndombe”, además de padecer el arrebato corporativo, no cuenta con servicios básicos como el agua potable o vías terrestres adecuadas, al igual que en muchas regiones africanas.

Los habitantes de las orillas del lago Mai Ndombe piden que se implementen planes y estrategias enfocadas a la sustentabilidad, promoviendo la educación, el emprendimiento y el financiamiento, elementos necesarios para lograr la protección de las tierras y la garantía de progreso social como país.

Con información de teleSUR