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Gladys Tzul: “Que el deseo alumbre las luchas de las mujeres indígenas”

Flor Goche/Desinformémonos

¿Cómo heredan las mujeres indígenas la tierra comunal? Durante el Primer Congreso Nacional de Comunalidad celebrado en la ciudad de Puebla, México, mujeres de la región mesoamericana reflexionaron al respecto.

Una de ellas es Gladys Tzul Tzul, originaria de la comunidad de Paquí –ascendente de la cultura maya–, en Guatemala. La también doctorante en sociología por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, advierte que hay que tener cuidado al abordar el tema. Partir de la distinción entre la clave liberal y comunal de la política; ceñirse a la segunda.

Y es que, explica, mientras la política liberal concibe a las mujeres indígenas como individuas y cuidadanas con derecho a la propiedad privada, al voto, a ejercer en la función pública –lo que es preocupación del capital y el Estado–, la política colectiva y comunitaria apunta al no establecimiento y formalización de pequeños propietarios, en tanto que con ello se aniquila lo comunitario.

De la revisión de los archivos del siglo XIX en Totonicapán, el departamento guatemalteco en que nació, Gladis Tzul Tzul descubrió que las alianzas de parentesco de familias patrilineales –organización social basada en el predominio de la línea paterna– son la estrategia más común de heredar la tierra comunal.

Esta realidad supone una problemática compleja para las mujeres indígenas: ¿Cómo heredar la tierra comunal en términos de uso y propiedad sin destruir las alianzas de parentesco que han fungido como la estrategia jurídica que blinda la tierra comunal de las pretensiones de arrebato de gobiernos, caciques y empresarios?

“Esto inscribe a las mujeres indígenas en un pensamiento estratégico: no podemos tirar las alianzas de parentesco porque sabemos que protegen a la tierra comunal de las invasiones, pero al mismo tiempo sabemos que como mujeres nos contienen e impiden nuestro despliegue pleno, al inaugurar una serie de jerarquías y niveles”, dice Gladys Tzul Tzul.

Así, comenta, el trabajo consiste en vislumbrar y explorar las estrategias históricas de abrir el parentesco internamente en términos de uso, ya que en términos de propiedad está comprobado que el actual sistema indígena impide la invasión de la tierra comunal.

Una de estas estrategias, precisa la especialista en sistemas de gobierno comunal indígena, consiste en estructurar las luchas de las mujeres por acceder y mantener la tierra comunal en términos de deseo –con base en las nociones de la socióloga Raquel Gutiérrez– y no de derechos.

Pensar la lucha política desde el mundo de los deseos posibilita a las mujeres ir más allá de la ley que les prescribe un camino específico de cómo pretender su liberación, dice Gladys Tzul Tzul. Y detalla: “Nuestro camino no es necesariamente el feminismo, las votaciones, el ser funcionarias públicas y convertirnos en representantes de las mujeres indígenas. El camino para nosotras, para muchas, es seguir manteniendo la tierra comunal, y ese es el deseo».

Para la mujer de origen guatemalteco si es el deseo y no el derecho el que guía las luchas políticas de las mujeres indígenas, una serie de posibilidades, sueños y utopías se alumbran: «La política pensada desde el deseo alumbra a pensar a las mujeres no como individuas, sino como entramas colectivas: mujeres con hombres, que es la base de lo comunitario. Porque al final de cuentas, hombres y mujeres nos encontramos en el mismo proyecto de defensa de tierras comunales».

A propósito de su planteamiento, Gladys Tzul Tzul aclara que no es que las mujeres indígenas estén excluidas de la tierra comunal, tal como lo argumenta, en términos liberales, “cierto feminismo”. Prueba de ello, dice, es que en las luchas de defensa del territorio comunal, ellas participan de inmediato y con mucha potencia. Se trata, más bien, de una “inclusión diferenciada”.

La maestra en Estudios Sociales y Políticos Latinoamericanos comenta que en la clave comunal no es la participación la que se juega sino el cómo se decide. En este sentido, a partir de la observación de su núcleo familiar, refiere que las mujeres trabajan por producir la decisión. «Lo que cierra el parentesco jurídicamente lo abre el trabajo porque las que trabajan en las fiesta, mantienen las casas, participan en las grandes movilizaciones, alimentan a quienes se movilizan y las que también se movilizan son las mujeres».

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