Llegar a la segunda jornada de la Cumbre de Los Pueblos en Buenos Aires no fue una tarea fácil: una ciudad sitiada, lluvia intermitente y caos vehicular. Trenes, subtes, colectivos, terminales y aeropuertos fueron restringiendo su funcionamiento a lo largo del jueves, anticipando la completa parálisis del transporte público. Las vallas que cubrían la Plaza de los Dos Congresos, donde se desarrollaron las actividades de la Semana de Acción Global contra el G20-FMI, se sumaron a las distintas postales del blindaje urbano de estos días: mapas repletos de zonas rojas restringidas, helicópteros militares sobrevolando las calles, efectivos de la Policía Metropolitana en esquinas y monumentos, un tanque hidrante probando su carga en las puertas de una comisaría.
Desde temprano en la mañana, la plaza se convirtió en un gran escenario donde se desplegaron diversas actividades para rechazar el inicio del Foro del G20 y las políticas del Fondo Monetario Internacional. En la carpa principal montada en el lugar, cientos de personas empezaron, este jueves, debatiendo sobre cómo enfrentar el avance de la derecha en la región. Mientras tanto, en otras estructuras, distintas organizaciones se encontraban en foros sobre feminismo, soberanía alimentaria, migración, represión. Feria de productores orgánicos, serigrafías e intervenciones artísticas le otorgaron diversidad de colores al gris plomo condensado en el ambiente.
Un enorme muñeco inflable de Donald Trump en pañales llegó a las puertas del Congreso argentino, después de haber sido utilizado en protestas alrededor del mundo contra el presidente estadounidense. Las vallas sobre la avenida Callao no lograron ocultar al muñeco gigante que flotaba en el aire y señalaba la realización de la segunda jornada de la Cumbre de Los Pueblos en la plaza, mientras medios internacionales filmaban la escena.
Miles se hicieron presentes a lo largo del día para encontrarse, dialogar, debatir y escuchar las palabras de diferentes referentes que convocaron a movilizarse hoy, a pesar de la falta de transporte y la presencia de las fuerzas de seguridad en la capital. “Como las Madres cuando empezamos a pelear y hacíamos nuestras caminatas, no solamente de cuadras y cuadras, sino de kilómetros”, decía Norita Cortiñas, titular de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, en la carpa del Foro Feminista. “Como cuando fuimos caminando a Luján para pedir por los desaparecidos. Entonces, mañana, cada una haga como que se va a una procesión: se pone unas zapatillas cómodas, se lleva la botellita de agua y llega para estar en la marcha”, continuaba.
Luego de estas palabras, Nora se fue a Plaza de Mayo a hacer la ronda que, desde hace 42 años, persiste todos los jueves en búsqueda de verdad y justicia. Con helicópteros sobrevolando la ronda, rumores de francotiradores presentes y una plaza vallada, la marcha número 2120 se realizó desafiando las prohibiciones de circular por determinados lugares.
Estado de excepción
Ayer, en el marco del arribo de presidentes a la Cumbre del G20, el juez Lleral cerró la causa por la desaparición de Santiago Maldonado. Mientras las calles de la capital argentina se teñían de fuerzas militares y zonas restringidas, la ministra Patricia Bullrich publicó: “La verdad le ganó al relato. La Justicia cerró la causa por la desaparición forzada de Santiago Maldonado y absolvió al gendarme Emmanuel Echazú. Mintieron, quisieron engañar a la sociedad y generar miedo; hoy logramos dar un paso más hacia la Argentina de la ley y la verdad”. Días atrás, la misma ministra sugería a lxs habitantes de Buenos Aires que se vayan durante los días de la Cumbre porque “la ciudad iba a estar muy complicada”, alimentando un temor a circular por las calles.
A lo largo de las últimas semanas, numerosos hechos represivos señalan que la Cumbre del G20 se realiza en el marco de un incremento de políticas que apuntan a criminalizar la protesta social y generar un clima de terror. Como señala María del Carmen Verdú, referente de la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI), a la represión habitual en marchas, a los casos de gatillo fácil y las situaciones de torturas y muerte en comisarías, se han sumado una serie de hechos que muestran un profundo estado de militarización en el país. Entre ellos, se destacan, en los últimos días, allanamientos y detenciones masivas por presuntos vínculos con “el terrorismo”, especialmente, mediante la construcción de enemigos internos.
Desde CORREPI, advierten que esta escalada ya se observa desde hace más de un año, con la instalación de un verdadero estado de excepción y una innovación en el manejo de los operativos de las fuerzas para las movilizaciones multitudinarias. En el último año, dice Verdú, fueron más de 150 las personas detenidas y cuatro las asesinadas en el gobierno de Macri en el marco de la represión a la protesta y el conflicto social: “Marcos Soria en Córdoba y Rodolfo Orellana en La Matanza, sumados a la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado -causa que justamente hoy, y no por casualidad, fue cerrada-, y el asesinato de Rafael Nahuel -fusilado por la espalda por Prefectura y también sin imputados”, denuncia Verdú.
El despliegue policial de esta semana deja en claro esta creciente política represiva. Según se hizo público ayer, a los 22.000 efectivos de Gendarmería, Policía Federal, Policía Aeroportuaria y Prefectura, se sumaron 3000 efectivos de las Fuerzas Armadas. Además, las custodias extranjeras de los distintos presidentes participarán del operativo del G20. Mientras tanto, la ciudad de Buenos Aires se mantiene blindada con diversas zonas restringidas, incluso para peatones, rodeadas por francotiradores y sistemas antidrones.
A pesar de esta situación, organizadores y participantes de la Cumbre de los Pueblos expresan: “No sólo no nos vamos y nos quedamos, sino que vamos a ser miles en la movilización contra el G20 para decir `fuera´ a cada uno de estos personajes que representan lo peor del planeta”. El poder bélico se encierra y despliega vallas, la esperanza marcha en las calles.