Eloxochitlán de Flores Magón | Desinformémonos. La exigencia de libertad de los siete presos políticos mazatecos fue el eje de la faena internacional organizada en el marco del centenario de la muerte en prisión del Ricardo Flores Magón, anarquista precursor de la Revolución Mexicana que cuestionó al poder hasta su muerte, ocurrida el 21 de noviembre se 1922 en una cárcel estadunidense. En Eloxochitlán, Oaxaca, nació el revolucionario, y aquí, luego de una serie de actos conmemorativos organizados por el poblado, se anunció que los presos encarcelados en tres distintas prisiones permanecerán en huelga de hambre hasta que Salomón Jara Cruz, gobernador electo, conceda a sus familiares una mesa de trabajo para impulsar su liberación.
En una carta enviada desde las cárceles de Villa de Etla, Taniveth y Cuicatlán, Oaxaca, Jaime Betanzos, Fernando Gavito. Alfredo Bolaños, Omar Hugo Morales, Herminio Monfil, Isaías Gallardo y Francisco Durán, apelaron al reconocimiento de presos políticos que el gobierno federal les dio en diciembre del 2018. En ese momento, recordaron, “se reconoció que somos indígenas con derechos vulnerados y que se nos fabricaron delitos”.
Las jornadas de homenaje a Flores Magón en este poblado de la sierra mazateca iniciaron el 19 de noviembre y culminaron hoy con una marcha y acto político frente al Ayuntamiento Municipal. Asistieron familias completas de esta comunidad dividida y lastimada, y personas de organizaciones sociales y colectivos anarquistas y punks de diferentes estados del país. De manera paralela, en el Palacio Nacional de la Ciudad de México, el presidente encabezó un ceremonia oficial como homenaje a Flores Magón, el rebelde permanente. “Están mancillado la historia y su nombre”, dice un joven mazateco, pintor y músico, indignado por el homenaje oficial “opuesto al pensamiento de Flores Magón”.
La pugna entre la tradicional política partidista contra la asamblea comunitaria basada en usos y costumbres está en el fondo de las detenciones de los siete presos. Se les acusa de asesinato y de tentativa de asesinato, pero sus familiares y defensores han documentado la intromisión de diversos funcionarios públicos para fabricar declaraciones y construir la culpabilidad.
“Hemos sido obligados a demostrar nuestra inocencia a pesar de que existen 20 autos de libertad y dos sentencias ganadas, que establecen que el Estado no pudo demostrar que somos culpables….Nuestro proceso penal ha sido tortuoso”, señalaron en la carta leída por Argelia Betanzos Zepeda, hija de Jaime Betanzos, y la persona designada por los presos para recibir la comunicación del nuevo gobernador, con quien insisten en dialogar sobre cada uno de los casos y sobre la situación que impera en la comunidad.
La marcha o procesión fue encabezada por las familias de los presos y de los 15 desplazados (quienes tienen órdenes de aprehensión y han tenido que vivir escondidos), seguidos de un simbólico féretro con un Flores Magón hecho de papel maché, cargado en hombros por parientes cercanos de los detenidos en diciembre del 2014. Detrás caminó el resto del pueblo y al final los integrantes de organizaciones sociales y colectivos, además de familiares de otros presos políticos recluidos en diversas cárceles del país, como Chiapas y el Estado de México; y de víctimas de otros crímenes de Estado, como Cristina Bautista, madre de uno de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. “Libertad, libertad, a los presos por luchar”, fue la consigna permanente durante el ordenado recorrido por la avenida principal, en este homenaje a quien “vivió y murió por la libertad”.
Por la mañana, la faena inició con una Ofrenda de Invocación a la Libertad, justo en la rotonda de Flores Magón colocada a la entrada del pueblo. Las montañas amanecieron cubiertas por una tupida neblina, pero la lluvia dio un respiro para continua con las actividades.
¿Sabes quién fue Ricardo Flores Magón?, se le pregunta a Filiberto, un niño de nueve años que marcha junto a su familia. “Uno que nació aquí y le gustaba la naturaleza”, responde. Su amigo se acerca y profundiza: “fue un licenciado que estaba con los pobres y peleaba contra los ricos”. Paulina, de 11 años, dice que no sabe nada, sólo que en la escuela le dijeron que habría un desfile y por eso llegó con su uniforme, pero de último momento lo cancelaron. Los gobiernos municipal, estatal y federal no pudieron tener la plaza principal. Una modesta ofrenda floral del ayuntamiento y otra de Morena Oaxaca, fueron los únicos vestigios del paso institucional.