«Buscamos información sobre el paradero de nuestros hijos. En estos días nos hemos encontrado con personas que nos dicen que están muertos, que ya no los busquemos porque es mucho tiempo, pero ellos están desaparecidos, quizá en una cueva o los tendrán trabajando. Otras personas nos dan fuerza, lloran, su dolor es compartido porque también tienen familiares desaparecidos desde los años 80».

Estos días las madres y padres, junto con estudiantes de la normal de Ayotzinapa, han estado buscando información en Iguala, Huitzuco, Tepecuacuilco, Cocula y este día culminará en Carrizalillo.

Estos lugares son las zonas silenciadas, de fosas clandestinas y dónde impera el terror implantado de los grupos de la delincuencia organizada.

La madres y los padres de familia consideran que los pueblos donde se han realizado las búsquedas podrían ver atisbos o información del paradero de los 43 normalistas.

En estos días de búsqueda se han recabado información valiosa que las autoridades deberían tomar en cuenta para darle seguimiento, pues de por sí es responsabilidad de las autoridades investigar y conseguir información del paradero de los estudiantes.

En la búsqueda de información muchas que son madres lloraron por lo que pasó con los jóvenes. Se cumplirán 7 años de no saber nada más que las reuniones que se realizan para informarles sobre todo las búsquedas dónde se han estado ncontrado 900 restos humanos, 16 fueron llevados para su análisis. Hace 16 días volvieron a encontrar, tres de ellos también se analizarán, pero no hay noticias de los estudiantes en vida, por eso las madres y los padres empiezan a sospechar del gobierno de Andrés Manual López Obrador ya que desde el inicio se comprometió dar con el paradero de los 43.

En Cocula varias personas se solidarizaron porque hay antecedentes de violencia. En 2013, 17 jóvenes fueron desaparecidos y a la fecha no se sabe nada. Es el mismo dolor de muchas familias de no saber de sus seres queridos, comparten angustia como las madres y padres de los normalistas de Ayozinapa.

«Unos días antes de que empezarán las búsquedas tenía miedo ir a las búsquedas porque no sabía que información me darían, pero también me daba esperanza porque imaginaba que podría encontrarlo, aunque sea loco, para abrazarlo». Doña Cristina Bautista se queda pensando en lo que le comentaron en las búsquedas, no obstante, brotan sus lágrimas sin poder contenerse. Así se busca la esperanza.

Publicado originalmente en Tlachinollan