Hay tantas diversidades e identidades sexuales como personas en el mundo, por ello “es importante estar informados, reconocernos y nombrarnos”, sostuvo Kaleb Ávila, coordinador del área de Educación del proyecto cultural Somos Voces, durante el Conversatorio ¿LGBTTTIQANB+?, realizado en la Rectoría General de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
El facilitador señaló que aun cuando muchas veces no se comprende la urgencia de categorizar y conceptualizar sobre estos temas, su relevancia radica en promover estrategias para reconocer la diversidad, los requerimientos de cada grupo y sus derechos.
Ávila refirió que de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México hay cinco millones de personas mayores de 15 años que se adscriben a la población LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans), por ello es necesario pensar al lenguaje como un sistema de socialización “desde el que construimos el mundo y con el que pueden abrirse espacios para que todas las identidades tengan cabida”.
El lenguaje es una parte significativa de la validación a las y los disidentes, pues el mundo existe porque se narra y lo que no se nombra no existe; “si no se menciona no entra en las políticas públicas ni en las legislaciones ni en las esferas médicas”.
Por ello, compartió algunas nociones de este amplio espectro, entre ellas género, identidad y expresiones de género, orientación sexo-afectiva, tipos de identidades, así como el uso del lenguaje incluyente.
El sexo es una categoría que se refiere a los cuerpos sexuados y las características biológicas, genéticas y anatómicas de un individuo, mientras que el género alude una serie de particularidades que se asignan a los varones y mujeres desde la sociedad, la cultura y la política, utilizando las singularidades corporales para determinar los roles sociales de cada quien.
La identidad de género trata sobre la vivencia individual e interna respecto del género, que implica la relación de cada persona con los roles, expectativas y mandatos sociales, por lo que cada una puede construir, cuestionar y replantear los estatutos de su identidad.
Las identidades de género pueden dividirse como cisgénero: que incluye a quienes se identifican con el género social que se les atribuye según su genitalidad; trans: que no vinculan su identidad de género con el asignado socialmente, y no binarias, que construyen sus identidades fuera de los parámetros sociales binarios y las cargas femeninas o masculinas.
El especialista indicó que la orientación sexo-afectiva trata de la capacidad de cada ser humano para establecer vínculos eróticos y/o afectivos con otros, los cuales pueden depender o no del género y las características sexuales de las personas con quienes se vinculan reconociendo, por ejemplo, a heterosexuales, homosexuales, bisexuales, pansexuales, asexuales, demisexuales, antrosexuales y lithsexuales.
Las expresiones de género son las manifestaciones de género que vive cada quien, las cuales pueden contener la forma de hablar y vestir, el comportamiento individual, la creación de relaciones interpersonales y las modificaciones corporales, entre otros.
Ávila invitó a buscar estrategias “para comunicarnos sin generar algún tipo de discriminación o exclusión hacia algún grupo” y recomendó continuar buscando el conocimiento de las agrupaciones “para generar los mensajes de acuerdo a quienes nos dirigimos”.
El lenguaje abre espacios para todas las identidades
UAM
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