Fotos: Carolina Valdivieso

Juchitán, Oaxaca. Producir los propios alimentos no es una tarea fácil, pero cuando se encausa para el bien común y colectivo resulta favorable. Así comenzó el taller “Huerto en Casa: produce tus propios alimentos”, que impulsa la fundación Hayir, a través de la Escuela Itinerante de Agricultura Sagrada y Artes «El corazón de la Tierra», dirigida por Perseida Tenorio Toledo, en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca.

En medio de la crisis de agua a nivel nacional y de la alta descampesinización que se vive, impulsar la iniciativa del taller de huertos significa proponer soluciones para que más jóvenes aprendan alternativas para regenerar el suelo y puedan saber que es viable sembrar en la tierra de sus comunidades.

Reunidos en Juchitán, Oaxaca, los jóvenes de entre 12 y 17 años de edad iniciaron el taller con un círculo de palabra para agradecer por las semillas que estaban por sembrar, así como analizaron de dónde vienen los alimentos que consumen y recalcaron la importancia de sembrar de manera agroecológica.

A través de la Escuela Itinerante se formó el colectivo de jóvenes que se identifican como “Hijos de la Tierra”. En la pandemia, comenzaron a recolectar los residuos orgánicos de su barrio para generar una composta vecinal y producir su propio abono. Ahora, los jóvenes usan cajas de madera que pintaron con diversos colores, y también nombraron cada uno de sus cultivos a fin de reconocerlos una vez que evolucionen.

Josué Concha, de 15 años de edad e integrante del colectivo, comentó: “Me siento muy orgulloso de ser un hijo de la tierra y todo lo que significa. No sólo somos integrantes del colectivo, sino también protectores de nuestras tradiciones, amantes del arte y excelentes agricultores”.

“Nuestra intención es inculcar en los jóvenes la reivindicación de los saberes ancestrales con respecto a la naturaleza. Hemos de recordar que formamos parte de una totalidad, y que las acciones que emprendamos hoy resonarán allende las fronteras que nos rodean, en los corazones de otras personas e incluso en los animales y las plantas. Lo que estamos haciendo es formar a futuros guardianes y guardianas de la Tierra”, refirió Perseida Tenorio.

“Ser parte de Hijos de la Tierra representa una forma más divertida de ayudar a nuestro planeta; es un espacio en el cual todos podemos combinar nuestras sabidurías, ideas y demás sin ser juzgados mediante juegos y convivencias. En la escuelita todos salimos aprendiendo algo nuevo cada día, apoyando nuestros talentos entre todos”, exclamó Grizel Toledo, una de las participantes e integrantes de la Escuela El Corazón de la Tierra.

Santiago Dehesa Pastrana, también asistente del taller, refirió por su parte que encontró «una familia de loquitos» como él, «que sienten afán y pasión por la tierra».

El joven considera a Perseida como una mamá guardiana que abriga con su manto de sabiduría y amor. Espera llegar pronto a enseñar ahí, y agregó: «estoy contento de regresar a mis raíces, pero todavía mejor de cuidar y proteger la tierra que me cuido y acogió».

Además de este taller, la Fundación Hayir ha impulsado iniciativas respecto al cuidado, saneamiento y revitalización del agua, especialmente de las aguas jabonosas caseras con mujeres y jóvenes.

Recientemente impulsaron el taller de jabones con plantas medicinales, con el cual buscan que los jóvenes emprendan, pero de una forma colectiva y sin dañar al medio ambiente.

“Creemos que dejar un granito de arena, especialmente con los jóvenes, ayuda mucho. Me siento muy orgullosa de ellos, porque llevan estos conocimientos a sus espacios escolares y familiares y ahora toca replicarlos. Estamos muy contentos y con ganas de caminar por otros territorios para compartir con más guardianes y guardianas de la Tierra”, refirió Perseida Tenorio.

Para el fundador de la Fundación Hayir, Vipul Amber, es muy importante mejorar las condiciones de vida de los jóvenes y las comunidades marginadas a través de la educación, así como impulsar iniciativas que promuevan la soberanía alimentaria.