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El ‘boom’ de las construcciones en la Ciudad de México: ¿un “desarrollo” a costa de qué?

Nahum Elias Orocio Alcántara*

Al caminar por las calles de la Ciudad de México (CDMX), es evidente observar cómo cada día se alzan hacia el cielo más y más construcciones, pero, ¿sabías que detrás de cada rascacielos, conjunto habitacional o centro comercial hay mucho más que concreto y acero?

En las grandes ciudades no son los megaproyectos ferroviarios ni los grandes parques eólicos, sino la especulación inmobiliaria[1] la que transforma y afecta el territorio. Esta práctica acumula riqueza, causa graves daños sociales y ambientales, e incluso expulsa poblaciones de su lugar de origen. Todo ello se ve auspiciado, entre otras razones, por la falta de cohesión en las políticas de ordenamiento territorial y la prevalencia del interés económico por encima del bienestar colectivo.

Para entender este fenómeno, es necesario advertir que el modelo de ciudad que se ha consolidado en los últimos años en la CDMX es una expresión más del “extractivismo”[2], con sus mismas lógicas, prácticas y consecuencias adversas. Lo que se ha dado en llamar “extractivismo urbano” ha convertido a la ciudad y la vivienda en mercancías u objetos de inversión que buscan generar grandes ganancias en el menor tiempo posible, en lugar de garantizar derechos básicos accesibles para todos y todas (Vásquez, 2017). Este extractivismo se caracteriza por la apropiación de espacios comunes, como el suelo urbano y de conservación, por parte de las grandes empresas inmobiliarias.

Lo anterior implica la privatización y la generación de excedentes económicos que no se distribuyen de forma equitativa. Entre sus nefastas consecuencias, los habitantes de las ciudades, que en algunos casos pueden ser pueblos originarios, barrios o comunidades, rara vez son consultados acerca del futuro de su localidad, por lo que escasamente participan en la toma de decisiones de los asuntos que los afectan. Peor aún, pierden sus identidades y suelen ser expulsados (Viale, 2017).

El Observatorio de Conflictos Socioambientales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (OCSA)[3], durante el periodo de 2017 a 2021, registró 111 proyectos de extractivismo urbano en la CDMX, que abarcan tanto desarrollos inmobiliarios como comerciales. Estos proyectos privatizan espacios públicos, degradan el patrimonio arquitectónico y cultural y provocan el desplazamiento forzado de las comunidades originarias. No obstante, a la par, se observan movimientos de resistencia ciudadana que no se intimidan ante este panorama. Por medio de acciones colectivas, manifiestan su inconformidad, reclaman la falta de consulta y participación comunitaria, exigen transparencia en los permisos de construcción e interponen denuncias legales contra los responsables de los daños. Frente al boom de estos megaproyectos urbanos, la ciudadanía expresa su preocupación por la pérdida de áreas verdes, la tala indiscriminada de árboles y la escasez de agua, además de señalar la urgencia de un enfoque integral que priorice el bienestar de las personas y el equilibrio ambiental por encima de los intereses económicos particulares.

Uno de los lugares más afectados por el extractivismo urbano es el pueblo originario de San Sebastián Xoco, en la alcaldía Benito Juárez, el cual, a pesar de que su historia se remonta al año 150 a.C., se ha visto afectado por diversos proyectos inmobiliarios desde la década de 1980 (Arceo et al., 2021). Para ejemplificar este tipo de extractivismo, basta con mirar desde cualquier punto de la ciudad la Torre Mítikah[4], que desde un inicio generó controversia y provocó tensiones y segregación entre las y los habitantes de este pueblo originario. Al respecto, se han evidenciado problemas de contaminación auditiva y apropiación indebida de recursos hídricos, lo que ha generado un ambiente de deterioro y malestar, no sólo entre las personas habitantes del pueblo, sino también en las localidades cercanas.

El caso de Xoco ilustra algunas características del extractivismo urbano, pero no abarca todo su alcance y sus múltiples facetas. Este fenómeno contribuye al crecimiento urbano desigual, ya que desplaza a las poblaciones a las periferias debido al aumento de los costos de la vivienda en las zonas centrales (Infobae México, 2024). De igual forma, se afectan las áreas de conservación que proveen servicios ecosistémicos vitales para la ciudad, los cuales están cada vez más amenazados por la expansión “regular” e irregular de la urbe (Santos y Aguilar, 2016).

Por otra parte, la expansión del extractivismo urbano en la CDMX ha estado amparada por dos sistemas de organización territorial: el Programa General de Ordenamiento Ecológico, que se enfoca en la conservación de las áreas no urbanizadas, y el Programa General de Desarrollo Urbano, que planifica las transformaciones del espacio citadino. Esta dualidad de programas genera ambigüedad, así como lagunas legales que aprovechan los desarrolladores inmobiliarios, lo que provoca el crecimiento descontrolado de la ciudad e impacta la calidad de vida y el bienestar de la población.

Por lo anterior, resulta crucial impulsar una política de Estado que promueva un desarrollo territorial sustentable y equitativo para todas y todos los habitantes. Si bien en México existen ejemplos como el del estado de Guanajuato para integrar en un solo plan de ordenamiento territorial lo urbano y lo ambiental (PEDUOET 2014), es necesario que la planeación urbana integre plenamente la dimensión ambiental en todo el territorio nacional (Sedatu, 2023), ya que el urbanismo del siglo XXI debe priorizar su protección y garantizar un futuro con justicia para las generaciones presentes y venideras.

Sin embargo, enfrentar las prácticas extractivas, en particular en contextos urbanos, implica un desafío que va más allá de la mera planificación territorial, ya que requiere un compromiso integral de las autoridades de todos los niveles, así como la continua participación de la sociedad civil para que se respeten y cumplan sus derechos a la vivienda, a la ciudad y a una verdadera protección del medio ambiente. Es esencial comprender que la amenaza del modelo extractivista no se limita a las fronteras de una alcaldía, un estado o un país, sino que está más allá, y se sustenta en un “sistema que devora la democracia y el planeta, y hasta pone en peligro su propia existencia” (Fraser, 2023).

Por ello, es nuestro deber mantenernos alertas y suscribir formas y modelos de ciudades sustentables, que fomenten relaciones armoniosas entre las personas y la naturaleza, estando conscientes de que estas acciones son cruciales para salvaguardar la vida en todas sus formas y así garantizar un presente y un futuro digno.

Referencias

Arceo, M., Pérez, A., y Delgado, G. (2021). El Pueblo de Xoco: de lo originario al mercado inmobiliario. Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales11(2), 101-113.

Ejea, G. (2016). Morfología urbana y mercado inmobiliario en la Ciudad de México, 1950-2010: una expansión por ejes (Tesis de doctorado, Universidad Autónoma Metropolitana, Ciudad de México). http://hdl.handle.net/11191/4728

Fraser, N. (2023). Capitalismo caníbal. Siglo XXI.

Infobae México (18 de febrero de 2024). Crece demanda de viviendas en periferia de la cdmx debido al incremento de costos en zonas centrales. Infobae Méxicohttps://www.infobae.com/mexico/2024/02/18/crece-demanda-de-viviendas-en-periferia-de-la-cdmx-debido-al-incremento-de-costos-en-zonas-centrales/

Programa Estatal de Desarrollo Urbano y Ordenamiento Ecológico Territorial (PEDUOET). Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Guanajuato, 28 de noviembre de 2014, Guanajuato, México.

Santos, C., y Aguilar, A. (2016). Expansión urbana en el suelo de conservación. En: Comisión Nacional para la Biodiversidad y Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, La biodiversidad en la Ciudad de México (pp. 127-138). Conabio/Sedema.

Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) (2023). Nuevo paradigma del ordenamiento territorial integrado en México: diagnóstico y proceso. https://www.gob.mx/sedatu/documentos/nuevo-paradigma-del-ordenamiento-territorial-integrado-en-mexico-diagnostico-y-proceso?state=published

Vásquez, A. (Comp.) (2017). Extractivismo urbano: debates para una construcción colectiva de las ciudades. Centro de Estudios y Acción por la Igualdad/Fundación Rosa Luxemburgo/El Colectivo.

Veltmeyer, H. (2017). Extractivismo: una discusión interamericana. Observatorio del Desarrollo, Investigación, Reflexión y Análisis6(17), 6-17. https://doi.org/10.35533/od.0617.hv

Viale, E. (2017). El extractivismo urbano. En: Vásquez, A. (Comp.) (2017), Extractivismo urbano: debates para una construcción colectiva de las ciudades (pp. 15-20). Centro de Estudios y Acción por la Igualdad/Fundación Rosa Luxemburgo/El Colectivo.


[1] Este fenómeno abarca la manipulación en la oferta y en los precios para favorecer a desarrolladores y entidades financieras, así como métodos ilegales en la adquisición y la construcción de propiedades, la complicidad de funcionarios públicos y la aprobación de leyes que las respaldan. Asimismo, tales prácticas, consideradas dañinas y abusivas, suelen implicar coerción y violencia (Ejea, 2016).

[2] Hace referencia a una estrategia de desarrollo sustentada en la apropiación de los recursos naturales en grandes volúmenes y alta intensidad (Veltmeyer, 2017).

[3] El OCSA es una herramienta que documenta y analiza la conflictividad socioambiental que detonan los megaproyectos extractivos en el territorio mexicano. Para más información, consultar https://ocsa.ibero.mx/

[4] Antes conocida como Ciudad Progresiva, y después Ciudad Viva.

*Maestro Asistente del Programa Universitario para la Sustentabilidad y colaborador del Observatorio de Conflictos Socioambientales de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México (OCSA).

Publicado originalmente en la IBERO

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