Ciudad de México | Desinformémonos. El 5 de noviembre del 2017 Pamela Gallardo Volante fue a un concierto de música electrónica en el kilómetro 13 de la carretera Picacho-Ajusco. Iba acompañada de su novio y 5 amigos. Nunca más se le volvió a ver.
Son casi 5 años que sus padres y hermanos no han dejado de buscarla, ya sea colocando carteles en lugares públicos, participando en manifestaciones y acciones para visibilizar a los más de 120 mil desaparecidos que se han acumulado en México, más de 50 mil en este sexenio.
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“Las autoridades y el gobierno tienen que reconocer que El Ajusco se ha convertido en un montículo de fosas”, señala Mari Carmen Volante, madre de Pamela y una de las más férreas buscadoras. “La fiscalía es omisa, no aporta ni un guante para las búsquedas, no avanza en ninguna investigación, las familias somos quienes debemos traerle resultados”.
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Esta semana concluyó una jornada más de búsqueda y remoción de escombros, desde febrero del 2024 a la fecha se han localizado 19 elementos óseos a 1 kilómetro del último lugar donde fue vista Pamela, pero aún no hay pruebas de ADN ni cotejo para saber si podrían ser o no sus restos.
El trabajo de las familias buscadores se enfrenta ahora a dificultades adicionales por el recorte de recursos en la Comisión Nacional de Búsqueda y el desmantelamiento del Centro Nacional de Identificación Humana.