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Día Mundial del Medio Ambiente: un llamado a rescatar las barrancas de la Ciudad de México

Nahum Elías Orocio Alcántara y Mónica Alejandra Guerrero Silva

Foto: Valentina González / IBERO

En el ajetreo cotidiano de la Ciudad de México (CDMX), es común olvidar nuestra conexión con la naturaleza que nos rodea. Sin embargo, debemos recordar que esta metrópolis se asienta en una cuenca rodeada por montañas y que, en épocas anteriores, fue un vasto lago. Enclavada en este entorno geográfico, existe una red de quebradas y cañones al sur-poniente de la CDMX, las barrancas, que han sido moldeadas por siglos de actividad volcánica y por la erosión fluvial. A pesar de estar inmersos en un paisaje urbano, estos espacios naturales siguen desempeñando un papel vital, ya que proporcionan servicios ecosistémicos indispensables para nuestra ciudad.

El sistema de barrancas de la ciudad se extiende por las alcaldías de Álvaro Obregón, La Magdalena Contreras, Miguel Hidalgo, Cuajimalpa y Tlalpan. Aunque se tiene un registro de 44, se estima que existen cerca de 100, algunas decretadas áreas de conservación, mientras que otras ya han sido alcanzadas por la mancha urbana (PAOT, 2022). Estos espacios desempeñan un papel estratégico en la dinámica del sistema hídrico de la ciudad porque capturan agua pluvial que recarga el acuífero, el cual provee un 70% del agua que se consume en la CDMX (DOF, 2010).

Durante los días con altos índices de contaminación que se han presentado en las últimas semanas de mayo de 2024, estos ecosistemas han sido fundamentales para capturar partículas contaminantes, ya que contribuyen a la purificación del aire y a la generación de oxígeno. Asimismo, son refugio para diversas especies, como la salamandra pie plano común (chiropterotriton chiropterus) o el gorrión serrano (xenospiza baileyi) (GODFf, 2012a); incluso en los límites urbanos, además de proveer lugares de encuentro y convivencia para las comunidades locales que comparten identidad, tradiciones y cultura.

A pesar de su relevancia ecológica y cultural, nuestras barrancas enfrentan graves amenazas que ponen en riesgo su existencia. La concepción errónea de estos espacios como inseguros, o simplemente como vertederos de basura, ha llevado a una negligencia generalizada en su conservación y protección. Esta percepción equivocada ha permitido que la deforestación y el cambio de uso de suelo avancen de manera descontrolada (Saavedra et al., 2007). Por otra parte, la expansión urbana “regular” e “irregular” ha exacerbado estos problemas, al presionar sobre sus límites naturales, comprometiendo su integridad y funcionalidad.

Para ejemplificar lo anterior, mencionemos el caso de la barranca Río Becerra Tepecuache, ubicada en Santa Fe, en la alcaldía Álvaro Obregón. Desde la década de 1930, la explotación minera de arena y tepetate atrajo la fuerza laboral hacia esta zona, lo que dio comienzo a un proceso de urbanización que se intensificó a partir de 1960 (Ramírez, 2012). La explotación minera cambió la configuración del espacio, lo que depreció los terrenos y los convirtió en basureros (GODF, 2012b). Con la expansión de la ciudad, estos terrenos recobraron valor y se convirtieron en el foco de megaproyectos de construcción, lo que ha provocado un crecimiento descontrolado de la población y ha transformado la región de una zona semirrural a una urbanizada y llena de corporativos (Celaya, 2021). Este crecimiento ha afectado tanto a las comunidades locales como a las barrancas, intensificando la desigualdad socioeconómica y desplazando a las comunidades originarias (Gómez, 2020). En la actualidad, la barranca Río Becerra Tepecuache está gravemente perturbada, con un río que la atraviesa, convertido en un basurero a cielo abierto, que recibe aguas residuales, genera fauna nociva, enfermedades y malos olores (Planeta B, 2019), provocando la pérdida de algunos de sus servicios ecosistémicos.

Diversas iniciativas han intentado conservar y restaurar esta barranca. La Asociación de Colonos de La Loma y la Asociación de Colonos de Santa Fe, junto con el Centro Ibero Ernesto Meneses, han mostrado un compromiso con la recuperación del espacio público y la reconstrucción del tejido social. La Asociación Civil CamBio ha liderado acciones de reforestación, en tanto que la Asociación de Scouts de Álvaro Obregón ha recaudado fondos para iniciativas de reforestación y compostaje (Ortiz, 2019).

A pesar de estos esfuerzos, los objetivos de restauración y conservación han sido limitados, debido a la falta de una estrategia integral que permita establecer una coordinación y un enfoque intersectorial que involucre a todas las partes interesadas en su restauración y conservación, incluidos los gobiernos municipales, estatales y federales, así como las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad local. Estas intervenciones tienen que abordar sin lugar a dudas los problemas de contaminación y desarrollo no planificado, que incluyen medidas de rehabilitación de los hábitats, así como acciones para promover el uso responsable y el disfrute público de estos espacios.

En este Día Mundial del Medio Ambiente, hacemos un llamado a todos los ciudadanos a unirse a las acciones de protección ambiental y a reconocer nuestra responsabilidad para mejorar la situación actual de nuestras barrancas. Es crucial que quienes habitamos la CDMX desarrollemos un interés genuino en la protección de estos espacios, ya que su preservación es fundamental para disfrutar un medio ambiente sano. Podemos unirnos participando en actividades de limpieza y reforestación y apoyando a organizaciones locales. Solo a través del esfuerzo conjunto y organizado de los ciudadanos, las organizaciones y las autoridades, podremos convertirnos en agentes activos de cambio.

Referencias:

Celaya, A. (2021). Río Becerra, del abordaje sectorial a un agente ambiental activo: transgrediendo las fronteras teórico-metodológicas de la arquitectura de paisaje. [Tesis de licenciatura Universidad Nacional Autónoma de México]. http://132.248.9.195/ptd2022/febrero/0822605/Index.html

Diario Oficial de la Federación (dof) (2010) Programa de manejo del Área de Valor Ambiental “Barranca de Tarango”. Secretaría del Medio Ambiente de la Ciudad de México. https://paot.org.mx/centro/leyes/df/pdf/GODF/GODF_22_07_2009.pdf?b=po

Gobierno del Distrito Federal (godf) (2012a). Decreto por el que se declara como área de valor ambiental del Distrito Federal, con la categoría de barranca, a la denominada “Barranca Becerra Tepecuache sección la Loma”. https://paot.org.mx/centro/leyes/df/pdf/GODF/GODF_22_07_2009.pdf?b=po

Gobierno del Distrito Federal (godf) (2012b). Programa Parcial de Desarrollo Urbano de la Zona de Santa Fe. https://paot.org.mx/centro/programas/zedec/c-santa_fe.pdf

Gómez, B. (2020). Pueblo Santa fe. Observatorio de Recursos Territoriales uam-Cuajimalpa. https://ort.cua.uam.mx/?page_id=1670

Ortiz Madariaga, L. (2019). El proyecto de recuperación de la barranca Tepecuache en Santa Fe: “Sin barrancas no hay ciudad”. Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, 8(16), 87-102. https://doi.org/10.15174/remap.v8i16.304

Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial de la Ciudad de México (paot) (2022). Barrancas. Página web de la paot. https://paot.org.mx/micrositios/sabias_que/BARRANCAS/index.html

Planeta B. (2019). Presas de ciudad de México altamente contaminadas: presa Becerra con peor índice. Planetab. https://www.planetab.com.mx/post/2019/03/26/presa-de-ciudad-de-mexico-altamente-contaminadas-presa-becerra-con-peor-indice

Ramírez, K. (mayo 20 de 2012). Santa Fe pasó de tiradero a joya urbana. Excélsiorhttps://www.excelsior.com.mx/2012/05/20/comunidad/835365

Saavedra, A., López, D., y Castellanos, L. (2007). Propuesta de Plan de Manejo y Conservación de la Barranca Río Becerra. CentroGeo. http://tenosique.centrogeo.org.mx/uploaded/documents/Diagnostico_PLAN_DE_MANEJO_BECERRA_Rev_2015_final_Aris_Dani

*Mtro. Nahum Elías Orocio Alcántara. Asistente del Programa Universitario para la Sustentabilidad de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

**Mónica Alejandra Guerrero Silva. Asistente del Programa Universitario para la Sustentabilidad y alumna de la Licenciatura en Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.

Publicado originalmente en la IBERO

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