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Desplome del metro no puede quedar impune, algo así no se puede repetir: vecinos de Tláhuac

Mauricio Rizo Guerra y Eduardo Salazar Sánchez

Vecinos, usuarios y familias afectadas de barrios aledaños a la estación Olivos, en Tláhuac, se movilizaron con la intención de rescatar la indignación ante el colapso de la línea 12 del metro el pasado 3 de mayo.

Ciudad de México | El lunes 3 de mayo alrededor de las 22:22 de la noche, aconteció el desplome de un tramo de la línea 12 del metro, en el que dos vagones colapsaron entre las estaciones Tezonco y Olivos. La tragedia dejó 26 fallecidos y aproximadamente 34 personas hospitalizadas, según informaron las autoridades de la Ciudad de México.

Cuando fue inaugurada, la línea 12 se concebía como la columna vertebral de los festejos por el Bicentenario y Centenario de la Independencia y la Revolución Mexicana en la capital. Sin embargo, desde su apertura en 2012, la obra rápidamente comenzó a dejar inconforme a la población, debido a que muchos usuarios se percataron de varias anomalías en la misma, como ruidos constantes de las vías al hacer su recorrido cerca de los hogares, y esto, a su vez, provocó preocupación entre los usuarios.

Desde que comenzó a operar, en octubre de 2012, el proyecto iniciado durante la administración del entonces Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Marcelo Ebrard, quien actualmente es el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), no ha dejado de generar polémica respecto a su construcción y funcionamiento.

En 2017, el diario “El Universal” difundió un artículo de opinión llamado “Línea 12, la herencia costosa de Marcelo”, donde informó que en el 2014, Mancera pidió el cierre de once estaciones del tramo elevado, pues un peritaje realizado por expertos reveló que existía peligro en el funcionamiento de la también llamada línea dorada, a consecuencia del rápido desgaste de los rieles y llantas de los trenes, esto por el uso incorrecto del sistema de fricción, en lugar del tradicional sistema utilizado en la Ciudad.

Después de los sismos del 2017

De acuerdo con el sitio del metro de la Ciudad de México, las afectaciones en la red del metro por los sismos ocurridos el 7 y el 19 de septiembre del 2017 fueron en instalaciones fijas, en este caso, por deformaciones en el trazo y perfil de vías (línea A y línea 12), fracturas en elementos de fijación de vía y descarrilamiento de trenes en la línea 12, pérdida de balasto por presencia de fisuras y hundimientos, desprendimiento de la catenaria, así como fugas en  tuberías de la red contra incendio.

Igualmente, las afectaciones en la línea 12, a causa del sismo, se dieron en la columna 69, en el tramo que va de Nopalera a Olivos. La columna quedó sin estribos y con el acero expuesto, por lo que tuvieron que hacer más reparaciones, tales como el apuntalamiento, inyección de resinas, retiro de recubrimiento, armado de refuerzo, cimbra para colado en incremento de sección y colocación de fibra de carbono en la parte superior, de acuerdo con la página oficial del metro.

Imagen tomada de la página oficial del metro

Días después de la “tragedia”, este equipo de reporteros tuvo la oportunidad de platicar con dos usuarias del metro, vecinas de San Lorezo Tezonco y estudiantes de la UACM, que han participado tanto en manifestaciones para repudiar este hecho como en los esfuerzos para crear consciencia acerca de lo sucedido con la misma línea 12.

Estrategias uacemitas para abrazar el duelo colectivo

En entrevista realizada virtualmente en este tiempo de pandemia, Emma Domínguez,  egresada de la licenciatura de “Historia y sociedad contemporánea” de la UACM, compartió una iniciativa que se creó con la finalidad de convocar a familiares de la tragedia para brindar su testimonio.

La idea, narra Domínguez, fue realizar un mitin en el que se convocaron a familiares de la tragedia, con el compromiso de visibilizar con la gente del pueblo lo que pasó y para no dejar impune este hecho. La protesta partió de un costado de Walmart, un contingente comenzó a avanzar por avenida Tláhuac sonorizando su caminar con un “sound system”. Dentro de la marcha, Emma contó que conoció a familiares de tres de las personas que fallecieron la noche del 3 de mayo.

Domínguez aseguró que los mismos policías que resguardaban la zona del metro estaban de acuerdo con la manifestación que se llevaba a cabo, pues reiteraban que “no era posible que solamente fueran 25 personas sin vida, que se contabilizaban hasta esos momentos”, ya que, desde los primeros minutos de lo sucedido, ellos miraban cómo sacaban a personas desmembradas, antes de que llegaran médicos y medios de comunicación.

Al llegar a la estación Periférico Oriente, la caminata se convirtió en plantón y Emma puso manos a la obra con lo que aprendió en su licenciatura, fue así que comenzó a recuperar testimonios usando la técnica de entrevista de historia oral. Explicó que la propia gente que estuvo en el plantón había denunciado desde 2017, después de los sismos, grietas en las columnas del lugar en donde sucedió el colapso.

Acciones para rescatar la visión de las personas

En palabras de Emma, las protestas fueron llevadas a cabo con la intención de crear un impacto y empatía en la sociedad. “La idea es seguir haciendo acciones para rescatar la visión de las personas”. De este modo, se organizó una colecta para las familias afectadas entre profesores del plantel Tezonco de la UACM que se encuentra a escasos metros de lo sucedido. “Yo misma le fui a dejar el dinero a los familiares, y con ello supe por voz propia de las experiencias. Sé del dolor por el que están atravesando”, dijo la egresada. También aseguró que, aunque está consciente de que el dinero no puede resolver la situación, considera que ese gesto fue un acto simbólico para abrazar el duelo de las familias afectadas. Y abundó que, según testimonios de las familias de las víctimas, el gobierno les “apoyó” inicialmente con diez mil pesos, y les invitó a firmar un pagaré para abrir una cuenta bancaria, con la promesa de depositarles otra suma que resultó fijada por la compañía de seguros del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STCM).

“No se puede quitar el dedo del renglón, tenemos que insistir en que no fue accidente, fue una negligencia; desde que se inauguró el metro, sabíamos que a Marcelo Ebrard se le comprobaron cuestiones fraudulentas, entonces, no se puede quedar impune, no podemos hacer como que -ya pasó y ya ni modo-, como pasó con los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Creemos que algo así no se puede repetir”.

La historiadora también reflexionó sobre el gobierno actual, y consideró que “no puede ser que ahora un gobierno hable del cambio, de la no corrupción, del no nepotismo, pues que se cumpla. Sabemos quién está detrás de todo esto, a lo largo del andamio de la línea 12 sabemos de todas irregularidades que ha habido en la línea”.

A raíz de lo sucedido, Domínguez explicó que habría que replantearse con qué calidad de servicios de transporte se cuenta en las periferias de la ciudad, así como de la importancia de continuar con movilizaciones que denuncien este crimen de Estado.

Fotografía tomada del Facebook de Emma Domínguez

Consecuencias colaterales

Lucía, quien prefirió omitir su nombre por cuestiones de seguridad, narró en entrevista que  “no es posible que con tanto dinero que recibe el metro a diario, el gobierno y las autoridades competentes no hayan hecho caso de las denuncias que se realizaron por parte de la ciudadanía, al advertir de las grietas que el metro presentaba luego de los sismos del 2017, precisamente en donde ocurrió el derrumbe la noche del pasado 3 de mayo.

“Millones de personas ocupan el metro a diario, cómo es posible que con todo ese dinero no se haya podido hacer el mantenimiento que se necesitaba en la línea o al menos en ese lugar donde fue el derrumbe, así como en todas las líneas que hay en la ciudad y que lo necesitan”, dijo Lucía.

La estudiante, consideró que esta situación también afectó, además de a las víctimas mortales, a miles de usuarios de manera muy drástica. Por ejemplo, dijo, los recorridos que ella solía realizar desde su casa a su trabajo solían durar menos tiempo y después del derrumbe sus trayectos cotidianos ahora son mucho más largos en cuestión de tiempo.

Lucía afirmó que su economía se ha visto afectada, pues ha tenido que utilizar aplicaciones de transporte privado que le absorben más dinero del que ella tenía presupuestado, “Pienso que no solamente las familias de los heridos y fallecidos han sufrido las consecuencias de esta negligencia, sino también lo hemos sufrido otras, aunque de manera indirecta. Si de por sí pago renta y con eso ya vivía muy ajustada con mi dinero, ahora también tengo que utilizar las aplicaciones de transporte privado para ahorrar tiempo al ir de un lado a otro, algo que antes del derrumbe no tenía presupuestado. Eso también es una consecuencia que me vino a pegar a mí”.

Por último, dijo Lucía, tuvo oportunidad de ver las manifestaciones que se han realizado tanto afuera de la estación Olivos como en un tramo de la avenida Tláhuac, y advirtió que es importante que este tipo de acciones no dejen de realizarse y que deben tener cobertura mediática porque es necesario hacer sentir el descontento de los vecinos y usuarios del metro.

“Para mí sí es importante que siga habiendo manifestaciones con la intención de visibilizar a las personas y hacerlas conscientes de que apoyen ante estas circunstancias difíciles, pues nosotros, como ciudadanos y usuarios, somos quienes brindamos el sostén en la economía del país y nuestros medios de transporte”, señaló.


*Este reportaje forma parte de un convenio con la Clínica sobre periodismo colaborativo de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) San Lorenzo Tezonco.

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