El turismo sexual infantil incrementó en los últimos años hasta convertirse en un “fenómeno endémico” a nivel global, favorecido por el aumento de las actividades de voluntariado y las negociaciones en convenciones en lugares aún remotos, apuntó un estudio de la organización ECPAT International.

La organización, que es una red dedicada a combatir la explotación sexual infantil, describe en el informe a Estados Unidos y Canadá como los países “de demanda”, pues suelen “enviar” al mundo a personas que, con posiciones como profesores, voluntarios o trabajadores humanitarios, abusan de niños en países como Camboya, Honduras, Haití, Kenia o Nepal.

Por otra parte, los países centroamericanos y latinoamericanos son los más vulnerables en el turismo sexual, pues los menores son atraídos con comida, ropa e incluso dispositivos electrónicos a cambio de mantener relaciones sexuales.

El estudio resalta que los conflictos armados de Latinoamérica y el aumento de poder de las pandillas callejeras facilitan el terreno para la impunidad de los abusos sexuales y menciona, por ejemplo, a un narcotraficante que celebró en Medellín, Colombia, una “subasta” de niñas que fueron vendidas al mejor postor.

El sudeste asiático, por su parte, continúa como una de las regiones con mayor concentración de explotación sexual por turistas, donde a países como Tailandia, Filipinas y Taiwán, destinos prototípicos de turismo sexual infantil, se le han sumado otros cercanos como Camboya, Indonesia y Vietnam, así como Laos, Mianmar y Timor Oriental.

La publicación del estudio coincidió con el 20 aniversario del primer Congreso Mundial sobre la Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes, celebrado en Estocolmo, Suecia, en agosto de 1996.

Con información de agencias