Colonia Rodrigo Carrasco, un espacio de tequio y comunalidad desde hace 40 años

Diana Manzo

Oaxaca, Oaxaca. El tequio, la lucha y la comunalidad son referencia en la colonia Rodrigo Carrasco, un espacio dador de vida fundado hace 40 años en Juchitán, Oaxaca, en el Istmo de Tehuantepec.

El nacimiento de esta primera colonia popular zapoteca, donde viven cerca de mil personas, surgió el 1 de mayo de 1983 como un acto de resistencia y derecho a una vivienda digna.

José Luis López, reportero de profesión, y su familia son fundadores de esta colonia y recuerda que durante el movimiento de lucha de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (Cocei) en los años 80, se organizó al pueblo para la defensa de los derechos laborales en las empresas y fábricas instaladas, se agrupó a los estudiantes en contra del aumento de los pasajes, y también se defendieron las tierras comunales.

El comunicador recuerda que las decisiones eran tomadas en la Asamblea General, que se realizaba desde El Campamento, una enorme enramada instalada en el centro del terreno que colinda con la carretera federal Panamericana.
 
“En este espacio las mujeres preparaban los alimentos, se tomaban las decisiones colectivas, se efectuaban eventos culturales con los integrantes del Centro Libre de Expresión Teatral y Artística (CLETA), fundado por el «Llanero Solitito», y además se realizaban actos religiosos por el sacerdote Arturo Lona Reyes y la vida en comunidad era distinta”, dijo.
 
El campamento fue destruido durante la incursión de las fuerzas armadas para el desalojo de los ocupantes del predio, pero tras la recuperación del territorio por intervención de los dirigentes, nuevamente la enorme enramada fue construida, y sobre ella fue colocada la bandera roja de la COCEI. Así nació esta colonia zapoteca.

Llamarla “Rodrigo Carrasco” fue en honor a un luchador social zapoteca, que fue asesinado en los años ochenta y que hasta el momento su crimen está impune. La colonia está dividida en 120 lotes donde las viviendas se construyeron en un espacio de 10 por 20 metros, además de cinco zonas.

Las calles llevan nombres en zapoteco, por ejemplo Bigose (zanate), Gugu (tortolita), Tangu yu (muñeca) y Guchachi (iguana), entre otros.

Por las mañanas sobre la avenida principal mujeres ofertan alimentos tradicionales simulando un mercado, y las y los vecinos los consumen y la comunidad siempre se hace presente.

“Venimos todas las mañanas a comprar alimentos, llegar a la colonia es revivir la comunalidad, y eso no lo vivimos continuamente”, cuenta López.

También cuenta con un centro recreativo infantil, un preescolar, una primaria y un espacio para eventos, así como un centro de salud y una capilla en honor al Cristo Rey, imagen religiosa donada por el arzobispo, Artruo Lona Reyes, quien siempre apoyó las causas solidarias durante su mandato.

Durante un foro celebrado para conmemorar los 40 años de vida, los fundadores de la colonia recordaron la creación del movimiento juvenil “Binni Cubi” (Gente Nueva), donde participaron Carlos Valente Sánchez, Flor Audelia González, Edén Marín, José Ángel Castillo, Inti, Consuelo y Emilio Montero.

 “Desde esta colonia escuché las primeras canciones de protesta, la música latinoamericana, Canto a Lorenza, el grito de Víctor Yodo Libertad, retumban en mi mente, como grito unísono de miles de personas, que exigían la presentación con vida de este luchador social, y que marcaron mi vida para siempre”, describió el también músico.

Y aunque los tiempos han pasado, la añoranza sigue presente, pues los hijos, nietos y bisnietos se consideran parte de este movimiento que catalogan como revolucionario.

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